Me van a permitir que regrese a
este entrañable periódico donde tantas y tantas, tan distintas y dispares opiniones
se han vertido a lo largo de estos primeros 30 años de la existencia como San
Fernando Información, porque quiero, como no puede ser de otra forma, unirme a la
celebración, y además, hacerlo gozosamente.
Y digo regresar, porque lo cierto
es que fui articulista, Kiko Cuadrado me trajo, en aquellos tiempos en los que
el romanticismo aún luchaba por mantener viva la forma tradicional de llevar la
información a los ciudadanos, en formato papel, maneras que con la imposición
de las nuevas tecnologías ya ha quedado en desuso, porque casi todo el mundo emplea hoy los
medios digitales.
“Todo cambia y todo queda, pero lo
nuestro es pasar…” y nada más cierto que ese verso del célebre poema de
Machado, porque desde entonces, aprovechando el momento para echar la vista
atrás, han cambiado muchas cosas, no sólo la forma de transportar la información,
sino la propia información, la información como concepto, que obviamente ha
evolucionado hasta convertirse en un bien de consumo diseñado a capricho de
quien lo encarga. Esto es duro decir, pero es que ese es el defecto que tiene
la verdad, que es dura como una piedra, y lo cierto es que los medios se han de
adaptar a los tiempos y se han de poner ese disfraz, a veces mal llamado línea
editorial, para hacer fieles a sus clientes y poder subsistir en un mar de
competidores voraces, que te comen a la menor oportunidad, algo que no solo
ocurre en el periodismo, en casi todo, pero en el periodismo también.
Solemos decir hoy que disponemos
de mucha información, pero no es cierto. Atesoramos datos, solo datos, y estos no son en sí mismos información y ni
siquiera esta, la información, llega a ser conocimiento, porque somos incapaces
de discernirla, filtrarla, ordenarla, etc.
Hoy es necesario abrirse a diferentes fuentes de información, y procesarla
con el buen ojo del juicio crítico, para llegar al menos a tener una idea
cercana de lo que ocurre. Es una lucha en la que algunos se pierden,
volviéndose víctimas de la manipulación más burda y cruel. Pero también es cierto que esta nueva
información es generadora de nuevas ideas, de nuevas maneras de hacer las cosas
y avanzar. Hoy es más necesario que
nunca que, aquellos que realmente quieran triunfar, y no sólo me refiero al
ámbito empresarial o político, sino a la vida misma, tengan una gran sed de
información, porque sin esta, obviamente erraran el rumbo. La información no es
sólo un producto, sino que es una herramienta de poder indiscutible, que
utiliza el individuo en su lucha diaria de superación, y además, debe disponer
de la habilidad de asimilar esa información nueva, sabiendo que existen diferentes
puntos de vistas, sin los cuales, sería imposible evaluar su veracidad. La información, en la sociedad moderna, es
claramente un instrumento muy potente de gestión, hasta el punto que si puedes
controlar la información, puede controlar a la gente, y esto genera no pocas
guerras, la mayoría por debajo del felpudo, de las que no sabemos nada, ni
intuimos siquiera, pero que existen como la noche el día. Una lucha constante,
incansable, como la propia del universo en busca de su equilibrio.
Creo que este es el panorama actual,
por donde navega mi viejo amigo San Fernando Información, un barquito en el que, como ya dije antes,
tuve el gratísimo placer de embarcarme por un tiempo, y hacerlo con mucho gusto,
acompañado de otros que con el tiempo llegamos a forjar preciosas amistades.
Permítanme que recuerde el elegante susurro de las letras de Adelaida
Bordés, o la contundencia, la capacidad
y la solvencia de mi amigo José Antonio Rincón, o la siempre inteligente e irónica
pluma de Paco Frías, la maestría incontestable de Paco Carrillo, y la versada,
centrada lucidez de Kiko, compañeros de
travesía a los que sigo admirando y apreciando.
Feliz aniversario, mi querido
amigo SAN FERNANDO INFORMACION, te deseo de todo corazón buenos vientos,
capaces de inflar tus velas e impulsarlas con fuerza, para que navegues por ese
mar inseguro de tormentas y grandes holas, siempre con rumbo cierto y firme,
como hasta ahora, para que te arrimen a buenos puertos. FELIZ CUMPLEAÑOS y
gracias por aquel tiempo en el que me permitiste asomarme a tus ventanas y
hacerlo con la más absoluta libertad. Gracias por eso y por todo.
(Ignacio Bermejo Martínez)
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