lunes, 2 de junio de 2008

El Museo Histórico (Para Publicaciones del Sur)

Desde luego es cierto eso que dicen de que a perro flaco todo se le vuelven pulgas, y es que a nuestro Ayuntamiento todo le está saliendo mal. Les cuento:
Según tengo entendido, a primeros de septiembre de 2004, se firmó con un particular un contrato de arrendamiento por cuatro años de tres locales colindantes entre sí y anexos al Museo Histórico Municipal de la ciudad, para que fueran usados como ampliación de éste, haciéndose constar una cláusula resolutoria “sine qua non”, por la cual el contrato se otorgaría siempre que el arrendatario se comprometiera a llevar a cabo las obras de reposición de la cubierta de uno de esos locales. Al menos, que yo sepa, así se firmo. Esto significa, para que nos entendamos todos, que al firmar dicho contrato, el Ayuntamiento se comprometía a echar los techos de aquel local, por encontrarse, ya en aquel entonces, en avanzado estado de deterioro. Después de cuatro años sin que se haya hecho absolutamente nada, supongo que estarán incluso en ruinas. Esa condición obligatoria no se puede obviar de ninguna de las maneras, porque sin su cumplimento el contrato quedaría resuelto automáticamente, en detrimento de los derechos del arrendatario.
La obra de reformas del susodicho local, debían de haberse ejecutado por el Ayuntamiento, dentro del plazo contractual, es decir, en los cuatro años siguientes firmados a partir de septiembre 2004, y debían de ser supervisadas facultativamente con obra de fábrica y azotea, debiendo quedar finalmente en beneficio del propietario, renunciando el municipio a cualquier tipo de indemnización, si a la finalización del arriendo dicha obra no estuviera realizada, como lamentablemente ha sido al final.
Teniendo en cuenta que el mes de agosto de 2008, fecha límite acordada, se acerca inexorablemente sin que hasta el momento se haya cumplido la condición “sine qua non”, es fácil deducir que, o bien el Ayuntamiento se está planteando cancelar el contrato existente en la actualidad y pretende reducir, por tanto, las instalaciones del Museo, posiblemente para abaratar costos, en detrimento de los servicios prestados a los ciudadanos, quienes verán mermada la oferta cultural municipal, o simplemente es otra muestra más de dejadez y mala gestión, porque también me consta que de todo esto ha sido conveniente informado en varias ocasiones y de varias maneras diferentes, tanto personándose el interesado en la instalaciones del Museo, como a través de la correspondiente nota informativa entregada en registro general.
De momento, en calidad de ciudadano, estoy expectante a ver qué derroteros toma la cosa, pues lamentaría muchísimo que perdiéramos parte de las instalaciones del Museo Histórico. Estoy convencido de que a este tema no se le ha dado la importancia que merece, pues aunque es razonable pensar que las obras de reforma antes mencionadas, no se han realizado por no poderse afrontar los cuantiosos gastos que se originarían, no entiendo cómo no se ha producido, hasta el momento, ni siquiera una conversación entre el propietario y el arrendatario para discutir sobre la imposibilidad de cumplir lo contratado, y tratar de salvar las diferencias existentes. Esta dejadez, este desinterés, obviamente dificulta cualquier acuerdo, cualquier entendimiento entre las partes, pues el propietario no va a aceptar un pacto a prisas y corriendo para salvar, a última hora, el culo del político de turno. El propietario va a exigir, como es lógico, que el contrato se cumpla, y va a tensionar la situación tanto como le sea posible. ¿Se arreglará finalmente la cosa o perderemos parte de nuestro Museo? Lo dicho, estaremos atentos, a ver qué es lo que pasa.

1 comentario:

Franziska dijo...

Firmamos contratos que no cumplimos y entretanto, como es lógico, pagamos los alquileres. Este asunto no debe silenciarse. En mi opinión has shecho bien en publicarlo porque no es una minucia. Espero que nos mantengas informados.

Saludos cordiales.