miércoles, 26 de diciembre de 2007

¿Qué celebramos en estas fechas?

La pregunta, a priori, podría parecer estúpida, pues cualquier cristiano me respondería al instante que el nacimiento de Jesús, la Natividad del Señor. Pero ¿cómo es que celebramos ésa efeméride si sabemos que no es cierto que el Señor naciera cuando creíamos? Según los grandes teólogos de nuestro tiempo, poco o nada se conoce de la infancia de Jesús. Algunos evangelistas, como San Pablo, se niegan a hablar de ella porque mantienen la tesis de que sólo ha de trascender la parte verdaderamente importante de la vida del Maestro, su vida pública, su muerte y su resurrección, posiblemente para evitar la tentación de convertirlo en un fetiche más de nuestra fe.
Creo que el hombre es un ser creyente por naturaleza, así se puede comprobar en las pinturas rupestres y en las más contemporáneas creaciones artísticas, en las que es relativamente sencillo descubrir la dependencia del ser humano a una fuerza superior que sostenga y guía su destino. El hombre es tan pequeño, tan insignificante en el mundo donde vive, y se encuentra tan sólo y desorientado, que es necesario para su supervivencia la idea de un dios poderoso donde sostenerse, alguien en quien crecer y en quien fortalecerse. El concepto de dios es necesario, e independiente a las distintas doctrinas religiosas existentes en el mundo, el hombre cree por naturaleza, aunque lo haga de forma pagana.
Por eso no coinciden las fechas ni los hechos históricos del nacimiento de Jesús, porque la Iglesia ha sido la gestora durante muchísimo tiempo de esta necesidad natural del hombre, y ha ido encajando, como si de un puzle se tratara, los distintos signos para convencernos de que aquel hombre que vivió y murió por el resto era verdaderamente el Hijo de Dios.
Los judíos basaban sus creencias en las Sagradas Escrituras, las que interpretaban escrupulosamente. Sólo aceptarían a un Mesías en cuya persona se cumplieran todas las profecías. Por eso José pertenece a la estirpe del Rey David, y por ello las cosas están ordenadas tal y como lo están.
Motivados en la idea de consolidar a Jesús como el Mesías esperado por el pueblo de Israel, algunos evangelistas, canónicos y apócrifos, se aventuran a contarnos su nacimiento e infancia, pero basándose en narraciones que ya existían anteriormente. Ellos sólo buscaban fortalecer la imagen de Jesús con un auto de fe que lo proclamara efectivamente el Rey de la Humanidad, pero lo cierto es que Jesús no nació en la fecha que celebramos y muy posiblemente ni siquiera lo hiciera en Belén, tal y como nos cuenta la tradición. Los hechos que nos narra Lucas sobre la anunciación del Arcángel Gabriel a la Virgen María, tal y como predican algunos sacerdotes, son demasiado similares a los acontecidos muchísimo antes a otra virgen desposada con un rey y que engendraría por obra del Espíritu al Profeta Isaías. ¿Y porque se cuenta así? Posiblemente porque en aquel tiempo, nacer de aquella forma tan singular, significaba realeza. Los reyes egipcios nacían así, engendrados siempre en vírgenes por obra del espíritu. Afirmar esto de Jesús implicaba por tanto concederle naturaleza real, algo necesario para ensalzarlo en busca de su condición Divina.
¿Tiene entonces sentido celebrar la Navidad? Para mí sí. Todo el sentido del mundo, pues pienso igual que Pablo. ¿Qué importancia tiene para mi relación personal con Dios la verdadera historia del nacimiento e infancia de Jesús? Lo verdaderamente importante es su ejemplo de vida y su mensaje. Palabras de esperanza y de salvación a las que no renunciaría por nada del mundo. Feliz Navidad.

jueves, 20 de diciembre de 2007

Divertida controversia

La mantenida por D. Manuel Zambrano y D. Enrique Montiel, en un periódico de la competencia, al hilo del incumplimiento de las promesas que hiciera en su día el PP a la Asociación de Vecinos Casco Histórico sobre la modificación del PEPRICH, caso de llegar a gobernar en San Fernando.
Divertida y sorprendente, sobre todo por la forma en que el Sr. Montiel defiende a Carmen Pedemonte, advirtiendo de que abrir cualquier discusión sobre sus incumplimientos electorales conlleva el riesgo de aplanar el camino hacia la alcaldía de López Gil, algo que dice ciertamente de una forma que parece como si nos estuviera advirtiendo de la llegada del temido lobo, faltando claramente al respeto de todas aquellas personas que votaron al PSOE y, por supuesto, también al candidato, quien por cierto, quiero subrayar que fue el legítimo ganador de las ultimas elecciones y el que está demostrando una mayor coherencia política.
Muchísimo más interesante me parece la respuesta del Sr. Zambrano, mostrando claramente un sentido más democrático, pues además de respetar y reconocer al partido de la oposición como una opción lícita, válida y posible para gobernar, como cualquier otra fuerza política legar que libremente se presente a los comicios, se reafirma en sus postulados sobre el lamentable plan urbanístico encabezado por la Sra. Pedemonte, opinando con libertad y exhibiendo una claridad mental realmente envidiable. Coincido con él al opinar que nadie debiera escudarse en un pacto (de contenido desconocido), y muchísimo menos justificarse con no ser la Alcaldesa. Obviamente no lo es, pero sí la responsable del área urbanística, sin que haya tenido los jarretes necesarios para cambiar la política mantenida hasta el momento por el PA, antes tan criticada por ella misma, a pesar de tener poder para hacerlo.
A este segundo escrito responde el Sr. Montiel con otro en el que reitera su defensa al gobierno local, justificando la subida de los impuestos con el encarecimiento de una retahíla insufrible de artículos de alimentación. Confiesa el escritor que el mismo Alcalde le ha mandado una carta para explicarle los números de la subida. Para mi gusto, una forma algo pretenciosa de comenzar el escrito, pero allá cada cual. No obstante, tanto besar la oreja del poder establecido me llevan a poner en tela de juicio las opiniones de ésta ilustre persona, pues aunque tiene todo el derecho del mundo para decir lo que le venga en gana, que para eso hay libertad de expresión, opino que debería de hacerlo con mayor independencia, dicho esto con todo el respeto del mundo.
No obstante, el más divertido de todos estos escritos es el último, firmado por la mismísima Sra. Pedemonte, quien se suma al carro de las opiniones en prensa, pero para defenderse personalmente, reprendiendo de forma sesgada al Sr. Zambrano, a quien culpa de falta de lealtad, restregándole su amistad, y bla bla bla. ¿Chantaje emocional? Patético. Realmente lamentable para una política de su talla.
La Sra. Pedemonte no debería de entrar al trapo de nadie que opine sobre su gestión política en el Ayuntamiento. Creo que debería mostrarse muchísimo más tolerante con las opiniones de los ciudadanos descontentos, más incluso de éste, quien al margen de ser, al parecer, un gran amigo suyo, es una persona a tener muy en cuenta por su valía personal. Ella debería entender que es carne de cañón, le guste o no. Para eso se presentó y para eso ejerce como Jefa de Urbanismo. Soportar las críticas al cargo que ostenta entra dentro del sueldo.
Nunca llueve a gusto de todos, y lo del PP, lo reconozcan o no, ha sido una rotunda bajada de pantalones.Feliz Navidad a todos.

martes, 11 de diciembre de 2007

La caverna.

Existe un punto de inflexión en la historia particular de algunas personas tras el que la dignidad humana que le es propia por naturaleza es vencida, y las convierten, irremediablemente, en animales que obedecen la voz de su amo. Son los nuevos esclavos. Se trata de un instante en el que la vida pierde todo su valor, y que sería del todo insuperable, a no ser que se cuente con una poderosa luz interior que, independientemente de la anulada y maltrecha que tenga su voluntad, guíe al hombre y lo ayude a trazar una nimia línea que rija sus pasos sin sentido hasta lograr alcanzar una situación mejor, en la que todo su martirio haya pasado.
Y es que, por más que no queramos reconocerlo, por más que escondamos la cabeza debajo del ala para no tener que mirar, la esclavitud y la trata de personas existe hoy día para vergüenza de nuestro tiempo y de nuestra sociedad. ¿Qué son sino esas jóvenes que traen engañadas para ser explotadas sexualmente? Ellas pertenecen a un mundo corrompido del que no podrán escapar sin poner en peligro sus vidas.
Las más afortunadas, aquellas que cuenten con esa luz interior que les ayude y les de fuerzas, conseguirán de alguna forma volver a valorar sus propias vidas por encima de la constante humillación que sufren, pero ¿qué pasará con aquellas que sean incapaces de enfrentarse a su tragedia? Seguro que morirán.
Existe otra clase de esclavos que, siendo menos llamativos que las prostitutas, sienten también en sus carnes la opresión y el látigo del egoísmo desmesurado de gente sin corazón que no tienen escrúpulos. Son carne de negreros que no dudan en explotarlos sin respetar sus derechos laborales ni sociales. Mal llamados empresarios, que pisotean a sus trabajadores y se nutren de su sangre imponiendo jornadas interminables en las que se trabaja sin descanso, con salarios ridículos que sólo dan para subsistir de mala manera, con toda la inseguridad y los riesgos del mundo. Estos trabajadores también son maltratados psicológicamente con el chantaje de perder el puesto de trabajo si no entran por el aro, además de sufrir otros abusos, como ser extorsionados para que el embaucador pueda enriquecerse ilícitamente. Estos trabajan hasta la extenuación, hasta perder la óptica de cualquier horizonte posible. Cuando todo se torna negro e infinito, también alguno de ellos sienten dentro de sí esa poderosa fuerza que les sirve como resorte para mantenerse de pie y revelarse. Es la esperanza, la ilusión de que ese momento pasará y todo recabará en justicia y felicidad. En ello radica la esencia del valor. Ésa es la dignidad humana. Cualquier hombre independiente, nunca debería ser privado de la libertad, de su libertad abstracta y absoluta, una libertad que a veces se pierde por su capacidad de amar y entregarse a los demás.
Contra estos explotadores, no existe lucha ni ayuda posible. Los gritos de socorro brotan desde el alma de su gente, pero son gritos mudos que nadie puede oír, sólo quienes han gritado así alguna vez pueden entender de qué se trata. Son alaridos sin sonido que escapan por los ojos. Miradas que nacen cuando no quedan fuerzas para las palabras. No existen quejas, y aunque ceder ante la dominación pudiera parecer un acto de rendición, es todo lo contrario. En la derrota de la voluntad, en el despotismo del otro, en el clamor del cansancio y en esos gritos callados, se forja el ímpetu más poderoso que jamás pudiera sentir el hombre que sabe que todo pasará, y cuando así sea, se elevará hasta un lugar donde nunca más volverá a ser vencido. Sólo la carne del hombre puede rebajarse a la esclavitud. Jamás el alma. El alma es el arma más poderosa y temible de que dispone. Aquellos que no la respeten, terminaran siendo pisoteados, execrados para la comunión de los justos, cuando éstos decidan que ya es tiempo de salir.

martes, 4 de diciembre de 2007

Problemática de la zona azul.

La zona azul en la Isla está generando problemas que por lo visto nadie había previsto y de los que alguien se tendrá obligatoriamente que hacer responsable, por ejemplo, el que padecemos los vecinos de la calle Mazarredo desde que Gravina y Maestro Portela se han señalizado como zona azul, y es que, al margen de que estacionar en Mazarredo está prohibido, y de hecho incluso han multado en alguna que otra ocasión, retirando los vehículos con la grúa, la única zona cercana para aparcar es Gravina o Ancha, y nos vemos obligados, obviamente, a pagar por hacerlo, si no queremos dejar el coche en las quimbambas. Ello significa que sufrimos los mismos problemas de los considerados residentes sin que nos reconozcan esta condición. ¿Es justo? No se trata de protestar por tener que pagar obligatoriamente para poder aparcar, sino de exponer el problema que se nos ocasiona, sin quererlo ni comerlo, a los que vivimos en la calle de en medio, donde a pesar de no poderse aparcar lícitamente, nos vemos también imposibilitado de poderlo hacer porque la calle se colapsa diariamente de vehículos que buscan estacionamiento gratuito, incluso siendo ilegal y arriesgándose a ser multados. Todo esto agravado con la actitud del listo de turno que sabe perfectamente cómo eludir los impuestos y la forma de evitar los permisos pertinentes para montar una empresa, y que emplea por toda la cara la bocacalle Mazarredo - San Rafael para publicitar los vehículos que constantemente pone en venta, usando la esquina como un escaparate gratuito, en detrimento de los derechos de todos los vecinos y del resto de comerciantes que ven como ése se lucra ilícitamente empleando la calle pública como un negocio privado, sin que las autoridades hagan absolutamente nada por evitarlo.
La calle Mazarredo no es zona azul, no puede serlo, pero teniendo en cuenta que se colapsa a diario de vehículos mal aparcados por haberla rodeado de calles que sí lo son, ¿no sería justo considerarnos a los vecinos de ésta como residentes? Yo creo sinceramente que sí, pues al encerrarnos entre dos calles zona azul se repercute muy negativamente en las posibilidades de encontrar estacionamiento, un derecho que ya adquirimos al pagar el impuesto de circulación. ¿O no? La norma es la norma, y está para ser aplicada y cumplida, indiscutiblemente, pero cualquier reglamento que se precie, debería tener la suficiente mano izquierda como para aplicarse con justicia, pues su interpretación estricta podría incurrir en situaciones de desigualdad e injusticia, como la que sufrimos los vecinos de Mazarredo por esta circunstancia en la que seguro no pensó antes nadie. Supongo que como nosotros, habrá más personas en la Isla, y ello es fruto de la improvisación y la mala gestión a la que nos están acostumbrado, lamentablemente, este equipo de gobierno que no da una a derechas.
Visto lo visto, exijo la categoría de residentes de todos los afectados por la zona azul, sean vecinos reales o de aproximación , para afrontar con justicia la repercusiones negativas que nos originan y poder aparcar sin tener que gastarnos una fortuna diaria. Estoy convencido de que esto es lo lógico y coherente. De todas formas, tampoco creo que seamos tantos, ni que mermemos por ello las arcas municipales, que últimamente padece una vorágine de apetito económico que no recordábamos desde hace muchísimo tiempo, con esto de tanto recaudar y subir los impuestos. Es obvio que la Isla no llega a fin de mes y no creo que sea porque los ciudadanos no paguemos. San Fernando es una de las localidades más pobladas, y por tanto, de las que más ingreso generan, ¿Cómo entonces ocurren estas cosas?

jueves, 29 de noviembre de 2007

Cuestión de empatía

No sé si se habrán parado un momento a analizar la situación política de nuestro país, o también habrán sido víctimas como la mayoría de españoles, de la tolvanera mediática que alimenta constantemente la confrontación y el galimatías entre el gobierno y los distintos partidos políticos de la oposición, que sólo sirve, al margen de enriquecer a las grandes empresas de la información, para desestabilizarnos y confundirnos a los ciudadanos hasta el punto de que nadie sabe a ciencia cierta a qué atenerse.
Los políticos se culpan habitualmente, unos a otros, de mentir al tratar de vendernos sus ideas, pero existen ocasiones en las que cuando todos están diciendo lo mismo, continúan tirándose los trastos a la cabeza. Eso es lo que no entiendo.
Un ejemplo reciente lo tenemos con los últimos ataques sufridos por la Corona a consecuencia de las manifestaciones de varios radicales. Que yo sepa, los dos partidos más importantes han coincidido en salir en defensa de la real institución, y aún así, han estado empleando este tema como arma arrojadiza entre ellos. ¿Cómo se pueden enfrentar incluso cuando coinciden? La cosa, creo que radica más que en las diferencias ideológicas, un factor hoy por hoy, dada la globalización, de menor importancia, en una mala empatía entre los principales dirigentes, siendo estos incapaces de identificarse intelectualmente entre ellos, porque se ven tan distantes y diferentes que no se entienden ni aún cuando dicen lo mismo.
Esta falta de empatía se trasmite a los afiliados, a los simpatizantes y a la población en general, siguiendo una pauta de crecimiento espiral que trata de fragmentar la sociedad, lo que considero un grave error del que no sólo los políticos son los culpables, pues parte de la responsabilidad de las graves repercusiones que se deriven de esto, debería recaer en los medios de comunicación.
“En río revuelto, ganancias de pescadores”. ¿Y qué es sino en un río revuelto en lo que se ha convertido el escenario político? Los pescadores obviamente, son los grandes medios de comunicación social.
Esta confrontación sin tregua entre partidos, que debiera ser la esencia de la democracia, falla en lo fundamental: en la honradez, la honestidad y la lealtad que los dirigentes debieran mostrarse entre ellos y al pueblo, pues hacen o dicen cualquier cosa con tal de conquistar el poder. A veces, declaraciones imprudentes e irresponsables. Nadie mide las consecuencias de sus actos, y esa paranoia se contagia a otros segmentos de la sociedad donde todos se posicionan a uno u otro lado, incluso el poder judicial. Cualquier juez, a nivel personal, tiene derecho a pensar como le dé la gana, pero cuando se inviste de su cargo para ostentar su poder, las ideologías deberían quedar al margen, pero lamentablemente vemos a diario que esto no es así.
Ellos, como todos, padecen este problema de la falta de empatía y se suman al carro de los que alimentan esta turba que nadie sabe donde terminará. Yo, visto lo visto, me he propuesto para el próximo año no hablar de política ni con mi familia ni con mis amigos. Con nadie a quien le guarde un mínimo de aprecio volveré a hacerlo, pues la falta de empatía puede llevarme al error de dejar de querer a esas personas por el mero hecho de opinar diferente. No deseo que este mal generalizado repercuta en mi vida privada, por tanto, me cuidaré muy mucho de sus lamentables consecuencias. Estoy convencido de que es una neo enfermedad para la que de momento no existe tratamiento. Cuidemos de no contagiarnos.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Mi amado Otileugim

Estaba mi amado Otileugim sentado sobre un cerro de un inmenso jardín contemplando el paisaje completamente ensimismado; tanto, que llamó mi atención.
-¿Qué miras Otileugim?- le pregunté acrecentada mi curiosidad por su quietud.
-Miro esos pájaros- me respondió sin extraviar ni un ápice su atención.
Tratando de respetar el momento, me senté a su vera y escruté el horizonte buscando con la mirada el motivo de su ensimismamiento. Vi los pájaros a los que se refería. Eran normales, como cualquier otro que hubiera visto anteriormente, y como aquellos, también piaban alborozadamente, y saltaban juguetones entre las ramas de los árboles.
-¿Qué tienen de especial?-pregunté al fin, rompiendo el silencio tras esperar unos minutos.
-Me cuentan cómo es el Paraíso.- Aquella respuesta me sorprendió. No me la esperaba de un niño que apenas había cumplido los cinco años.
-¿El Paraíso? ¿El Edén? ¿Aquel lugar de donde fueron expulsados Adán y Eva?
-Sí- dijo sin reparar siquiera en mi asombro.
Ambos volvimos a concentrarnos en la bucólica escena que se desarrollaba ante nuestros ojos, aunque debo reconocer que yo no alcanzaba a entender en plenitud todo el sentido de sus palabras.
-¿No sabes que Dios es nuestro padre?- me preguntó de repente.
-Sí, claro que lo sé- respondí quedando a la espera de una más amplia explicación.
-Entonces, si lo sabes, ¿cómo dudas de su amor?. Ningún padre deja de amar jamás a sus hijos. Por ello sé que aquellos que son fruto del amor nunca fueron expulsados del paraíso. Todos continuamos dentro, aunque no seamos conscientes de ello, sólo fuimos castigados con no poderlo disfrutar hasta que no seamos capaces de embriagarnos del amor verdadero. El paraíso es este lugar donde vivimos y que compartimos con otros seres que no fueron castigados. Dios no echó nunca del paraíso a esas aves. ¡Míralas! Observa lo felices que están. La única diferencia entre ellas y nosotros es que aunque compartamos el mismo tiempo y el mismo espacio, no tienen que ganarse el sustento con el sudor de la frente. No están malditas. Nosotros sí. Por eso ellas son felices, porque todo les es dado y no tienen preocupaciones. Nosotros en cambio debemos trabajar para poder vivir y eso marca la diferencia, porque quien debe trabajar para vivir, es víctima de las preocupaciones mundanas y de otros males adjuntos que nos corrompen el alma, como la envidia o el egoísmo. Si no tuviéramos que trabajar para vivir, no tendríamos que preocuparnos de nada, pues todos tendríamos lo suficiente y, por tanto, no existiría la envidia ni el egoísmo, y seríamos capaces de ver la belleza del mundo en el que vivimos, este jardín fastuoso donde deberíamos de ser felices.
Aquella reflexión que Otileugim me relató, me sorprendió aún más que la primera frase que me dijo. Quedé tan asombrado que dudaba de que aquellas fueran palabras salidas de la boca de un ser tan pequeño. Mi volví para mirarlo, quizás más asustado que sorprendido, y para mi mayor confusión, el niño había abandonado el cerro donde había estado sentado y corría dirección a una pelota. -¡Vamos, vamos! Juguemos un partido- me pidió mientras sonreía tan alegremente como aquellos pajarillos. No podía creerlo. Lo miré en la distancia, escrutando su minúscula presencia, queriendo ver algo distinto de lo que ciertamente veía, que no era más que la inocencia de un niño que quería jugar, como todos.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Cementerio de Elefantes

La frase no es mía. Me la comentó un familiar en el transcurso del partido San Fernando-Sevilla C, celebrado el pasado domingo en Bahía Sur, en el que gracias a Dios empatamos, cuando lo que merecíamos era perder por goleada, y me pareció que definía a la perfección en lo que se está convirtiendo el San Fernando, un equipo que cada día está peor, y no sólo por los resultados tan adversos cosechados, sino por la mala imagen que está dando en el terreno de juego.
Los jugadores son profesionales dignos de ser respetados en todo momento, pero eso no les da derecho a esconderse y quitarse la pelota de encima, como hacen algunos de ellos. Me evitaré, muy mucho, de señalar directamente a ninguno, entre otras cosas porque ellos saben quienes son, y porque la afición ya se encarga de hacérselo saber cada domingo, sin que sirva para que el entrenador se dé por enterado.
“A perro flaco, todo se le vuelven pulgas”, eso le pasó al Club Deportivo, pues el chaval que mejor estaba jugando se lesiona de una forma tan espectacular que a todos se nos puso la piel de gallina, recordando el episodio tan reciente y trágico acaecido en el Sánchez Pizjuan. Se trataba del joven Regino, que debutaba de forma admirable en la banda derecha. Justo cuando pensábamos que por fin esta zona estaba perfectamente cubierta, Regino salta para disputar un balón y se golpea en la cabeza. Trata de incorporarse, se tambalea peligrosamente y cae fulminado semiinconsciente. Ahí es donde empezó lo peor del partido, unos acontecimientos que se fueron sucediendo, para dejar en evidencia las muchísimas carencias que padece nuestro club.
Lo primero, los voluntarios de la Cruz Roja, tres jóvenes que no tenían ni idea de lo qué tenían que hacer. El balón lo tiran fuera para que Regino fuese atendido, pero estos voluntarios, en vez de atravesar el campo, ante la posibilidad de que peligrara la vida del jugador, lo rodean en una carrera absurda. Los pobres, poco más pudieron hacer, salvo cargar con la camilla, pues era evidente que ninguno de ellos era médico. ¿Qué pintaban entonces allí? ¿Dónde estaba la ambulancia? La Cruz Roja debe entender que para atender los terreno de juego, es necesario mucho más que la buena fe de sus voluntarios. Con eso sólo no basta.
Cuando por fin llegan al lugar y lo suben en la camilla, lo trasladan a la salida del estadio y allí se tiene que quedar el lesionado esperando, sin que nadie pudiera realmente atender su estado de salud, ni siquiera tapándolo con una manta para que no se enfriara. Todo un espectáculo esperpéntico que bien pudo costar un disgusto. Gracias a Dios que no fue así y sólo se trató de una conmoción celebral leve, de lo que todos nos alegramos ¿Servirá esto de escarmiento para que no vuelva a ocurrir? Espero que sí.Para colmo de males, cuando se llevan a Regino, el equipo se descontrola. Cosa humana y comprensible, pero en el desconcierto nos empatan, y además, se apagan las torretas de los focos, tal y como pasó en el partido anterior, dejando a oscuras el terreno de juego. De esto no diré nada, no vaya a ser que se enfade el delegado de deportes y diga que esas torres funcionan a la perfección y que han superado con creces las pruebas AENOR de calidad. Las mismas que han superado el césped y todas las instalaciones. ¿No te jode?. Pues eso, lo dicho: El San Fernando, un cementerio de elefantes.

lunes, 5 de noviembre de 2007

Una propuesta industrial

¿Se ha fijado que en la planicie de salinas que se extiende por delante de la Sierra de San Cristóbal están instalando aerogeneradores o molinos de viento? Supongo que, como es lógico pensar, servirán para aprovechar la energía eólica que se produce en esta zona de Andalucía, lo cual es una buenísima noticia, pues esta es una excelente fuente de energía alternativa que servirá para paliar, en buena medida, los efectos nocivos y contaminantes que producen las otras fuentes energéticas clásicas, además de cuenta con la ventaja de ser una fuente de energía renovable, motivo más que suficiente para motivar la inversión, tanto pública como privada, en la investigación de estos recursos inagotables. Invertir en investigación para potenciar esta nueva manera de producir energía es apostar por el progreso y el bienestar de la sociedad, ya que es una forma de afrontar la crisis energética que se presagia, a tenor de que las fuentes de energías que nos abastecen en la actualidad, son muy contaminantes y están limitadas.
Nuestro actual modelo económico, que se fundamenta principalmente en su continuo crecimiento, exige irremediablemente una demanda proporcional de energía para sostenerse, y teniendo en cuenta que las fuentes de energía fósil y nuclear se agotan, es más que previsible que en un futuro próximo la demanda no pueda ser atendida. Por eso es tremendamente interesante investigar otros nuevas maneras de obtener energía. Éstas son las energías alternativas, y entre ellas, la eólica.
En la actualidad se busca aforadamente soluciones para resolver la crisis energética inminente, implicándose en ello las mentes más brillantes de nuestras universidades, al mismo tiempo que crece en la sociedad una mentalidad conservadora respecto del medio ambiente, sobre todo, a lo que al cambio climático se refiere. Todo esto, nos lleva a pensar que las energías renovables son, al margen de un seguro de vida, una magnifica manera de invertir y de producir riqueza.
Y es aquí donde hago una sugerencia que puede que les resulte irreverente, pero que a mí me parece una buena idea, dado que en la Bahía de Cádiz estamos más que hartos de oír la expresión reconversión industrial, sin que hasta la fecha nadie haya sido capaz de hacerla realidad llevándola a la práctica, posiblemente por la dificultad que entraña buscar un producto alternativo donde ocupar nuestra industria. Es por ello que me pregunto, y lo hago gritando a los cuatro vientos para que puedan oírme: ¿No sería una buena idea, dada la importancia creciente de las energías renovables en nuestra economía, que esos molinos de vientos o aerogeneradores que estamos importando desde el País Vasco, los fabriquemos aquí?. Si en Cádiz somos capaces de fabricar barcos, armas, coches, aviones, etc..., ¿no vamos a ser capaces de fabricar molinos? Es más, estoy seguro de que la tecnología necesaria está al alcance de los ingenieros que fueron capaces de diseñar el famoso MEROKA. Fabricar molinos tiene que ser, obligatoriamente, muchísimo más sencillo, y aunque a priori pudiera parecerles una idea un tanto quijotesca, no deja de ser una forma de afrontar ese gigante tan temido del desempleo y de la desindustrialización que sufrimos desde hace unos años. Dediquémonos a fabricar e instalar molinos de vientos y a vender la energía que podamos producir. Nuestro viento nos está ululando la promesa del porvenir por el que debemos luchar. No sé, es sólo una idea ¿Por qué no?

jueves, 25 de octubre de 2007

Valores morales.

Considero preocupante el grado de intolerancia que muchos respiramos cuando vertemos con libertad nuestra opinión sobre el estado de las cosas.
Lamentablemente hay todavía quien se afierra con furor a su verdad “relativa” y la defienden como si se tratara de la verdad “absoluta”, sin tener en cuenta que ésa misma verdad, sea cual sea, vista desde otro prisma distinto, desde otra óptica personal diferente, puede llegar a entenderse como una falsedad o una mentira, sin que realmente lo sea. Por ello, no se debe de tachar a nadie de embustero o mentiroso sólo por opinar de otra manera, pues hacerlo, es poner de manifiesto nuestra intolerancia. Y somos intolerantes, porque en verdad aún no hemos aprendido a vivir en democracia, pues no hemos podido deshacernos del lastre psicológico que nos ancla a nuestra historia.
Considero que la democracia bien entendida es una doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno, por tanto, es lógico que entienda que vivir en democracia es no esperar pasivamente a que me cuenten la realidad política del momento y exigir que se cuente conmigo, con mis opiniones y mis pareceres, con mis razonamientos, mis dudas, mis ilusiones y proyectos, y no simplemente con mi voto. Por ello escribo estos artículos, porque desde ellos puedo opinar sobre lo que ocurre, y no sólo opinar, sino criticar, defender, apoyar, etc. ¡Eso es democracia! ¿Alguien lo niega?. Espero que no.
Esta doctrina, que vértebra y posibilita la convivencia en paz de los pueblos, debe entender como único instrumento válido para el entendimiento entre los hombres la palabra, pero siempre que sea usada como base de un diálogo carente de cualquier violencia. La violencia no es sólo lo que practican los terroristas y los violentos. Existen otras violencias muchísimo más sutiles, difícil de detectar y por tanto de denunciar, pero igualmente execrables, que martiriza a los hombres y los deteriora. El insulto, la marginación, los malos tratos, la mentira, la corrupción, el abuso de poder. Todas estas manifestaciones de la violencia humana deben ser radicalmente desterradas de nuestra convivencia diaria, y el único arma que se ha de emplear es la palabra limpia, la verdad como instrumento, la transparencia.
Hablar desde el respeto y el reconocimiento de nuestras diferencias nos llevará a tolerarnos. Quizás no lleguemos a entendernos porque nuestras posiciones estén tan enfrentadas que el entendimiento sea imposible, pero aún así, si realmente disponemos de un talante profundamente democrático, comprenderemos que la convivencia es posible, si no desde el entendimiento, sí desde la tolerancia y el respeto.
Digamos lo que queramos con libertad plena. Opinemos con honradez con la intención de participar en la sociedad de forma activa. Mostrémonos al mundo tal cual somos, sin miedo a ser tachados de nada, ni de escandalizar a nadie. Esforcémonos en escuchar y respetar a toda persona con la que convivamos, en nuestra casa, en nuestra ciudad, en nuestro país, en nuestro mundo, aunque lo que manifieste sea todo un disparate, porque aquello que creemos un disparate, visto con otros ojos, desde la otra óptica, puede plantearse como una verdad irrefutable. La convivencia ha de ser forzosamente posible, y a ella sólo llegaremos profundizando sin cinismo y sin hipocresía en el concepto de democracia. Seamos por tanto muchísimo más tolerantes con nuestros semejantes y con sus ideas, y cuidemos de fomentar la justicia, la honradez, el respeto, la libertad... y todos aquellos valores que cimientan nuestra moral.

domingo, 14 de octubre de 2007

La Ley de la Memoria Histórica.

Hay que ver la que están dando los de derechas con la entrada en vigor de la Ley de la Memoria Histórica. Parece como si con ello quisieran refrescar el franquismo como contraposición, y eso es realmente ridículo, porque lo cierto es que ni los del PSOE son un resquicio del bando republicano que perdió, ni los del PP son los herederos de Franco.
Luis del Olmo explicó el significado de esta ley, desde la sensatez y la honradez que le caracterizan y que tanto echo de menos en la España de hoy. Según él, sólo se pretende tratar de la misma forma a todos los muertos que cayeron por España, sin distinción de bando. El PP ha de reconocer que hasta ahora sólo nos hemos acordado de los que cayeron del bando nacional, y eso, a tenor de que los efectos nocivos de aquella guerra deberían de estar ya más que superados, es un tanto injusto, pues tan españoles eran los unos como los otros. Visto así, no es tan problemática esta ley. Opino que en su trasfondo sólo encierra una oleada de generosidad para aquellos que con la derrota lo perdieron todo: sus vidas, sus familias, y hasta su memoria. Creo que puede ser hasta positivo revisar la historia de aquella afrenta y recordarla como una guerra entre hermanos. Algo terrible que no se debería repetir jamás.
En virtud a un criterio parecido, la misma Iglesia pretende homenajear a todas las víctimas religiosas que perecieron derramando su sangre y entregando sus vidas por la fe, celebrando una multitudinaria beatificación próximamente en Roma, y a nadie parece molestar. A mí tampoco, pues me parece hasta lógico que así se haga, pero con ello ¿no hace la Iglesia lo mismo que trata de hacer el gobierno? Pienso que es hasta saludable, y por tanto no deberíamos escandalizarnos ni por lo uno ni por lo otro, los españolitos del presente, como digo, ni somos los descendientes de Carrillo y La Pasionaria, ni los herederos de aquel régimen dictatorial.
No obstante, lo que sí me resulta lamentable, es que nuestros políticos no se den cuenta de que con esta afrenta reavivan unas minorías muy radicales que creía del todo desaparecidas, pero que aún siguen existiendo para vergüenza de todos, porque supongo que así será tanto para el PP como para el PSOE que un grupito de exaltados increpen al Presidente del Gobierno el día de la Hispanidad con banderas fascistas y al son del cara al sol. Estos energúmenos son tan exaltados y violentos como los republicanos que quemaron la foto del Rey, y si todos los políticos se desdicen de los segundos y dan muestras de apoyo y de lealtad al Rey, también deberían criticar lo primero, sobre todo los seguidores de Rajoy, porque de no hacerlo, estarían trasmitiendo la errónea idea de que en el fondo realmente se sienten representados por aquella banderas con águila que ondearon en el pasado. Yo no digo que no haya oposición. Eso sería una aberración estúpida. La oposición es necesaria en democracia, pero lo que sí pido es una oposición muchísimo más sensata, menos injuriosa, muchísimo más leal y cívica, y por supuesto, menos sucia. Aquí no debería valer todo, tal y como parece. A mí me da la sensación de que el PP no se acostumbra, o no sabe ser oposición. Probaron lo que significa gobernar en democracia y pretenden hacerse con el poder a cualquier precio y eso no puede ser. Prueba de ello es el ridículo video que han editado con el “Somos España” , como si ellos solos, cual “Pueblo de Israel”, fuera los dueños del Estado. ¡No señor! No somos España. Sólo somos españoles, y no le corresponde en absoluto a Rajoy dar ese mensaje de Estado usurpando la función de Su Majestad. Él no es el Rey, ni encarna a España, por tanto ese video es un insulto para Don Juan Carlos y para todos los españoles.

jueves, 11 de octubre de 2007

Se fue Manolo Fando.

Se marchó Manolo Fando, y lo hizo desde la sencillez y la humildad que le caracterizaba. Mariano, el amigo que siempre lo quiso como si fuera su propio hermano, nos fue informando a todos los demás del trágico y lamentable devenir de su imparable enfermedad. Esperábamos que la noticia se produjera en esta última semana, pero ello no significó, en absoluto, que estuviéramos preparados para recibirla. Cuando al final sucedió, nos dolió como un pellizco en el alma, y no pudimos evitar que se nos escapara alguna que otra lágrima por el sentimiento de dolor que inevitablemente sufrimos.
Sólo diré de él dos cosas. La primera es que es cierto que a Manolo, tal y como dijo el Padre Salvador en la homilía de su sepelio, la muerte lo sorprendió con el faro encendido. Quienes lo conocían saben perfectamente qué quiero decir. Él no bajó jamás la guardia. Jamás se rindió, e incluso en los momentos más malos, en aquellos en los que el dolor y las faltas de fuerzas apagaban su vida, se guardaba un ápice de esperanza apoyada en la fe que tenía. Manolo era un hombre de fe, un hombre de fe profunda, esa fe que no se estudia ni se aprende, que sencillamente se siente. Una fe que es la más verdadera, porque a partir de ella se desarrolla toda la vida.
Conmovía verlo rezar a la Virgen, rogándole el milagro que todos deseábamos. Su mirada alcanzaba una dimensión difícil de entender, y desde ella le rogaba a su Madre que le concediera un poco más de tiempo, y lo hacía con la humildad del hombre bueno que sabe que al final las cosas son como son.
Jamás se rindió, al menos para quienes vimos los toros desde la barrera, dando testimonio de un ánimo envidiable. Era absolutamente consciente de lo que tenía, pero ni tuvo miedo ni se dejó vencer. Luchó hasta el final, hasta que no pudo más, haciendo gala, quizás sin que lo supiera, del ser extraordinario que verdaderamente era.
No me considero viejo, aunque peine ya algunas canas, pero creo que puedo afirmar, desde mi experiencia de vida, que los hombres más importantes que he conocido, han sido al mismo tiempo, curiosamente, los más sencillos. Manolo era sencillo, por tanto, fue uno de esos grandes hombres que nunca olvidaré, porque de alguna forma consiguió dejar una profunda huella que no puedo explicar.
Lo segundo que necesito decir de él, es que no tenemos que considerar su muerte como el final de su historia. Él perdurará por siempre en la memoria de todos sus amigos, que fueron muchos por cierto, y en la de su Hermandad de la Vera Cruz. Con su calidad humana impregnó muchísimos lugares donde siempre estará presente, uno de ellos la Abacería, en la que siempre será recordado como el hombre afable con quien compartíamos una buena copa y mejor conversación. Estará allí, en el ambiente, presente en las fotos que lo recordarán siempre, y eso es en esencia la más cierta resurrección. Será inevitable ir a casa de Mariano, o a la Capilla Vieja del Cristo y no recordarlo. Posiblemente, ni siquiera hará falta que lo mencionemos para que esté presente entre nosotros, en nuestro pensamiento.
Quizás mis palabras no sirvan de consuelo para quienes le amaban, para su mujer y sus hijas, para sus más íntimos amigos, pero aún así creo que es justo que quede constancia de que el pasado martes, día 9 de Octubre de 2007, dejó este mundo un gran hombre y un gran cofrade que supo ganarse el cariño de muchos. Lo echaremos de menos con el cariño de la amistad más desinteresada y cierta. Manolo Fando murió, tristemente no pudo vencer la enfermedad que sufría. Todos lo lamentamos de corazón y lo recordaremos con afecto. Era una buena persona, un hombre sencillo de calidad notable que se hizo merecedor del mejor homenaje posible. Descansa en paz, amigo, y que Dios te tenga ya en su Gloria.

martes, 2 de octubre de 2007

Monarquía Parlamentaria.

Desde mi humilde columna, quiero sumarme a las voces que están proclamando últimamente que es absolutamente cierto que la monarquía parlamentaria que sustenta nuestra Constitución ha determinado el más largo periodo de estabilidad y prosperidad en democracia vividos por España. Afirmación que hago exenta de cualquier tipo de resentimiento histórico y sin el moderno sentir republicano que parece invadir la actualidad social de nuestro país.
El debate que plantean las fuerzas nacionalistas más radicales cuestionando la monarquía parlamentaria o la república, como espero que comprenderán, no es en absoluto gratuito. Insultar a la corona es el latigazo mediático con el que consiguen desviar la atención y atacar los pilares más fundamentales del estado español. No se trata de insultar al Rey ni a la Casa Real, sino de atacar a nuestra democracia desestabilizando y dividiendo a las personas de bien.
España, la España que define la Constitución, es una monarquía parlamentaria, y por tanto cualquier diseño de estado diferente al regulado es sencillamente ilegal. Otra cosa distinta es que se planteara un debate para modificar la Constitución, y actuando desde la legalidad vigente, acogiéndonos escrupulosamente a la formalidad regulada en nuestras normas, se propusiera una modificación del país y de los órganos de representación y gobierno más relevantes. Ello es posible, y yo diría que hasta saludable, pero hoy por hoy creo que es imposible porque sus resultados distarían muchísimos de ser medianamente justos, dada la influencia negativa y la presión a la que esos radicales someten a la población española, especialmente a los políticos.
La bandera de España es la bicolor, no la tricolor. Es cierto que exhibir la republicana debería de ser considerado como una reivindicación para que la Constitución se modifique, pero los republicanos no deberían caer en la trampa que los radicales nos están tendiendo a todos, pues lo que pretenden es destruir España, con independencia del modelo de estado que tenga.
Como ciudadano de a pie protesto contra todos aquellos alcaldes, sean de la ideología que sean, que se niegan a usar en sus ayuntamientos la bandera de España, porque con ello sólo ponen de manifiesto el poco respeto que tienen a la democracia y a la legalidad.
Igualmente resulta indignante que una determinada clase social use los símbolos nacionales como adornos para identificarse y diferenciarse, apropiándose de nuestros símbolos para ridiculizarlos al convertirlos en despreciable gestos de pijería. Nuestra bandera es muchísimo más importante que un estúpido “te lo juro por la Snoopy”, por tanto esos clasistas no debería apropiarse de los símbolos, y menos desvirtuar su verdadero significado. Los símbolos son de todos los españoles, sin diferencias. El pueblo así lo siente, y discrepa de esos cuyos ideales exhiben en sus estiradas y engominadas cabelleras peinadas hacia detrás, su bolso, o en su cinturón de marca. (Sé que saben exactamente a qué tipo de personas me refiero) Y lo peor de todo, lo de ese friki que tienen en la COPE dando bandazos y palos de ciego. Es tan radical y tiene tal sin sentido que se ha metido en un berenjenal del que la Conferencia Episcopal no debería dejarlo salir inmune. Federico Jiménez Losantos ha ofendido directamente a la monarquía desde uno de los medios de comunicación más importantes de España. Ha insultado al Rey, y lo justo es que pague por lo que ha hecho. Más aún, a tenor de las declaraciones de cariño y adhesión a la corona que ha realizado el alto estamento clerical, porque de exaltados ya estamos hartos.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Bicentenario de las Cortes.

Lo cierto es que la Isla ha brillado estos días con los actos programados como celebración de la conmemoración del Bicentenario de las Cortes. Hay que hacer algo para revitalizar la ciudad y ésta fiesta simpática y atrayente que ha venido a sustituir a aquella más antigua del Cerro de los Mártires, parece haber dado con la clave para poder aspirar a ser uno de los acicates más importantes que reactiven nuestro turismo hasta las cotas de rentabilidad que todos deseamos. Por otro lado, también es interesante profundizar en nuestras raíces históricas, pues hacer eso no deja de ser una buena forma de invertir a la larga, por tanto, mi más sincera enhorabuena por la idea y felicitaciones a todos los responsables que la están haciendo posible año tras año.
También es justo destacar la buena gestión y predisposición que ha demostrado una vez más ACOSAFE en la organización de la Feria de la Tapa, actividad paralela al Bicentenario, que sin tener nada que ver con éste, se ha sabido coordinar a la perfección con el programa establecido, sumándose a la fiesta para hacerla más grande si cabe. Pienso que eso ha sido un gran acierto, muy positivo, que demuestra que se está en el camino.
Casi un sobresaliente para la Guardia Salinera, un voluntariado que destila isleñismo por los cuatro costados y que se ha convertido en el alma y en la protagonista indiscutible de la celebración por mérito propios. Desconozco si ésta entidad está subvencionada en parte con fondos municipales, pero el detalle tampoco es relevante, pues muchas de las cosas que se hacen en esta Isla con dinero público, sólo sirven para despilfarrarlo o malgastarlo, pero en este caso, el gasto estaría bien justificado y bien empleado. No obstante, si esta Guardia Salinera se financia con medios propios, elévese ése casi sobresaliente a Matricula de Honor sin lugar a dudas, pues entonces estaríamos hablando de personas tremendamente generosas y entregadas a un pueblo por unos lazos de amor sin igual, ante los que yo me tendría que descubrir inevitablemente.
Ya puestos a felicitar, no debería olvidarme de una de las personas más sobresalientes en San Fernando en los últimos tiempos. Me refiero al Profesor Hernández Lora, quien está realizando una encomiable labor con la Agrupación Musical Municipal, llevándola a cotas insospechadas. Enhorabuena por su trabajo y por la “profesionalidad” de todos sus entusiastas músicos, porque con su dedicación están consiguiendo sonar casi como una banda sinfónica. Para terminar, me van a permitir criticar algunos aspectos de la organización, pero con un sincero afán constructivo. Por ejemplo no me parece bien que se organicen actos a los que sólo se pueda asistir por invitación, tales como el tentadero del viernes, la novillada del Sábado, la corrida Goyesca del lunes, y el Acto Institucional, pues da la sensación de que están organizados para un grupo de gente seleccionada: “¿Los enchufados de siempre?”. No digo que sea así, pues es posible que existiera alguna forma de obtener una entrada, pero yo la desconozco. Ruego, por tanto, que si es posible asistir a estos actos, publiciten convenientemente la manera de poderlo hacer. Si no se puede, y como parece son ciertamente para ésa clase privilegiada de políticos, amigotes de éstos y allegados, que no los incluyan en el programa oficial de los actos públicos, ni los organicen ni publiciten con dinero del consistorio. Nada más.

martes, 18 de septiembre de 2007

Contradicciones Políticas

Cuando nos referimos al ámbito local, no hablamos de políticas de izquierdas ni de derechas. La política local, la que se ejercita y se desarrolla en nuestro ayuntamiento, es una política lineal y directa, que se fundamenta principalmente en la gestión de los recursos y en la atención de las necesidades propias de la localidad. Es esto precisamente a lo que se resume el gobierno, que se desarrolla casi siempre al margen de parámetros ideológicos.
Los ideales políticos no son lo más importante en este contexto, pues lo que el ciudadano procura al ejercer su derecho al voto, es capacitar a personas que considera eficaces, capaces de solventar sus problemas.
Si se tiene esto en cuenta, hay que reconocer forzosamente que el urbanismo ocupa el papel más relevante en la definición de política local, tanto es así que, con independencia del color de la ideología del partido o partidos que gobiernen, éstos serán definidos por el urbanismo que practiquen.
El urbanismo, en absoluto debería ser una ciencia de dominio técnico al alcance solamente de los especialistas, sino la expresión más útil y lógica de la gestión de los gobernantes para satisfacer la mayoría de las necesidades del pueblo, teniendo en cuenta que éstas son principalmente estructurales. Personalmente considero que tampoco debería entenderse el urbanismo como una mera cuestión arquitectónica o constructiva, ya que como digo, es la acción fundamental del gobierno local.
A tenor de esto, si son los políticos los máximos responsables del urbanismo en las ciudades que gobiernan, y al mismo tiempo es su más importante responsabilidad, todos estaremos de acuerdo en reconocer que el ciudadano se inclinará por uno u otro político en función del diseño urbanístico que ofrezca en sus programas.
A los ciudadanos de a pie nos importa poco la ideología política de los partidos que votamos en las elecciones locales. Ésa es la pura verdad. A la mayoría de los ciudadanos, lo que nos importa es la medida en que nos satisfacen nuestros políticos y responden a lo que les exigimos y esperamos de ellos. Quizás sea por esto, por lo que nos sentimos tan desconcertados y defraudados, porque en las pasadas elecciones municipales se sopesó principalmente la política urbanística que el Partido Andalucista estuvo defendiendo a lo largo de su anterior legislatura y la mayoría optó por una alternativa diferente en busca de un cambio. El cambio finalmente se ha producido mediante un pacto, pero lamentablemente sólo con la intención de mantener el poder y a cualquier precio, sin mirar realmente los intereses de los ciudadanos.
Yo no comprendo qué clase de gobierno local tenemos en base a que es el urbanismo lo que lo conceptúa principalmente. ¿Acaso lo verdaderamente importante es mantenerse en la poltrona sea como sea? ¿Un gobierno que se vende puede ofrecer garantías serias para que le confiemos el diseño de la ciudad que queremos, o acaso ha renunciado a esto porque ha sido este el precio que ha tenido que pagar precisamente? ¿Qué pasa con el proyecto de las torres de la Casería? ¿Ahora no es interesante crecer en altura y antes sí? ¿Reconocen ahora que todos los que protestamos contra el PEPRICH teníamos razón? ¿Y el PP? ¿Qué nos tiene que decir a los ciudadanos respecto del tranvía? ¿Ya no es ilícito partir la ciudad en dos? ¿Cómo se puede mirar a la cara de los ciudadanos sabiendo que se han convertido en los cómplices de aquellos a los que tanto criticaron y a quienes antaño quisieron incluso enjuiciar?

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Así es la Isla.

Sales a la calle cualquier día de estos para comprar, por ejemplo, un alargador para el teléfono porque resulta que a tu mujer se le ha metido este fin de semana cambiar de sitio todos los muebles del salón y ahora te queda corto.
¿Adónde vas? En la Isla, a San Rafael, Rosario y Real. No hay mucho más. Son las cinco de la tarde, hora taurina, y la más apropiada para el humor de perros que se te va agravando en la medida que te vas dando cuenta de que en este pueblo, a esa hora, todos los establecimientos están cerrados. Compruébenlo, así es.
Ya no digamos si, para colmo, estamos en el mes de agosto. En una tarde de agosto ni se le ocurra salir para comprar algo, no ya a las 5, ni a las 6, ni a las 7. En agosto, en la Isla, no abren ni las iglesias. Si es en el mes de agosto, le aconsejo que directamente se vaya a Camposoto, a la Playa del Castillo y se pegue un baño. Por lo menos aprovechará el tiempo.
Así es la Isla, eso es lo que somos en la actualidad: una ciudad que se muere en su propia arrogancia, que se jacta de ser el centro de la bahía por importancia industrial e histórica, y que no es capaz de enterarse, de una puñetera vez, de que los ratones nos han entrado hasta la cocina. ¡Que no! ¡Que ya nos somos ni la sombra de lo que fuimos!
Luego te pones a oír la radio, o a leer la prensa, y te das de bruces con los que tenemos un humor acerado y mordaz, esos que presumimos constantemente de tener muchísimo ingenio y somos capaces de solventar cualquier problema con tremenda rapidez. Torerillos de barrera que jamás hemos pisado el ruedo de la política, a la que tanto criticamos y de la que culpamos de todo, aunque en verdad no tengamos ni idea de lo que hablamos, señalando al político de turno que ha metido la pata. En este caso tendrías que buscar al delegado de tiendas abiertas, o al de control de stocajes de los almacenes, para culparlo de no poder encontrar el maldito cable que te hace falta, y al tiempo hacerle un traje a medida, o sea, ponerlo vestido de limpio por su inoperancia y su ineficacia, pero resulta que no hay delegado que valga para esto de que las tiendas tengan un horario más flexible y una oferta más amplia. Te preguntas en este caso ¿a quien hay que quejarse? ¿De la madre de quien te acuerdas por estar todas las tiendas cerradas y en la única que has encontrado abierta no tengan lo que buscas?
Criticar a los políticos es lo fácil. Reconozco que muchas veces caemos en ello a sabiendas de que no son realmente los responsables de todo lo que ocurre, pero a pesar de ello lo hacemos porque viste mucho eso de enfrentarse a los que mandan.
No diré que no haya quien se merezca enviarlo de patitas a su casa, que los hay, incluso a otros lugares muchísimo más escatológicos, pero ellos no son los responsables de que la Isla, ésa Isla de antaño que todos recordamos, se esté convirtiendo inexorablemente en lo que han venido a llamar, la neo “Bahía Sur”, una pedanía, quizás un barrio de Cádiz, a la que no le tose ni Dios.
La culpa de que la Isla esté como está, es de los cañaíllas en general, y de ésta maldita mentalidad de funcionarios que aún tenemos. Aquí todos aspiramos a comer de la olla grande, hasta los comerciantes, que se han acostumbrado a vender sota, caballo y rey, y se han olvidado de detallar como hacen los buenos vendedores. Por eso se está convirtiendo la Isla en una ciudad dormitorio, que en verdad es más de lo que nos merecemos.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

¿Y ahora qué?

Es falaz la actitud de buena parte de la administración de este país. Prueba de ello, el pobre inmigrante de origen rumano que se tuvo que prender fuego frente a la Subdelegación del Gobierno de Castellón, en presencia de su familia, mujer y dos hijos, para reclamar una ayuda económica, a modo de préstamo, que le permitiera regresar a su casa. Es increíble que sólo ante hechos abruptos como este, se reactiven las conciencias dormidas de quienes pueden hacer algo, y se muevan a favor de la gente.
Estamos siendo testigos, una y otra vez, de que siempre, siempre, siempre, por poco que nos esforcemos, se puede hacer algo más, de hecho, el problema de este inmigrante, en vista a los hechos, se ha solventado sobre la marcha, y cuando antes le negaban 400 míseros euros para poder regresar, ahora lo atienden en uno de los mejores hospitales de España a cuerpo de rey, aunque para ello se haya tenido que quemar el 70% de su cuerpo, y a su familia se la ha hospedado en un centro de acogida cercano al hospital, para que puedan visitarlo, y le están prestando asistencia psicológica. Me pregunto ¿era necesario hacer esto para que le prestaran un poco de atención? ¿Es justo esto? ¿Por qué de un momento a otro son capaces de montar todo este espectáculo mediático mostrando al mundo entero su eficacia y lo rápido que actúan ante las tragedias, cuando lo que verdaderamente pretenden es publicitarse como gobernantes, exhibiendo lamentablemente una falsa humanidad? Si hubieran hecho bien su trabajo desde el principio, este hombre no habría llegado a tal extremo, y lo que hubiera supuesto en principio una mísera ayuda de 400 €., no se habría convertido en la cifra millonaria que ahora costará este suceso al Estado. ¿Quién se hace responsable de todo ése dinero despilfarrado que ahora se tendrá que pagar en atenciones medico sanitarias y en indemnizaciones? ¿Por qué no se puede obligar a dimitir a los políticos o despedir a los funcionarios responsables de esto, que han dejado más que patente su incompetencia?
La verdad es que hay veces que los hechos rayan lo insólito, para vergüenza de muchos. Lo justo sería indagar sobre quien o quienes fueron los responsables de solventar estas situaciones y atajarla al principio, para evitar que terminara en la tragedia en la que ha desembocado. Habría que buscar a quien o quienes no supieron ver las muestras de desesperación de este hombre, y hacerles pagar por ello, porque alguien que se hace el sordo ante los problemas de los demás, más aun de un indigente, no es digno de trabajar en la Policía, en Asuntos Sociales, o en la Cruz Roja, entidades que en este caso quedan en entredicho por estar en manos de personas sin escrúpulos que no saben realizar su trabajo como debieran, o no quieren hacerlo. Seguro que a estos no se les va a olvidar extender la mano para trincar su paga a final de mes. Un jornal que no se merecen, porque no se lo han ganado con honradez. Díganme: ¿Es necesario que se tenga que matar un trabajador para que en una obra cualquiera se empiece a utilizar los medios de seguridad obligatorios? ¿Dónde están los inspectores que aparecen tras la muerte y nunca antes? ¿Es necesario que tenga que morir un futbolista en el terreno de juego para que nos demos cuenta, de una puñetera vez, de que el fútbol es sólo un deporte y nada más? ¿Es necesario que las empresas tengan que cerrar y dejar en el desempleo a miles de trabajadores para que el gobierno se preocupe de reactivar la economía de una determinada zona? ¿Por qué siempre, siempre, siempre, se espera que sucedan las tragedias para adoptar medidas? ¿Por qué no nos podemos adelantar alguna vez y presumir de ser competentes sin tener que lamentarnos? Desde luego el hombre es el animal que siempre, siempre, siempre, tropieza con la misma piedra. El único bicho de la creación que no aprende, por más inteligente que sea. Nuestro egoísmo es superior a nuestra inteligencia. Es obvio.

Es falaz la actitud de buena parte de la administración de este país. Prueba de ello el pobre inmigrante de origen rumano que se tuvo que prender fuego frente a la Subdelegación del Gobierno de Castellón, en presencia de su familia, mujer y dos hijos, para reclamar una ayuda económica, a modo de préstamo, que le permitiera regresar a su casa. Es increíble que sólo ante hechos abruptos como este, se reactiven las conciencias dormidas de quienes pueden hacer algo, y se muevan a favor de la gente.
Estamos siendo testigos, una y otra vez, de que siempre, siempre, siempre, a poco que queramos, se puede hacer algo más, de hecho, el problema de este inmigrante, en vista a los hechos, se ha solventado sobre la marcha, y cuando antes le negaban 400 míseros euros para poder regresar, ahora lo atienden en uno de los mejores hospitales de España a cuerpo de rey, aunque para ello se haya tenido que quemar el 70% de su cuerpo, y a su familia se la ha hospedado en un centro de acogida cercano al hospital, para que puedan visitarlo, y le están prestando asistencia sicológica. Me pregunto ¿era necesario hacer esto para que le prestaran un poco de atención? ¿Es justo esto? ¿Por qué de un momento a otro son capaces de montar todo este espectáculo mediático mostrando al mundo entero su eficacia y lo rápido que actúan ante las tragedias, cuando lo que verdaderamente pretenden es publicitarse como gobernantes, exhibiendo lamentablemente una falsa humanidad? Si hubieran hecho bien su trabajo desde el principio, este hombre no habría llegado a tal extremo, y lo que hubiera supuesto en principio una mísera ayuda de 400 €., no se habría convertido en la cifra millonaria que ahora costará este suceso al estado. ¿Quién se hace responsable de todo ése dinero despilfarrado que ahora se tendrá que pagar en atenciones medico sanitarias y en indemnizaciones? ¿Por qué no se puede obligar a dimitir a los políticos o despedir a los funcionarios responsables de esto, que han dejado más que patente su incompetencia?
La verdad es que hay veces que los hechos rayan lo insólito, para vergüenza de muchos. Lo justo sería indagar sobre quien o quienes fueron los responsables de solventar estas situaciones y atajarla al principio, para evitar que terminara en la tragedia en la que ha desembocado. Habría que buscar a quien o quienes no supieron ver las muestras de desesperación de este hombre, y hacerles pagar por ello, porque alguien que se hace el sordo ante los problemas de los demás, más aun de un indigente, no es digno de trabajar en la policía, en Asuntos Sociales, o en la Cruz Roja, entidades que en este caso quedan en entredicho por estar en manos de personas sin escrúpulos que no saben realizar su trabajo como debieran, o no quieren hacerlo. Seguro que estos no se les va a olvidar extender la mano para trincar su paga a final de mes. Un jornal que no se merecen, porque no se lo han ganado con honradez.
Díganme: ¿Es necesario que se tenga que matar un trabajador para que en una obra cualquiera se empiece a utilizar los medios de seguridad obligatorios? ¿Dónde están los inspectores que aparecen tras la muerte y nunca antes? ¿Es necesario que tenga que morir un futbolista en el terreno de juego para que nos demos cuenta, de una puñetera vez, de que el fútbol es sólo un deporte y nada más? ¿Es necesario que las empresas tengan que cerrar y dejar en el desempleo a miles de trabajadores para que el gobierno se preocupe de reactivar la economía de una determinada zona? ¿Por qué siempre, siempre, siempre, se espera que sucedan las tragedias para adoptar medidas? ¿Por qué no nos podemos adelantar alguna vez y presumir de ser competentes sin tener que lamentarnos? Desde luego el hombre es el animal que siempre, siempre, siempre, tropieza con la misma piedra. El único bicho de la creación que no aprende, por más inteligente que sea. Nuestro egoísmo es superior a nuestra inteligencia. Es obvio.

miércoles, 29 de agosto de 2007

El hombre que cambió la historia...

A la del fútbol me refiero. Y es que lo de Antonio Puerta, el jugador del Sevilla, es lo nunca visto. Su muerte ha unificado a todos los clubes de la liga profesional en un penoso sentimiento por su lamentable pérdida. La noticia de su muerte ha conmocionado al país entero, mucho más a Andalucía, y a destrozado a la ciudad de Sevilla, de la que era hijo y a la que representaba defendiendo sus colores con el orgullo del hijo predilecto. Una ciudad que desde que la noticia saltó a los medios de comunicación se ha echado literalmente a las calles para llorar a éste desafortunado internacional, que dejó su vida en el Sánchez Pízjuan.
Creo que ésta repentina muerte nos ha llegado a todos de una u otra forma. Todos nos hemos sentido un poco tristes, porque al margen de los colores que cada cual sienta en el alma, existe un estado superior qué sólo alcanzan los mejores, los grandes profesionales que triunfan haciendo lo que deben como nadie. Antonio Puerta es uno de ellos, uno de esos que pasan por la vida con la rapidez de un cometa que deja una brillante estela inolvidable. Antonio Puerta será recordado, pues su inesperada e insospechada muerte lo mitifica y lo convierte en un héroe.
¿Quién le iba a decir a ese chaval campechano que jugaba en el Sevilla, que él sería el acicate que acercara a los dos grandes clubes de la ciudad? Me parece increíble. Qué fuerza tan grande tenía ese hombre, que ha hecho posible que personas como Lópera, visiten el campo “maldito” del eterno contrincante, para unirse al sentimiento de la familia y llorar la pérdida sevillista.
El Sevilla de los últimos tiempo se ha ido haciendo grande a golpe de victorias y de goles, y con esta tragedia lo certifica. ¿Quién no se siente un poco sevillista? El corazón de muchos está con el Sevilla, y en mi caso particular, que soy madridista de pro, y a mucha honra, muy especialmente, teniendo en cuenta que los colores de esa camiseta los viste con alegría muy a menudo uno de mis hijos, que se ha aprendido de pe a pa la letra del himno del Arrebato y que lo entona cada vez que puede para dejar constancia de que su club es hoy por hoy uno de los más grande de España. Me siento un poco sevillista, como no, porque las lágrimas de mis amigos, de mis mejores amigos, me duelen tanto como si fueran propias, porque su sufrimiento me lo contagian sin querer para que pueda compartirlo con ellos.
Claro que lloré la muerte de ése chaval, como la lloró Sevilla entera, como la lloró su club y todos los de la liga, como la lloró José María Del Nido y su homólogo Lopera, tan antagonistas y dispares. Lloré como lloraba mi hijo cuando se enteró, y como lloraban mis amigos que compungidos no podían ni hablar. Unirse al sentimiento era inevitable. Compartir el dolor, y estar allí, desde aquí, asomados sin cesar a esa ventana en la que se convirtió el televisor.
Antonio Puerta ha sido sin lugar a dudas el hombre que ha cambiado la historia del fútbol en la ciudad de Sevilla. El redentor de la deportividad, del respeto y la tolerancia que siempre debe regir entre rivales.
Permítanme que afirme algo categóricamente. No me gusta hacerlo, porque en cierto modo es pecar de presunción y posiblemente de pedantería, pero en este caso creo que es justo hacerlo, en reconocimiento y homenaje a un chico que con veintidós años saboreó la gloria que muchos desearían para sí, haciéndolo con la naturalidad de los más grandes: Sólo los verdaderamente notables y nobles, son reconocidos por sus rivales. Que el Betis llore a Puerta, así lo confirma.

viernes, 24 de agosto de 2007

Overbooking en las bibliotecas.


Lo cierto es que me he quedado perplejo al saber que las bibliotecas de San Fernando se encuentran en situación de overbooking. ¿Eso es verdad? En cierta forma es una buena noticia, a pesar de los trastornos que lamentablemente soporta la población estudiantil, que no encuentra un lugar apropiado donde instruirse y se tiene que trasladar a Cádiz, problemática que debiera tener muy en cuenta la delegada, Maria José Suárez, para buscar alguna solución con la mayor urgencia, aunque resulte complicado.
A mí de, momento, se me ocurren tres posibles sugerencias: Ampliar las instalaciones, agrandando las bibliotecas existentes, incrementar el número de éstas, o aumentar su rendimiento, usándolas durante un mayor número de horas al día, porque lo cierto es que clama al cielo que solamente estén abiertas por la mañana.
Seguro que hay quien piensa que es lógico, teniendo en cuenta que nos encontramos en periodo estival, época del año en la que casi todos los trabajadores disfrutan de lo que socialmente conocemos como “jornada intensiva”, y que en verdad no es otra cosa que agrupar las horas de la jornada diaria, ocho por regla general, y realizarlas de una vez para evitar especialmente el calor del mediodía. Pero no es eso lo que se hace en la mayoría de los centros públicos, donde la saludable costumbre veraniega se interpreta reduciendo el horario de trabajo, cosa que no estaría mal si con ello no se perjudicara a muchísimos estudiantes que se preparan la selectividad, o las asignaturas que suspendieron en julio.
Existen ciertos conceptos que son irrebatibles, o al menos así debiera ser. Uno de ellos es el poder de la lógica, y otro la existencia del derecho natural.
Por lógica puedo afirmar, sin miedo a equivocarme, que criticar la reducción laboral que disfrutan algunos afortunados en verano, producirá, sin lugar a duda, más de un rechinar de dientes, ya que obviamente es una situación de privilegio a la que difícilmente querrán renunciar, pero si son justos, entenderán que existe otro colectivo, los estudiantes concretamente, que están demandando un servicio en esta época, a pesar del calor, y tienen todo el derecho a ser atendidos convenientemente. Es una pena que no estemos en campaña, pues de estarlo este problema estaría subsanado.
Sabemos que el derecho de uno termina donde empieza el del otro. Por tanto, aunque está muy bien que durante unos determinados meses del año se reduzca la jornada, no se puede ni se debe hacer a costa de sacrificar los derechos de nadie. De verdad que siento centrarme en exclusivo sobre esta posibilidad, pero comprenderán que es la más razonable, pues cualquier otra solución sería muchísimo más complicada y costosa. No obstante, tampoco deseo cargar las tintas contra nadie, pues reconozco que ni siquiera sé, a ciencia cierta, si la solución del problema pasa por aumentar la jornada laboral de los funcionarios. No obstante, reconocerán que es injusto que las bibliotecas estén cerradas por las tarde en verano. ¿Por qué tiene que ser así? Trabajar en una biblioteca no es como hacerlo en una obra, poniendo ladrillos a pleno sol. Es un trabajo mucho más cómodo que pude permitir perfectamente mantener la jornada partida durante todo el año, más aún si existe tanto público como parece, a raíz de la denuncia que realiza Ricardo Rodríguez, Secretario de Juventudes Socialista, aunque esto sea toda una contrariedad para los trabajadores, que se verán con el inconveniente de no poder ir a la playa durante la semana. Como podrán comprender, en absoluto pretendo esto, pero si pido una solución razonable que beneficie al mayor número de personas, y perjudique a cuantos menos mejor. Si ampliar la jornada es una solución inviable, que al menos se incremente la plantilla. Es lógico, ¿no?

Celaya se equivocó

Decía Gabriel Celaya en uno de sus más célebres poemas: “La poesía es un arma cargada de futuro”. Pecó de iluso cuando lo afirmó; además de ser un poeta chapado a la antigua incapaz de eludir el inconsciente coqueteo con la filosofía, herramienta necesaria para la construcción de nuestro mundo, pero que suele desembocar en tediosos ensayos que nada tienen que ver con el arte de la rima.
La poesía no se reduce a rimar las palabras, y aunque no debe renegar de su parte virtuosa, tampoco debería ser un ejercicio para la reflexión y el análisis de las realidades de la vida.
La poesía no tiene obligatoriamente por qué responder a ninguna cuestión, ni explicarnos el funcionamiento del mundo que nos rodea. No debería aspirar a definir el sistema ni dejarse instrumentalizar para alcanzar otros objetivos que en absoluto le son propios, tratando de esclarecer la esencia de todos los diversos elementos de la realidad. La poesía no tiene por qué definir conceptos, ni principios. La poesía no debería brotar de un lugar distinto al alma del poeta, porque en esencia debiera ser, simple y sencillamente, un canto de todo cuanto sentimos.
Los griegos tenían bien claro y perfectamente definido los dos conceptos: Poesía y Filosofía. La primera la entendían como la habilidad de jugar con las palabras para explicar con belleza una idea, pero entendiéndola desde un prisma estético. En cambio la Filosofía es el pensamiento que deriva en sabiduría. Según esto, ¿cómo la poesía puede ser un arma cargada de futuro?
¡La poesía ha muerto!. Ésa es la noticia, la gran noticia. La poesía no cabe en nuestro tiempo y ha sido, lamentablemente, exiliada de nuestras mentes. Todo el que diga lo contrario es un hipócrita o sencillamente miente. ¿Quién lee poesía? ¿Quién publica poesía? ¿Quién oferta poesía? Nadie, y de existir, será tachado de lerdo en menos que cante el gallo.
La poesía fue un arma que se quedó sin futuro. El futuro que Celaya le augurase a la poesía le ha sido usurpado por la tele basura, la tele lava cerebros, el aborregamiento general que otros denominan socialización y que más bien debieran llamar alienación.
La cultura consumista que conforma nuestra forma de vida está exenta de poesía. La poesía no ayuda absolutamente a nadie a solventar sus problemas, no es una forma válida de protesta, y con esto de la paridad, ni siquiera importa ya a los enamorados, último reducto donde había quedado relegada para sobrevivir en los últimos tiempos.
La cuestión es saber si podremos vivir sin poesía. ¿Qué será de la humanidad cuando sea ciertamente incapaz de expresase con hermosura? ¿Será esta lamentable pérdida el inicio de la decadencia de todas las artes?. Porque sin poesía ¿qué importancia puede tener la pintura, la escultura o la música?Si no es usted poeta, si en toda su vida ha escrito un verso o sencillamente, no le gusta, posiblemente no me comprenda y piense que todo esto que estoy diciendo no son sino pamplinas; pero le aseguro que se equivoca, pues aunque no lo crea, la poesía ha sido para este mundo de bárbaros, ése bálsamo que ha suavizado la realidad, convirtiéndola en algo muchísimo más asimilable. Sin poesía, todo hubiera sido más cruento, mucho más duro, más triste, más feo, más difícil. O si no, ya lo comprobará usted mismo de ahora en adelante.

Los Pilares de la Tierra.

He leído mucho y bueno desde este verano, pero si de entre todas las novelas tuviera que destacar a alguna, sin ningún lugar a dudas, me inclinaría por Los Pilares de la Tierra, de Ken Follett.
Me la regalaron, y al verla tan gruesa, con los párrafos tan espesos y la letra tan pequeña y pegada, no negaré que me asustó en principio y la deseché, condenándola sin más, al ingrato sueño de las estanterías polvorientas donde terminan los libros olvidados. Pero una madrugada de insomnio, de esas en las que uno se levanta buscando desesperadamente algo que leer, al no tener otra cosa que me pareciera más interesante, la cogí, rescatándola del olvido, y me introduje casi sin querer entre sus páginas, quedando prendido completamente por sus historias. Algo que me pasó en contra de mi voluntad, y es que es uno de esos libros que, a pesar de asustar a primera vista, te encandilan y te roban todo el interés a la mínima que le das una oportunidad. En definitiva diré que me ha parecido un libro magnífico. Nada más tocarlo, pensé que aquel ladrillo macizo no habría quien lo leyera, pues uno ve que sus páginas se van sumando y parecen no tener fin. Tiene tantas, que supera con creces el millar, algo que, a priori, desespera al lector que ansía conocer con urgencia el intríngulis de la historia que contiene. Luego, en la medida que avanzaba en su lectura, creí que con tanto espesor sería inevitable perderse, pero al profundizar en él, ocurre algo fantástico, algo realmente formidable que sólo ocurre muy de tarde en tarde, y es que el autor consigue engancharte con fuerza, teniendo la habilidad de mantener intacto el interés desde el inicio hasta el final, y eso que se trata de una novela donde se suceden más de una generación de personajes. La historia es sencilla, fresca, natural, y la narrativa de Ken Follett, al margen de impecable, tremendamente fácil de manejar, sin que por ello se pueda tachar de simple, nada más fuera de lugar.
Leyendo el libro, uno tiene la sensación de ser un espectador de lujo de una larga y sublime película de cine, un cuento casi mágico que se va desarrollando con la misma suavidad con la que un terrón de azúcar se disuelve en un vaso de leche caliente.
En la medida que avanzas en la novela, te enamoras, te desengañas, te desesperas e incluso terminas odiando a algún que otro de sus personajes. En todos ellos encuentras diversas formas de pasar por el mundo, distintas perspectivas que conforman un precioso collage que se me antoja perfecto. Vas siendo testigo, de una forma exquisita, de cómo van desarrollando su humanidad, con sus detalles de grandezas y miserias, y al final, cuando la terminas, descubres para tu sorpresa que te has involucrado tanto en la historia que ha sido como si hubieras estado habitando en aquel mundo del que no quieres salir. En cierta forma, leemos para eso. Leer no es otra cosa que renunciar al yo que somos para convertirnos en otra persona distinta, posiblemente más rica de lo que éramos antes de empezar.
Eso me ha pasado con Los Pilares de la Tierra. Otras novelas resultan más difíciles de leer, pues son complicadas y enredadas, y resulta más difícil extraer el verdadero mensaje que su autor quiso regalarnos, pero con esta, ese presente está dispuesto de tal forma que es como si degustaras un suculento manjar del que no te sacias nunca. Ya la he terminado y ahora, en serio, es como si me quedara vacío.
¡Léanla!, no se arrepentirán de hacerlo.

martes, 21 de agosto de 2007

En busca de la Excelencia


Hará unos día, oía en la radio la entrevista que le hacían a un diseñador de moda que también se dedica a la crianza de vinos, ocupación por la que les ha dado a muchos artistas e intelectuales últimamente.
Durante la entrevista, la periodista le preguntaba el por qué de esa nueva dedicación, y el diseñador respondía que, al margen de caer sin remedio en las redes de la neo cultura del vino, cosa que hoy está tan en boga y que parece esencial para estar a la altura de las circunstancias sociales, también porque tenía la sensación de que en la elaboración de buenos caldos, es más o menos sencillo buscar la excelencia.
Aquella frase llamó mi atención. Aquel hombre se dedicaba a elaborar vinos para buscar la excelencia, y eso es algo que no se ve todos los días.
Obviamente, continué oyendo la entrevista hasta al final, y reconozco que resultó ser muy interesante, como no podía ser menos.
Tras terminar, teniendo en cuenta que estaba tumbado frente a la orilla del mar, disfrutando de una magnífica tarde de verano, en la playa, apagué el walkman, cerré los ojos y medité un rato sobre lo que acababa de oír; ¡un hombre que buscaba la excelencia! ¿Cómo se busca la excelencia? ¿Qué es la excelencia? ¿Para qué sirve?
La excelencia a la que aquel hombre se refería, no era a la propia, sino a la del vino que producía. Trabajaba ilusionado por conseguir un caldo que fuera excelente de calidad. Algo que, bien mirado, también lo convierte a él en una persona excelente, en una excelencia, que no es otro que aquel que no termina de conformarse con el mundo en el que vive y se esfuerza en mejorarlo.
¿Considera usted que es una persona excelente? ¿Se lo ha planteado alguna vez? ¿O acaso es uno esos que viven a diario por existir simplemente, sin pasión, sin ilusión, sin esperanza ni alegría, de esos muchísimos amargados que se levantan cada mañana con el pié izquierdo, y que no han visto jamás unas gafas con cristales rosa?
Yo les propongo un ejercicio. Plantéeselo al menos. Es divertido. Medite sobre la realidad de su vida y piense en lo que hace. ¿Se esfuerza usted en innovar las cosas de la mejor forma posible o es de los que salen al paso con cualquier chapuza que cubra el expediente? Respóndase con sinceridad. No tiene sentido mentirse a si mismo. Si es de los primeros, de los que procuran hacer las cosas bien, mi enhorabuena, porque es usted una excelencia. Si no es así, y es de los que se apuntan a hacer chapuzas para salir del paso, ¿por qué hace eso? ¿Acaso tiene algo más interesante que hacer? ¿Por qué no se dedica a hacer aquello que verdaderamente le resulta interesante y se esfuerza en hacerlo bien? ¿No siente vergüenza de ser como es? ¿No le remuerde la conciencia de derrochar su vida de esa forma? ¿Cree usted que ésa es la actitud de cualquier ser humano digno? Allá usted. Usted sabrá qué hace con su vida. Tiene todo el derecho a hacer con ella lo que le venga en gana, pero al mismo tiempo también tiene la responsabilidad de asumir las consecuencias. O sea, me explico: Si usted es un cerdo, una de esa personas que atentan con los principios básicos de la higiene personal, no se queje cuando vaya por la calle y los demás le vuelvan la cara, porque nadie tiene que soportar su olor desagradable. Si es un mal profesional, uno de esos que engaña al cliente por sistema, no se queje cuando le despidan, le denuncien o se arruine, porque se lo tiene merecido. Si es un egoísta que sólo piensa en usted, no se asombre cuando note que los demás le olvidaron ¿Qué quiere? ¿A caso se cree con derecho a recoger los frutos de la cosecha que no sembró? Puede que sea de los que se aprovechan de los demás, de los que piensan que todos son tontos. Si es así, peor para usted. A ver qué hace cuando descubra lo necio que es.

jueves, 16 de agosto de 2007

A Dios lo que es de Dios y al Cesar...


Decir en Andalucía que ETA no debe ser entendida como el brazo armado de ningún ideal político, sino como una pandilla de asesinos que reivindica un imposible, es más o menos fácil y no tiene demasiado mérito, pero la cosa cambia si eso mismo se dice en el País Vasco. Para hacerlo allí, hace falta ser muy valiente, más ahora con la ruptura del pacto desde el pasado 5 de Junio, y la efervescencia vandálica y callejera por parte de sus cachorros, que no cesan de quemar sucursales bancarias y autobuses. Por eso es satisfactorio abrir la prensa, o ver los telediarios, y descubrir que alguien lo hace con desparpajo y vehemencia; me refiero al obispo de Bilbao y presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, quien aprovechó la homilía que pronunció con motivo de la festividad de la Asunción de María, en la basílica de Begoña, en Bilbao, para lanzar un mensaje directo a esos asesinos, desde el mismo corazón del problema, donde subyace el terrorismo que palpita como un corazón que cierra todas las bocas. El obispo clamó en la propia casa de la banda, diciendo que debe desaparecer inmediata, total y definitivamente, porque nadie le ha otorgado ni le reconoce representación alguna, pues existe y actúa contra la voluntad de ese pueblo y de esa sociedad.
Yo considero que ésa actitud de la Iglesia es encomiable, porque una entidad que se manifiesta rotundamente a favor de la vida, que predica con el ejemplo del sacrificio por defender lo correcto, no puede hacer otra cosa que manifestarse de esa forma a favor del bien, aunque no son pocas las veces que hemos asistidos, perplejos, al triste y lamentable esperpento de sacerdotes que se muestran abiertamente a favor de estos delincuentes, que los acoge en su regazo como si fueran mártires o héroes, y que predican a favor de una libertad errónea, cantando adeptos para el ideal desde sus púlpitos.
Esto ha ocurrido no pocas veces ante los ojos pasmados del pueblo cristiano, que atónito no ha dado crédito del espectáculo al que estaba asistiendo. Un ejemplo de ello lo tenemos muy reciente, en el cura ése que se ha suicidado reivindicando la independencia de Cataluña. ¿Era un loco? ¿Un demente? Pues que se lo digan al Jordi Puyol y a otros tantos nacionalistas catalanes que no han dudado un instante en abogar para que lo hagan beato y lo eleven a los altares, a tenor de lo que ha hecho.
Ricardo Blázquez, no sólo recriminó los crímenes de ETA, sino que además afirmó que ha sido una "equivocación grave" en la historia del pueblo vasco, una banda que ha resultado ser "mortífera" y que su "persistencia obstinada es insoportable". Y ciertamente lo es, porque la gente de bien que vive en aquel lugar ya empieza a estar cansada de tener que soportar, día a día, el peso del miedo sobre sus espaldas.
El terrorismo es un problema de estado y no debiera ser motivo de controversia entre los distintos partidos políticos, que al contrario de lo que vienen haciendo hasta el momento, se tienen que mostrar unidos en la idea del derecho a la vida y a la libertad, en sus más amplios sentido. No se puede ni se debe hacer el juego a estos asesinos desde el escenario político, y muchísimo menos desde los atriles de las iglesias. Por eso, la actuación del presidente de la Conferencia Episcopal, merece ser destacada.
Ya deberían aprender muchos del valor demostrado por Ricardo Blázquez, y de su compromiso como sacerdote para con la sociedad en general, y el bien de las conciencias individuales, porque lleva toda la razón cuando afirma que sólo con la unidad de esfuerzos entre todos se podrá erradicar la violencia terrorista. ¡En verdad hay veces que Dios habla por la boca de sus discípulos!

miércoles, 8 de agosto de 2007

El poder de la razón

Publicaba El País el pasado domingo una entrevista a D. Felipe González, digna de ser tenida en cuenta por diversos motivos.
El primero, y más importante para mí, es que como siempre el señor González, ex presidente del gobierno, es una de las pocas personas que siguen estando a la altura de la circunstancias políticas y económicas de nuestro país, no como otros ex presidentes que se dedican a exhibir públicamente su lamentable estado de embriaguez diciendo pamplinas y tonterías, con el único fin de divertir a un público que le reía las gracias sólo por tratarse de quien se trataba, porque gracia, el pobre, tiene poca.
Por eso es reconfortante que alguien muestre un poco de sentido común de vez en cuando. Las palabras de Felipe expresan lo que muchos sentimos y pensamos, que no es otra cosa que aplicar la sensatez contra el ruido que el PP está haciendo irresponsablemente. España necesita una derecha muchísimo más seria de la que tiene en la actualidad, ésta que practica el populismo barato sin miramientos y que está plagada de personajes chulescos, expertos en inventarse problemas inexistentes, y que también son, a la vista de sus declaraciones, tremendamente olvidadizos.
Como González, muchos nos asombramos de la excesiva controversia que se levanta con el tema de ETA, cuando la amenaza más importante, en este sentido, viene causada por el terrorismo islámico, situación que se agravó especialmente por la alianza que sostuvo, a toda costa, el gobierno del PP con los americanos, y su más que reprochable implicación en la guerra de Irak. Ante esta realidad, seguir especulando con ETA, en cierta forma es participar del terrorismo de estado, beneficiarse de el, pues les está haciendo el juego a los etarras.
Lo cierto es que muchos esperamos que la estrategia que está empleando este partido de incendiar el país para luego ofrecerse como bomberos, produzcan en la mayoría de los ciudadanos sensatos esos efectos que nos augura el ex presidente. La gente de a pié empieza a estar cansada de tanto disparate y ciertamente necesita una desinfección de tanta política bananera. Lo verdaderamente preocupante es el hastío y rechazo que este ejercicio político está generando en la población, que comienza a mirar para otra parte, desilusionada y desinteresada del sistema. -Lo exagerado es siempre ridículo- dice González, y le doy la razón, pues aquellos que han deseado un nuevo Prestige en la tragedia ibicenca, han terminado haciendo el ridículo al remangarse en aquellas playas para coger chapapote, porque nada tiene que ver lo que ocurrió en Galicia, una gravísima contaminación del medio ambiente debida a la malísima gestión de unos gobernantes
que no supieron que hacer en aquellos momentos, salvo conservar sus cuotas de poder. Eso no es lo que ha sucedido en Ibiza, donde la contaminación se ha producido evidentemente por una sucesión de hechos fortuitos, ajenos a cualquier decisión política.
La actitud indigna del PP está rayando límites históricos, pues se están enfrascando en su propio ridículo y empiezan a nos ser conscientes de sus actos, pues sino, explíquenme como nadie en su buen juicio puede ofertar los 3000 €. por maternidad que están prometiendo últimamente, sólo para superar la propuesta realizada por el PSOE. Se están convirtiendo, espero que sin querer, en vendedores de coches de segunda mano, dejando claras evidencias de su ineptitud e ineficacia. La alternancia es más que necesaria en democracia, pero que Dios nos libre de caer en esas manos.

viernes, 3 de agosto de 2007

La tradición Belenística.


Tal y como afirma D. Manuel Losada Villasante, Premio Principe de Asturias en Investigación y Catedrático Emérito de la Universidad de Sevilla en Bioquímica y Biología Molecular: “Después de la Creación del Universo, cuando dijo Dios que se hiciera la luz y ésta se hizo, y de la creación del hombre a su imagen y semejanza, el acontecimiento más relevante que ha tenido lugar en la Tierra ha sido el nacimiento de Jesús en Belén hace más de dos mil años, evento tan universal que la humanidad lo ha tomado como referencia histórica”. Afirmación que es tan contundente como cierta, pues al pensar o simplemente referirnos a cualquier momento histórico de la Tierra, desde que ésta existe como tal, se ha de pasar obligatoriamente por Jesús, pues lo hemos convertido en el meridiano extraordinario que regula el rumbo de casi todos los hombres, con independencia de que sean o no cristianos. Por tanto, es lógico y justo que dicho suceso se conmemore cada año, con independencia de las connotaciones religiosas que conlleva dicha celebración.
Parece ser que la Iglesia eligió el día 25 de Diciembre como la fecha del nacimiento de Cristo, porque era lógico pensar que Él nacería nueve meses después de su Encarnación, el 25 de Marzo, fecha que por otro lado coincide, no por casualidad, con el equinoccio de primavera, y también con la de su muerte.
En la antigüedad, la Iglesia sólo celebraba la Pascua de la Resurrección del Señor. La Epifanía, fecha en la que se celebra la manifestación de Jesús a los gentiles, se estableció el 6 de enero, coincidiendo igualmente con las fiestas paganas del solsticio de invierno, que se celebraban en homenaje al Sol victorioso. Esto nos hace pensar que la Iglesia pretendió presentar a Jesús como el centro de nuestro Universo, el Sol, el que todo lo alumbra, el que da la vida, el Rey y Dios del Mundo.
Quizás el auge que toma la fiesta en el seno de la Iglesia, fuese el motivo que impulso a San Francisco de Asís, a que en el siglo XIII, instaurase la costumbre de colocar belenes. Una tradición plástica valiosísima en la época, que realizaba principalmente una función catequética, lo que seguramente el santo pretendía. De ahí que los belenes se montasen en el interior de los templos, y con el transcurrir del tiempo, llegara a todos los hogares.
Hay quienes se manifiestan radicalmente en contra de la colocación del árbol de Navidad, tradición que es posterior y que tuvo su origen en los países nórdicos sobre el siglo XVI, pero esta aversión no tiene demasiado fundamento, en contra de lo que acostumbramos a afirmar, pues con la colocación de árboles en los hogares, al igual que se hace con los belenes, se está celebrando la Navidad, y por tanto, conmemorando el nacimiento de nuestro Mesías. No obstante, son ciertos los lazos culturales que nos unen a una u otra tradición, según la tierra a la que se pertenezcamos. En Andalucía, obviamente, el nacimiento o belén tiene mayor significación y muchísima más importancia.
Esta tradición que instauró San Francisco, se desarrolla de forma extraordinaria al hacerla propia la mayoría de los artistas que, inspirados en el testimonio de los Evangelistas, van definiendo y perfilando la Epifanía y consolidando la imagen que todos tenemos de la Sagrada Familia y el momento del nacimiento de Jesús. Desde un aspecto teológico, se ha de reconocer que los Belenistas contribuyen enormemente a promulgar y difundir ese mensaje apostólico y a enriquecer nuestro patrimonio artístico y cultural con su generoso que hacer, una labor encomiable, digna de admiración, de respeto, y por supuesto, de reconocimiento. Espero que así sea.

lunes, 30 de julio de 2007

El 2010, una mera antesala.


Al menos es lo que parece a la vista de las comparecencias en los medios de comunicación de los alcaldes de San Fernando y de Cádiz tras constituirse oficialmente el Consorcio para las celebraciones del 2012, pues De Bernardo, en vez de salir exultante y derrochando isleñismo por los cuatro costados del primer encuentro de la Junta de Gobierno de dicho organismo, que es lo que debiera haber hecho, se sale por la tangente con unas declaraciones con las que destaca el carácter provincial de la efeméride, algo absolutamente irreal, porque en todo esto del Bicentenario de las Cortes, cada cual barre para su casa. Si no, miren a Teófila, esta sí, política de primera división, en cuya declaración la palabra más destacada fue Cádiz, Cádiz, y siempre Cádiz, y además, pronunciada con evidentes connotaciones localistas, pues para esa señora, y que conste que no es un reproche, poco existe mas allá de las fronteras de esa ciudad con la que colindamos.
Cádiz contempla la celebración del Bicentenario, como las puertas que le abrirán el camino a una profunda renovación y modernización de la ciudad, y ¿dónde queda en todo esto San Fernando? Para mí, en el lugar donde siempre nos quedamos: al margen de todo, desahuciados de los derechos que nos corresponden, y los que nos expropiaran una vez más, porque nuestros gobernantes nunca estuvieron ni estarán a la altura de saber defender el concepto de ciudad que debiéramos ser.
Es una maldición histórica. Perdimos el papel protagonista que hubiéramos debido tener en la conmemoración de la Batalla de Trafalgar, porque la marina de guerra española que pereció en aquel trance militar, radicaba esencialmente en la Isla. De la Isla fueron sus principales infantes, marineros, almirantes. La tierra de la Isla se manchó del rojo de la sangre derramada, porque no deberíamos olvidar que fue aquí donde se enterraron a los muertos. En Isla estaban atracados la mayoría de los barcos que participaron en el trance, y ¿dónde estuvo La Isla en la conmemoración de la famosa Batalla?
Se nos robó el Meridiano que regulaba el tráfico internacional de la navegación hasta hace dos siglos, una línea imaginaria que vendió a los ingleses un Rey nefasto para España, que primó la gloria y el honor de la nobleza que, sin luchar ni perecer, huyó de Cádiz tras destruir y humillar el potencial creciente del comercio, pues era impensable en aquella época que un vulgar comerciante atesorara mayores riquezas que un noble, y desde entonces, no levantamos cabeza. Aquel Meridiano, mal llamado de Cádiz, no era de Cádiz, era de la Isla, pues pasaba justamente por el centro de la cúpula del Observatorio, pero ya ven: Cádiz, Cádiz y Cádiz; pues no, Meridiano de la Isla de León, de San Fernando.
Con la Pepa nos va a pasar lo mismo, ya lo verán, y es que se nos ha dado el caramelo del 2010 para que estemos calladitos cuando veamos como todos los honores y los parabienes que reportarán esa conmemoración recaben finalmente en nuestros vecinos, quienes seguramente conseguirán hacer realidad esa idea de ciudad moderna en que pretenden convertir a Cádiz, y nosotros, los cañaíllas, nos quedaremos una vez más alelados, siendo testigos de la histórica injusticia, sin Trafalgar, sin Meridiano, sin la Pepa y sin nada de nada, que para eso no somos la capital, que somos tan sólo un pueblo que aspira con dos cojones, eso sí, a tener tranvía.
Qué pena, de verdad. Qué pena. Como cañaílla lo tengo que decir, al ver los derroteros que está tomando la cosa; sólo siento pena de mi tierra, por lo mal defendida y representada que ha estado siempre.

jueves, 19 de julio de 2007

La otra Isla tercermundista

Existe otra Isla distinta, una Isla anacrónica, atrasada, injusta, propia de una mentalidad tercermundista que somos incapaces de superar y dejar a tras de una vez.
Si no me creen, compruébenlo por ustedes mismos. Hagan el intento de sacarse el pasaporte y sabrán de lo que les hablo.
Les cuento la epopeya: El pasado jueves, día 19 de Julio, traté de documentar a mis hijos para poder viajar tranquilo en vacaciones. Los funcionarios de la comisaría de policía me informaron un día antes que, si quería obtener dicha documentación, me tendría que poner en la cola sobre las 6:30 h. de la mañana, pues sólo dan veinte números para atender por mañana y otros diez para por tarde. Me pareció insólita la sugerencia, pero obviamente la cumplí más o menos a rajatabla. A decir verdad, llegué sobre las siete de la mañana a la comisaría y descubrí, para mi asombro, que aún siendo tan temprano, no era el primero en llegar, sino que por delante de mí ya había doce personas. Me puse en la cola, pero en la medida en la que el tiempo iba pasando y se iba aproximando las 9:00 h., esta se iba incrementando de personas que, como es lógico, se iban enojando ante la posibilidad de quedarse sin poder documentarse.
Una vez dieron las nueve de la mañana, justo a la hora en la que el funcionario de turno abrió las puertas y comenzó dar los números del turno, imagínese la marabunta que se formó, colapsándose la calle Doctor Cellier a riesgo de ser atropellados alguno de nosotros por los vehículos que circulaban por ella.
Hubo crispación, discusiones, alzamiento de voz, enfrentamientos, hasta algún que otro insulto, pero en la medida en que se pudo, fuimos cogiendo el número que nos correspondía, según el orden de llegada de cada cual.
Les hago constar, que cuando el funcionario abre las puertas, la mayoría de los presentes ya llevábamos allí esperando un par de horas.
Una vez dentro por fin, una amable funcionaria, cual si fuera tratante de ganado, nos manda a callar a grito pelado, y nos pide que nos quedemos formando cola en la calle, atentos desde fuera al número que iba corriendo en un contador automático. Obviamente nadie hizo caso a la sugerencia, por lo absurda que era, y porque ya estábamos hartos de esperar arriesgando nuestra integridad y sufriendo las inclemencias.
Lo peor de todo llega cuando, al entrar la tercera persona, nos informa el funcionario que expide los pasaportes de que la líneas, o la máquina que utilizan para ello, estaba averiada y que por tanto tardarían más de lo normal, invitándonos, él mismo, a que planteáramos una queja formal en el edificio adjunto. Esto ocurre más o menos sobre las diez de la mañana, cuando ya llevábamos tres horitas de martirio.
Yo, acompañado del mayor de mis hijos, me fui para solicitar la hoja de reclamaciones, y aunque es cierto que fui atendido en todo momento con corrección, debo subrayar que justo cuando íbamos a entrar, salía un detenido esposado, presuntamente un delincuente que pasó a menos de un metro del niño, con los riesgos que ello conlleva. Imagínense por un momento lo que hubiera podido pasar si a aquel presunto delincuente le da por cometer una locura. Se me ponen los pelos de punta.
Los funcionarios y los trabajadores de aquellas dependencias saben que todo esto es cierto. Quizás por ello se muestran tan amables, salvo la señorita del mostrador que nos invitó hasta un par de veces a salir, pero obviamente son incapaces de poder solventar con los escasos medios de que disponen, la incompetencia de un sistema caduco que no cabe dentro de la era de la informática. ¿Se habrá enterado la Administración del tiempo en que vivimos?