sábado, 27 de febrero de 2016

Presentación del cartel de los Cargadores de Columna Cuaresma 2016

Presentación del cartel de los Cargadores de Columna
Cuaresma 2016


Muchas gracias a todos y a todas por venir a compartir esta extraordinaria tarde en la presentamos este magnífico cartel  que publica la Cuadrilla de Cargadores de Columna,  del que es autor D. Antonio Quintero Bozo, un joven fotógrafo cañaílla, a quien  he tenido el gusto de conocer  recientemente, lo que ha supuesto para mí, por un lado, un gratísimo placer, y por otro,  un gran descubrimiento, y digo esto porque Antonio está vinculado al mundo cofrade por dos de mis grandes devociones. A Columna y a Nazareno. A Columna a través de su hermano, quien le trasmite el cariño que siente a nuestros titulares. Y a Nazareno porque es también hermano desde que nació, donde hace su estación penitencial, portando un farol de guía que acompaña a la cruz que va abriendo paso al cortejo del Señor de la Isla.
Al margen de estas dos devociones, Antonio es también hermano de la Hermandad de la Palma, de la Viña o de la Misericordia, como quieran llamarla, y de la Hermandad  del Santo Ángel, ambas de la ciudad vecina de Cádiz, y esta última, concretamente, con sede canónica en la Castrense.
Antonio es humilde, una persona sencilla que sueña y que trabaja. Es aficionado a la fotografía desde hace muchísimos años, aunque fue el pasado,  cuando se presentó por primera vez a un certamen fotográfico, y por lo visto,  con muchísimo existo, pues consiguió el primer premio del Cartel de la Hermandad de la Caridad, lo que le motivó para profundizar en sus conocimientos fotográficos,  asistiendo a varios cursos, enriqueciendo su formación.
A partir de entonces ha ganado varios certámenes, como son el de María Auxiliadora, y el de la Reina de los Ángeles, éxitos que alterna con una participación activa en la revista fotográfica que publica Focois, asociación a la que pertenece.
Este año se ha consolidado como fotógrafo cofrade,  ganando los certámenes de Tres Caídas, Gran Poder, Pub la Cerería, Castillo de San Fernando, Resurrección  y este de Columna, que como pueden ver, es una extraordinaria fotografía que representa a la Reina del Cielo, a nuestra Virgen de las Lágrimas, en un momento de su recorrido, que él ha inmortalizado para que perdure por siempre. Pueden ver que se trata de  una instantánea realmente preciosa, una fotografía digna del premio recibido,  porque recoge un instante de la pasión azul, un momento mágico en el que ella va derramando  su gracia por las calles de San Fernando. Cartel, por cierto, con el que conmemoramos el 25 Aniversario de la Cuadrilla, efeméride que hoy festejaremos. Ahí es nada.
Gracias Antonio por este trabajo tan extraordinario. Enhorabuena por esos éxitos, que solo son el preludio de todo lo que queda por venir, porque estoy convencido de que esto que hemos contado, es solo la historia de un inicio, el comienzo de tu carrera como fotógrafo que auguro larga y exitosa.
En ti también se cumple la paradoja de que se hace realidad el milagro de la revolución de los modestos, frase que tu encarnas y que me encanta. La revolución de una persona  sencilla que llega a la fotografía soñando, y que ve como esos sueños se van haciendo realidad, porque es verdad que aquello que se sueña, aquello que se desea con fuerza, se alcanza, y en eso creemos ambos.  Tú apostaste por ti mismo, creíste en ti y hoy recoges los frutos de esa fe, de esa entrega, de esos sueños  y de ese trabajo realizado. Enhorabuena, Antonio, y como dije al principio, y me reitero en ello, ha sido todo un placer conocerte y descubrirte. 
Gracias también, como no, a la Cuadrilla de Cargadores de Columna, por la confianza que demuestra siempre hacia mi persona, y especialmente hoy,  por  haberme tenido en cuenta para este acto, gracias a todos y cada uno de los cargadores que componen las cuadrillas,  gracias por las muchísimas muestras de apoyo recibido, por vuestros presentes, por vuestro  reconocimiento. Gracias a D. Andrés Sánchez Merino por ese simbólico gesto con el que consiguió emocionarme.  Gracias a los capataces, amigos de toda la vida, a los que guardo un gran aprecio,  y gracias muy especialmente a mis niños,  esos locos entrañables que forman parte de esta cuadrilla  y con quienes guardo una estrecha, sincera y bonita relación,  tanto a los que estáis hoy aquí presentes, como a los que no, esos otros amantes de esta hermandad y que por circunstancias laborales se tuvieron que marchar. A ellos igualmente elevo mi agradecimiento.  Gracias a todos,  de todo corazón, porque estoy convencido que habéis sido vosotros los verdaderos valedores de esta iniciativa, los  responsables de que me encuentre hoy aquí. Yo sé que sabéis a quién me refiero, creo que no hace falta dar más detalles.
A vosotros, mis niños,  os digo que solo espero estar a la altura de lo que esperáis de mí. Permitidme que os diga, que si estoy aquí, es por vosotros, por el cariño que siempre me habéis trasmitido, por ello dejad que hoy satisfaga una deuda, quiero dedicaros estas palabras, saeta que mando hacia vuestros corazones con la intención de emocionaros.  Os quiero acariciar el alma, y quiero hacerlo porque el cariño es mutuo, lo sabéis, así ha sido siempre y así va a seguir siendo, por tanto,  mis queridos niños, va por ustedes.
Gracias por último también a mi amigo, compañero de fatigas y hermano, Sergio Oliva Mota,  por esas palabras que me has dedicado desde el afecto que mutuamente nos profesamos, un sentimiento fraternal más que demostrado. Muchas gracias Sergio.   Reconozco que me siento afortunado al poder contar con personas como tú,  que llegado este momento, me saben arropar y apoyar y que además lo hacen de esa manera,  con tanto cariño.  Gracias por ese prólogo tan extraordinario y exagerado.









Queridos cargadores:

Este trocito de cielo
de terciopelo bordado
que a las calles de la Isla
sacas cada Domingo de Ramos,
llevando a la más bonita,
estando tu allí debajo,
meciéndola con dulzura
cargándola con trabajo.

Este trocito de cielo
de terciopelo bordado,
es el altar más grandioso,
que jamás hayan soñado.

No hay sabio
ni en la tierra hay erudito
de haber sido capaz,
de haber pensado
un trono tan celestial
como este paso de palio.

Es un pasito de sueños
es su trono plateado,
donde la ponen sus hijos
los buenos de mis hermanos.

Allí la suben por guapa
y la colocan por Reina,
mecedla con mucho mimo
cargadla con mil cuidados
que la pobre va muy triste,
que mi madre va llorando,
que esos malditos sayones,
esos dos hombres odiados,
a su hijo le han pegado.

Ella llora desolada.
A la calle va llorando,
su corazón va partido,
al ver sus manos Atadas,
al ver su espalda sangrando.

Cargadores de mi Virgen,
mecedla con mucho mimo,
llevadla con mil cuidados,
y que de tu amor renazca
ese bonito regalo
de convertir en estrella
sus Lágrimas que debajo
mojan sus ojos bonitos
que el dolor quiere cerrados.

Tu no lo permitas, Madre
que esos ojos son mi faro
que son la luz de mis días
el marrón de la alegría
de la pasión que sentimos
cada Domingo de Ramos.

Lágrimas de madre buena
dos grandes soles alumbrando
Luceros de tarde azul
de mi virgen que va amando
a ese que lleváis delante
y que también vais cargando.





Queridos cargadores de mi Virgen, y de mi Cristo, queridos cargadores de Columna, hermanos míos:

Ha pasado ya  tanto tiempo, veinticinco años exactamente, desde aquella tarde en la que un joven de apenas veintitantos años afrontara, estrenando su mandato con dispensa del Obispo por su edad,  aquel reto  apasionante de constituir esta cuadrilla, la Cuadrilla de Hermanos Cargadores de la Hermandad de la Columna y María Santísima de las Lágrimas.
Una tarde en la que a  aquel joven  le temblaban las manos, le temblaban las piernas y le temblaba la voz, pero a pesar de ello, ajeno a la importancia y a la trascendencia de lo que realmente se estaba gestando, supo encontrar la manera de responder a aquel reto que el destino le había puesto por delante.
Recuerdo que aquel joven, no lo tenía nada claro, el vértigo no le dejaba discernir más allá de su intuición, pero a pesar de ello pudo encontrar la manera, rodeado de los suyos,  en aquella primera asamblea de cargadores, de afrontar aquel proyecto que también nacía templando, como tiemblan los juncos en las charcas. 
Aquella tarde, que reverdece hoy en mi recuerdo, nacía esta  cuadrilla, y lo hacía con humildad y sencillez, desde la modestia  y la inocencia de aquel ilusionado grupo de jóvenes que desde la inconsciencia se habían hecho cargo de aquel marrón, sí, un marrón, permítidme esta expresión, porque marrones son también sus ojos, esos ojos lagrimosos que siempre nos han servido de inspiración, ojos llorosos que nos han trasmitido la fuerza y el coraje, las ganas, porque es inevitable mirar a la cara de la Virgen de las Lágrimas y no enamorarse de ella.
Es imposible mirarla
y no caer prendado a sus pies,
por lo bonita que es.
mi Virgencita del alma.

Aquellos jóvenes no tuvieron  en cuenta el peso de aquella loza, e inspirados y motivados por la fuerza del Espíritu,  afrontaron aquel reto con ilusión y entrega.  Aquella tarde nacía esta cuadrilla, y lo hacía como un proyecto frágil, tanto  como un junco en la laguna, pero cargada de la  fuerza de la juventud, con ese poder que es verdaderamente invencible.
Y la idea, casi de inmediato fue tomando cuerpo. Los principios nunca son fáciles, pero siempre son ilusionantes. Aquella cuadrilla recién nacida, aquel proyecto fue madurando con paciencia, y poco a poco, se fue cargándo de recuerdos y de experiencias  que le fueron dando sentido.
Y lo cierto es que viviron tardes de cargas inolvidables, sensaciones vividas que los marcarían  a todos para siempre. A aquel joven inexperto lo terminarían convirtiendo en el hombre que acabó  siendo, una persona marcada para siempre por un sello de identidad   del que siempre se sentiría orgulloso a lo largo del resto de su vida. Un marchamo que siempre llevaría a gala.
Había ganas  y mimbres para ello, había  buena tierra donde sembrar, y lo principal de todo, buena gente con los que trabajar, hombres buenos de los que aprender  y a los que se terminaría queriendo, gente con muchísima  calidad humana que desprendían a borbotones, impregnándolo todo,  Nene Carrillo, que en paz descanse, con ese saber estar, con esa medio sonrisa que suavizaba los problemas y que hacía posible siempre el entendimiento y el acuerdo,  Paco el Comandante, que era el poder y la fuerza, gladiador forjado en la batalla de la carga, el Niño Félix, la sapiencia y la experiencia, el Majanillo, dueño del arte hecho molinete y la voz que mandaba,  estos y muchos otros nombres, imposibles de mencionar a todos,  que se bordaron con letras de oro en la historia de esta cuadrilla para siempre.
Cargadores, este es vuestro pasado, un patrimonio realmente valioso que no se debe rechazar ni olvidar, porque estas son las raíces que le da consistencia y solvencia a esta cuadrilla,  raíces que os ancla en la pureza de la tradición, de la que debéis beber y de la que debéis sentiros realmente orgullosos. Cargadores, vosotros sois el agua y el sagrario vivo donde se guarda todo esto. Sed conscientes de ello.
Sobre las aguas del muelle,
sobre las aguas
a un barco lo van meciendo
ajeno a cuanto ocurre

El agua lame con dulzura
sus palos de madera.

Sagrario vivo que guarda
la tradición más pura.

Sobre las aguas del muelle
sobre las aguas frías
un barco enorme es mecido
y en el sigue con vida
la esencia del arte.


Permitidme que rescate hoy la memoria de aquellos hombres,  porque así se lo merecen, porque fueron  gente cabal, a los que quise de manera muy especial, trabajadores de la madera, artistas de la carga hecha esencia, hecha perfume, dicho esto obviamente, sin desmerecer a nadie, que todo el que se mete ahí debajo, antes y ahora,  todo el que ofrece su esfuerzo y su trabajo, todo el que se entrega con ilusión y con ganas, merece el respeto del mundo y el reconocimiento de todos.
Cargadores de columna
Sagrarios Vivos
herederos de la esencia
en vuestra espalda descansa
el arte que sin ser ciencia
nos emociona y embriaga.

Cargadores de Columna
herederos de las normas
veladores del misterio
del secreto, del arte, y de las formas

Aquel tiempo, aquella etapa fue realmente de las más importantes de mi vida. Y digo esto en primera persona, porque yo era aquel joven, yo fui aquel tempranero hermano mayor que tuvo la dicha de comenzar este y otros proyectos que han perdurado a lo largo del tiempo, y que espero que permanezcan por siempre.
De verdad que no podéis imaginaros lo orgulloso que me siento cuando veo a mi hermandad en la calle. Semillitas que sembramos con mucho amor y que germinaron y crecieron para dar al mundo bonitas flores. Son sueños hechos realidad. Sois los hijos de un sueño.
         Recuerdo aquel tiempo y al hacerlo ya no me tiemblan las manos, ni me tiemblan las piernas,  ni la voz, pero si me tiembla el alma, me tiembla el alma y me tiembla el cuerpo entero por dentro al recordaros a muchos de vosotros, porque  fuisteis partícipes de aquel sueño, muchos de vosotros lo vivisteis conmigo, fuisteis cómplices en la entrega, en el sacrificio, en la ilusión y las ganas.
Fuisteis mis niños, y de alguna manera lo seguís siendo. Así lo siento porque sigo percibiendo, como ya he dicho, vuestro cariño, algo más profundo que una simple amistad,  algo difícil de explicar y que compartimos siendo conscientes de ello. Es como un sentimiento ancestral, reconocimiento, respeto, mutua admiración, aprecio, no sé, de verdad que no sé cómo explicarlo.
 Cuando me veis por la calle y os acercáis a besarme, como si fuera uno más de entre vosotros, como si jamás me hubiera ido, todos esos sentimientos se hacen presentes, todo ese pasado, esos recuerdos, renacen y fortalecen  ese pacto no dicho, ese acuerdo no escrito, de complicidad en el amor  a Jesús de la Columna y María Santísima de las Lágrimas. Algo que es innato en nosotros, porque eso es cuanto somos. Esa es la esencia, esa es la verdad desnuda y pura. Vosotros, mis niños, no sois mis amigos, sois mi familia, sois mis hermanos. Así lo siento y así lo digo. Siempre, siempre, me he sentido orgulloso de vosotros.
Vosotros sois el vínculo fuerte, el nexo de unión que hace posible el que esta Hermandad  sea grande. Lo importante de esta hermandad, de todas al fin  al cabo, al margen de la devoción que se profese en cada una, son las personas,  a las que hay que cuidar. Tened en cuenta que puede haber personas sin hermandades, pero no puede haber hermandades sin personas. En esta las hay notables, de muchísima calidad. Gente valiosa, buena gente que hay que cuidar.
Cierro los ojos al recordar aquel tiempo, y aquel tiempo se hace presente. Cierro los ojos para recordar aquella pandilla de niños, y al abrirlos veo esta familia de hombres, personas de bien que se forjaron, como yo, al amparo de esta devoción teresiana que se adueñó por siempre de nosotros, esta imagen del Cristo Orante, el Cristo de la Paciencia, el de la Divina Mirada, Jesús de la Columna.
Nacía un sueño, nuestro sueño. Un sueño que se hacía toda una realidad y ante la que hoy hay que descubrirse y quitarse el sombrero. 
Cargadores de Columna
cargadores de mi Virgen y de mi Cristo
hijos de un sueño
mis niños,
aquí vengo a descubrirme ante vosotros
por cuanto hacéis y sois.

Que esas ganas de amarrar,
que esas ganas de cargar
no os abandonen nunca.

Que disfrutéis ahí debajo
que lo sintáis
que vuestro trabajo generoso
realmente sea una oración,
el testimonio de vuestra fe
con el que consigáis, cada año
emocionarnos a todos.

Son momentos,
momentos de dicha que pasan
sutiles e inadvertidos,
pero momentos que te marcan
como la gota a la piedra.
Momentos que te modelan,
que te forjan.

Y son personas
personas como vosotros
las que sois y las que fueron,
las que serán mañana.


¡Que se pare el mundo
que es la hora!
Que se pare el mundo
que ha llegado el momento
de golpear la maera

Que ha llegado el momento
de llamaros a la gloria.
Tarde de gloria
de cielo azul
de terciopelo y milagro,
de veleta acariciada por los vientos.

Tarde de luces,
de mil velas encendidas.
Tarde de miradas escapadas,
de suspiros contenidos,
de oraciones guardadas.


Un toque para advertir.

Un martillazo fuerte que retumba sobrio
por las cúpulas del templo.

Y todos callan.
El silencio se hace cómplice
del sentimiento profundo
de la emoción desbocada
del alma que esta embriagada
de corazones que tiemblan.

Escalofrío en el cuerpo,
un nudo insoportable en la garganta,
una sensación que embriaga
de borrachera o locura.

Quiero mirar y no puedo,
que mis ojos se me nublan
por la emoción de sus Lágrimas,
Lagrimas que irán al cielo
en su pasito de palio
en su altar de terciopelo.



Shcccc.   Shcccc.
Callad, por favor callad,
Y vivid este momento.

El segundo toque,
y el mundo se para,
y la respiración se entrecorta,
y vuestros cuerpos se templan
metiendo el cuello dispuesto
bajo la almohada amiga.

A tu lado el hermano que te aliviará
en los momentos malos,
extenuación que tu pasas
 al lado de quien te quiere,
amistades que se fraguan
en la igualdad absoluta
en la oscuridad de abajo.

Hermandad que se vive,
hermandad que se respira,
la hermandad que no es palabra
sino sensación y  vida.
Ese que te quiere y cuida
compañero fiel en la fatiga.

Todo está dicho.
Todo está hecho.
Ya nadie habla,
solo la voz de la sabiduría,
la voz de quien manda,
se atreve a preguntar
si estás dispuesto
a darte por entero al mundo,
a darte todo.





“Compare, estamos??
Cuando quieras, niño…”

Esa es la voz que ordena
con tono de comandante y brío.

“Pues al cielo con la Reina,
¡Toca!”

Y el mayordomo lanza el martillo
que por tercera vez golpea
haciendo temblar los muros.

Y ya nada es igual
Y ya nada es lo mismo.

El silencio se ha roto
en la maera que cae
sobre vuestros cuerpos erguidos
para aplastar vuestros hombros.

Y ese palio, ese trocito de cielo
cimbreará como un junco en la laguna.

Y ese palio, hermano,
será un año más mis temblorosas piernas,
y mis temblorosas manos.

Ese palio volverá a ser nuevamente mi temblorosa voz
será recuerdo,
será tiempo,
y será personas.

El Nene, Nene Carrillo, y Manolito Fraga,
Será José Luis Flores,
padre e hijo,
Antonio Romero
Antonio Rincón
 y J.J., como siempre le llame
y que nunca quiso.
Y serán muchas personas
todas las que fuimos
las que somos
las que seremos


Sonaran los caireles golpeando sus varales
y ese palio azul,
ese trocito de cielo
serás tu mismo de nuevo.


Y en él te veré otra vez,
en él comulgaremos,
en él resucitaremos
y volveremos a ser,
y volveremos a estar.

Todos los años lo mismo,
todos los años igual

Tarde de Domingo,
bendito milagro,
en la que el tiempo se para.

¡Que se pare el mundo!
Que a mi virgen de las Lágrimas
la han tirado para el cielo

Y allí ha llegado
por la Gloria de Dios
y por la fuerza de sus hijos
que la quieren con locura.

Al cielo con María la Virgen.
Al cielo con ella.
Al cielo con la Madre de Dios.
Al cielo con mi virgen de las Lágrimas,
Reina de todas las Reinas,
Virgen de todas las Vírgenes.

Que no hay en la Isla un palio
más bonito que este paso
de terciopelo bordado.

Virgencita de las Lágrimas,
con tu carita bonita
acaricias tu las almas
de los que tanto te quieren
que te rezan y te cargan,
esos que al cielo te tiran
con la bendita esperanza
de acercarte hasta tu hijo
y llevarte hasta tu casa.



Ruego a D. Jesús Moreno Pérez. Saetero,  suba al estrado para deleitarnos a todos con su cante. Revivamos el momento en el que él, siendo cargador de esta cuadrilla, rompía una oración por seguidilla en la primera levantá. Momentos inolvidables de escalofríos, que aún siguen emocionando al recordarlos.

SAETA



Son los momentos los que nos marcan, instantes que se viven, experiencias que se comparten y que son los que crean este sentimiento de hermandad sincera.

Momentos,
historias que vivimos al tiempo
que terminan y comienzan,
que se repiten de nuevo.

Momentos,
instantes de la vida con luces y sombras,
llenos de valor o miedos.

Momentos,
son momentos
de libertad o de gloria,
de caídas o de vuelcos,
son momentos y personas.

Porque  la vida es eso,
un viaje por los sueños,
para alcanzarlos al tiempo,
de convertirlos en momentos.
Y personas,
hijos de un sueño,
hombres elegidos
por la Gracia de Dios
para portar sobre vuestros hombros
el peso de su bendito hijo.



Cargadores de Columna,
sois esos, precisamente eso,
momentos y personas que pasaran,
que quedarán gravados
en la retina del tiempo
y volveréis en recuerdo.
Sabed esto,
tenedlo siempre presente
.


Felicidades por esta conmemoración tan importante
que hoy celebramos.

 Que sepas que no todos pueden tener la dicha
de estar ahí debajo,
de vivir esos momentos
momentos que te marcarán
y modelarán la persona que terminarás siendo.

¡Que lo vivas intensamente!
¡Que lo disfrutes,
y que yo lo vea.!


Permítanme que antes de terminar, me acuerde de alguien de quien no puedo olvidarme en este día tan especial. 
        
Te reverbero por ser tu mi filantropía,
en mis noches y en mis días,
donde todo te evoca.

Levantá sentía de estos hombres que conozco
y que te quieren como yo.

El cielo azul que se torna
en morado sagrado de pasión sencilla.
Masculino escalofrío de pasado hecho presente
de rallos de sol hirientes
que lo alumbran todo.

Caracolas de luces.
Caracolas oscuras,
marrones como sus ojos,
caracolas de velas
que eternamente arden
en el recuerdo de un tiempo
en el que fuiste el centro de todo.

Cargador,
sobre tus hombros un navío,
y arriba con gran tronío
ese Jesús bendecido
que soporta sin quejarse
el lastimero crujido
de un látigo aterrador.

Cargador,
sobre tus hombros ese barco
y arriba el conquistador
de corazones y alma
el bueno de mi señor
con su bendita mirada

A él me dirijo y le pido:

Cuídalos Señor,
te digo yo en mi oración.
Cuida sus cuerpos,
que generosos te ofrecen
esa ofrenda de sacrificio y esfuerzo.

Cuídalos Señor,
y no los olvides, nunca.

Cuídalos Señor
y no los olvides
como yo tampoco me puedo olvidar de ti.

¿Acaso alguien pensó que me iba a ir de aquí
sin despedirme de ti?


Déjate llevar Jesús,
déja una vez más que sean ellos
quienes te lancen
en levantá inmortal
que sepa a tierra de aquí,
que sepa a mar y olas,
que sepa a levante.

¿Quién pudo pensar Señor
que me marcharía de aquí
sin despedirme de ti?

Si eres el centro de mi vida,
si eres el eje, el motor y el sentido.

A las banditas hijo, con fuerza y con fe.

A las banditas hijo, con  esperanzas y orgullo,
mirando esos ojos suyos
esos dos inmensos alaridos grandes
que proclaman, que pregonan
la grandeza del humilde
 hecho Dios.

Revolución de los sencillos

¿Es que no los ves?
Ojos abiertos que miran
por señalarte, cargador
el punto exacto
de lo más importante:
su Amor.

Y te miran a ti,
Y me miran a mí,
¿Es que no te ves?


Quererte, mi Jesús, Rey sin espada
armado de bondad y de alegría
Soberano Real de la bahía,
Señor de esta Isla evocada.

Lo que has sufrido, Jesús, y aún es nada
para el daño que te haremos todavía
agrandando sin querer esa agonía
que nos muestras en tus llagas.

Amarradas tus manos a esa columna
abierta de par en par tu santa espalda
sin que se muestre el dolor en tu mirada.

Tu eres el consuelo, eres la luz y la alegría
 y allí estás siempre
al amparo de la oración sentida,
como bastón donde apoyarme
como razón y fuerza.

Yo miraré, Señor, si es que aún puedo
para buscar en tu figura atada
 mi fe plena,
que se acrecienta, Jesús, a sólo verte.

Anclado a tu Columna yo me quede,
para volcar sobre ti mis tristes penas
sabiendo que serás tú, y solo tu
quien vencerá a la muerte.

¿Quién se pensó Jesús
que yo me iría
sin acordarme de ti,
 sin verte?

Yo no me puedo marchar
sin gritar a viva voz
la inmensa suerte
que yo he tenido al tenerte.

Que es imposible mirarte
y no quererte,
Que es imposible Señor.

Que yo no me voy de aquí
sin dedicarte
estos versos de amor que con mi arte
te regalo hecho oración.

Que yo no me voy,  Señor,
que yo no me voy de aquí
sin nombrarte,
sin decirte que te quiero
que yo me acuerdo de ti
y que en ti muero.



Ignacio Bermejo Martínez
Presentación del cartel de los Cargadores de Columna
Cuaresma 2016

26 de Febrero.