Desde que entra en vigor la Reforma
Laboral en 2012 se puede observar, ya con cierta perspectiva, cuáles han sido
las consecuencias de sus medidas, obviamente nefastas para los intereses de los
trabajadores. Ahora sí que se puede afirmar que esta reforma ha servido para
favorecer el desempleo, puesto que se han incrementado el número de parados de
larga duración y se ha reducido la población ocupada, entre otros motivos por la
destrucción masiva del empleo, que obviamente se ha acelerado desde la entrada
en vigor de esta maldita reforma, de hecho, con ella, se ha agudizado en todas
las provincias, y muy especialmente en Cádiz, que ha perdido vergonzantemente gran
parte de su población ocupada, por lo que si antes estábamos mal, ahora estamos
realmente peor.
Por otro lado, también hay que denunciar
que el número de despidos se ha incrementado muy notablemente según los registros de los
juzgados de lo Social en toda España, que experimentan una subida que alcanza el 36,6%.
A partir de 2012 la población asalariada
comenzó a sufrir una reducción que no se ha detenido hasta la fecha. En
paralelo, el abuso de los contratos temporales alcanza sus niveles máximos a
partir de este año. De hecho, en los tres últimos años menos del 3,6% de
los contratos registrados son indefinidos, según el mismo estudio de CCOO en el
que me he basado. Las modalidades de contratación más precarias son las que
están ganando espacio, brotando los minicontratos, de menos de siete
días. El descenso de asalariados con contrato indefinido ha sido en la
provincia de Cádiz superior al 18,7%,
cifra que lamentablemente sigue aumentando.
La precariedad también se ha hecho
presente en este panorama desolador, puesto que tener un trabajo no significa
poder vivir dignamente, en muchos de los casos. Todos conocemos algún que otro
ejemplo de algún trabajador que a pesar de estar en activo, tiene la necesidad
de acudir a Cáritas para poder adquirir los alimentos que con su sueldo no se
puede permitir. Esto es algo sin parangón en la historia moderna de nuestro
país, una verdadera vergüenza para el gobierno que no ha sabido ni medir, ni
controlar los efectos nocivos de esta reforma tan dañina. El número de personas con muchas dificultades
para llegar a fin de mes, según la encuesta de Condiciones de Vida, se
amplia y pasa de suponer el 18,1% de la población al 26,1%, panorama aterrador. Y es que no sólo
cae la población ocupada, sino también los sueldos. La retribución media anual
de la población asalariada ha caído en torno a un 3,1% en el conjunto de España,
y es algo que se representa irrecuperable.
Y no solo cabe analizar el aumento de la
precariedad, sino que también ha aumentado lamentablemente la siniestralidad,
puesto que el miedo a perder el trabajo por parte de los trabajadores y los
recortes en seguridad laboral por parte de las empresas, para abaratar los
costos, nos han llevado a un aumento de
los accidentes de trabajo.
La reforma laboral de Rajoy ha sido
mala, lo he mantenido desde siempre, y para constatarse de ello solo hay que
analizar las estadísticas, que para eso están.
Ignacio Bermejo Martínez.
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