sábado, 26 de noviembre de 2011

El tiempo

El tiempo es como el viento,
siéntelo pasar
en tu alma, en tu rostro, en tu pelo.

Nos cambia, nos transforma
modelando la  escultura que somos
definiéndonos.

Abrázame con fuerza,
apriétame a tu pecho,
mientras la vida pasa
y el tiempo se escapa como agua
entre mis dedos.

Contempla como el tiempo,
a golpes de experiencia
se inventa lo que soy.

Abrázame, mi amor,
abrázame con fuerza,
extiende sobre mí  tus brazos como lazos
anclándome a tu cuerpo
y al amor que arde en tus entrañas.

Ayúdame a saltar
de este tren en movimiento,
que quiero escapar, contigo, de este maldito tiempo.

Y déjalo correr,
cargado de triunfos, de cantos  y guitarras,
que pase sin reparos, arrugando mi cara
golpeando mi cuerpo hasta doblar mi espalda,
pero quiéreme tu,  mientras ocurre,
mientras expiro  y muero
mientras calladamente desaparezco,
porque  mirarte a la cara,
haciéndote el amor
será escapar de él,
triunfar y hacerme eterno.

Ignacio Bermejo

martes, 22 de noviembre de 2011

Maldición

Maldita la botella capaz de contener la esencia,
de atraparla, de no dejarla volar con el aire,
impidiendo que se pueda respirar,
o disfrutar como el aroma de una flor en primavera.

Maldita la fragancia que inundó mi olfato,
la luz que cegó mis ojos,
el aire que ahogó mis suspiros
transformados en lamentos.

No quiero nada.
No quiero saber nada.
No quiero decir nada,
porque todo está dicho
y es tiempo de callar,
tiempo de esperar.

Es tiempo de dormir
el sueño de los muertos.
Es tiempo de escapar
de este lugar  maldito
privado del aliento
del cómplice oriundo
que no sabe a dónde ir.

Maldita esta botella  de la que bebo, una y otra vez,
y nunca se termina
para mi tormento.
Maldita sea por siempre.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Esperando



La esencia del mensaje, las palabras,
ordenadas de manera consecuente
actuando entre las almas como verdadero puente
construido con ideas, con claridad expresadas,
para que no quepan dudas.

La esencia de lo dicho, de lo pensado,
el deseo manifiesto ya no disimulado
la estrategia del ataque, la conquista
de un levantar de alas con altura.

Y aquí me tienen, atado, esperando la respuesta
a la aventura supuesta
propuesta sin palabras, con miradas,
que sin promesas vanas de falsas señales,
sin mañana,
pido caminando descalzo por la tierra,
para soñar,  volando, quizás para morir, y tras ello,
continuar viviendo
con la frialdad notoria de haber disfrutado un sí.


Ignacio Bermejo



miércoles, 16 de noviembre de 2011

Al carajo.

Miré hacia arriba para ver el cielo azul
y me cagaron los despojos de la realidad más cotidiana.
No hay princesas, ni mares, ni ventanas,
si no gente que embalsaman su presente
de sueños incandescentes que perdieron su inocencia,
o nunca la tuvieron.
Mujeres que nunca fueron niñas
y hombres que jamás soñaron.

Jugué a ser un hombre  con sueños de Quijote
un mero carajote, candoroso y lloroso
un idealista, un ingenuo cargado de simpleza
sabio de mucho e inexperto en todo,
absurdo, ridículo y asombrado
de cuan estúpido se puede llegar a ser,  sin darse cuenta.

Malditos sean los ojos y los oídos
por dejar ver y oír.
Malditos también los cerebros
que forjaron pensamientos,
y los corazones
que sembraron  sentimientos.

A veces mi vida
está en lo que escribo,
muchas otras en todo aquello que he querido,
que jamás he tenido.
Es un síndrome, el destino,
que me lleva a donde quiere
ajeno a mi voluntad.
Una tragedia más.
Mi sino. 

jueves, 10 de noviembre de 2011

Mirando


He aprendido viendo
que el silencio puede estar cargado de palabras,
de sentimientos que afloran como plantas
y miedos disfrazados de lágrimas.

He aprendido viendo en silencio,
que se puede volar alto, aún sin alas
que en mi pecho, muy adentro, aun renace
una vida que no acaba.

He aprendido mirando
que el deseo es algo inesperado que surge de repente
que llega a nuestra vida enfermándonos de miedos,
contagiándonos de ausencias y cargándonos de vida.

He aprendido mirando, mirando cada día
que el hambre es algo que se expresa con mil caras,
que el ansia inaguantable se transforma en la locura
de buscar en el presente lo imposible.

Y aquí sigo, y seguiré por siempre, mirando… mirándote.

(Ignacio Bermejo)

martes, 1 de noviembre de 2011

El amor de la granada

Rosado, apasionado,  creciendo como el fuego
rotundo y rebosante hasta romper la rama
de un corazón de fruta que derrama
su jugo con dulzor,  hasta vaciarse entero.

Rosada,  apasionada y grande la granada
deshecha en mil granitos de locura  
sabroso manjar que con ternura
se confunde en deseos de enamorada.

Y quise ver un poco más allá de su mirada
y vi la luz oscura y deprimida
de la pasión dormida y evocada.

De un ángel triste nacido de la tierra
con  pretensión prohibida de fruta deseada  
con alma que en amor es ciega y siempre yerra.