viernes, 28 de agosto de 2009

La memoria histórica

Para muchos como yo, españoles que sólo podemos encontrarnos con nuestra memoria en el conocimiento correcto de la historia de nuestro país, no debería significar, de ninguna de las maneras, nada vergonzante ni reprochable el hecho de volver la vista atrás para mirar, para ver y saber. Todo lo contrario, debería ser algo saludable. Mirar hacia detrás es además un ejercicio de reflexión democrático pendiente que la sociedad ha de realizar para poder avanzar con paso firme hacia un futuro de convivencia en la pluralidad y en la diversidad de ideas y en paz.
Los hijos del presente no somos responsables ni culpables de nada de lo que ocurrió. Bien mirado, todos somos víctimas: los descendientes de aquellos que murieron sufriendo sobre sí el yugo opresor, y los de quienes encontraron en aquella situación un campo de oportunidades para progresar o para vivir simplemente, aunque fuese de forma desapercibida y en silencio, aceptando una realidad impuesta que les dolía.
Se está reclamando dignidad, se está pidiendo humanidad y respeto, reconocimiento, sin que se pretenda establecer un nuevo orden diferente al existente actualmente. Nadie pretende restaurar la sociedad eliminando los derechos que entonces se originaron de manera injusta, sino reconociendo aquellos que se obviaron.
Pienso que esos que tratan de borrar y olvidar nuestro pasado reciente exhiben al alzar sus crispadas voces el rubor de la vergüenza que sienten por ser quienes son, por seguir disfrutando de una posición privilegiada surgida de la ventaja que supuso el exterminio de la competencia y del antagonismo social.
Muchos conocemos, gracias a la literatura y la cinematografía, principales y casi exclusivos denunciantes de la injusticia de aquel tiempo, la existencia de acusaciones, chivatazos y soplos motivados por la avaricia o la envidia. Murieron muchos inocentes, inmolados y sacrificados para poder allanar el camino que luego otros recorrieron sin conciencia ni pudor, apropiándose o beneficiándose de lo que en otras circunstancias diferentes, en cualquier estado de derecho, jamás hubiera podido ser.
El usufructo de tierras o negocios, la propiedad de estos, a veces incluso el simple deseo de poseer a la mujer del otro, fueron causas injustas pero suficientes para fusilar, terrible y trágica consecuencia. Las almas de aquellos muertos, de aquellos que fueron sorprendidos y eliminados sin piedad ni corazón, no podrán descansar en paz hasta que alguien les devuelva, de una vez y por siempre, la dignidad que le enajenaron. No es justicia lo que claman. “Una vida vale siempre más que un trozo de madera”
No creo que nadie trate de dar marcha atrás para corregir los efectos injustos de aquellos actos criminales, porque todos somos inocentes y deberíamos tener nuestras conciencias limpias y tranquilas, todos, los que comenzamos a andar con cuarenta años de retraso y los que emplearon aquel tiempo para alzarse alto y volar como cometas. Tampoco ellos son responsables de nada. Son herederos de un pecado, pero no deben avergonzarse ni preocuparse, porque la vergüenza o la preocupación implica una cierta connivencia en la injusticia, y eso convierte en inmorales sus privilegios. Mirar atrás es necesario. Conocer la verdad para cimentar el futuro también lo es. Es una deuda pendiente, un ejercicio de reflexión y formación, una acción de comprensión y de empatización que originará tranquilidad y confianza, que garantizará la convivencia y la tolerancia como umbral necesario para diseñar un futuro estable en el que todos sepan, a ciencia cierta, que no nos dejamos a nadie atrás y que todos somos iguales, realmente iguales, en la sociedad y ante la ley.

6 comentarios:

Steki dijo...

Los argentinos también tenemos nuestra MEMORIA activa.
Muy bueno tu escrito, Ignacio.
Te dejo un fuerte abrazo.
BACI, STEKI.

Belén dijo...

Totalmente de acuerdo contigo, pero no se porqué hay tanto resquemor a hacerlo... se politiza y ahí es donde está el fallo...

Besicos

leoriginaldisaster dijo...

gran post, estoy contigo, debemos mirar atras para saber de donde viene el presente, si no, estaremos perdidos.
Todos somos iguales ante la ley del universo.. no la de las personas.

un saludo

Soledad Arrieta dijo...

Aquí en Argentina, a diferencia de lo que opina otra comentarista, creo que hace falta activar mucho más la memoria. No se trata de recordar la historia y pasarla por alto. Se trata de no volver a repetirla. Nunca más.

muchacha corazón de tiza dijo...

es que la memoria también tiene un compañero: el olvido, quizá haya ciertas partes de aquello que llamamos historia, en las que "unos cuantos" han decidido omitir aquello que no parece grato, pero la memoria quizá... conciente de su poder como justificadora de indentidad, siempre trae al presente lo que otros creen que se debe olvidar... y bueno, después de todo: "al pasado siempre se vuelve por un dolor"

Saludos.

YoSusan dijo...

Muy buen post.
Mirar atrás es necesario, pero sólo desde el presente con proyección de futuro, es lo deseable.
La clase política desgraciadamente cuando mira o cuando deja de mirar lo hace desde el interés para usar o no en beneficio propio. Y así nos va, perdiendo buenas oportunidades de aprender, corregir o hacer.

Un saludo