jueves, 31 de enero de 2008

Los peligros de Internet.

El ciberespacio nos está convirtiendo en seres solitarios, curiosamente, cuando más fácil resulta poder conectar con otras personas gracias a las muchas posibilidades que nos ofrece la pantalla del PC. Viajamos por ese ciberlugar con la misma soltura que un astronauta por el espacio exterior y, sin darnos cuenta, nos adentramos en una frenética efervescencia de correos electrónicos con miembros desconocidos de diversos foros de discusión, donde lo mismo se habla de guerras petrolíferas y su repercusión en la crisis económica mundial, que sobre las tetas de Carla Bruni, la amante de Sarkozy, que son preciosas dicho sea de paso.
Es realmente facilísimo hacer amistad con personas de los cuatro continentes, pero se complica la relación real interpersonal que existía entre compañeros de trabajo, o vecinos.
Internet nos conecta a muchísimas personas de cualquier lugar del mundo, pero curiosamente no tenemos a nadie con quien compartir una cerveza. ¿Está cambiando el concepto de la amistad?
Lo cierto es que la vida de muchos de nosotros ha cambiando al descubrir las virtudes del último portento tecnológico en cibercomunicación instantánea, el Messenger. Tal es así, que se venden los ordenadores con el software preparado, con independencia del sistema operativo sin el que el aparato no podría funcionar. Todos lo tenemos instalados en el disco duro y chateamos como posesos, ansiosos de comunicarnos con otras personas diferentes a nosotros.
Al principio la curiosidad nos empuja a buscar todo aquello que nos fascina: gente de otros países, otros paisajes, otras culturas, otras religiones e ideologías, pero pronto, superado el periodo inicial de fascinación, comenzamos a comprender en profundidad todas las posibilidades que se nos abren como un abanico ante nuestros ojos pasmados, tanto las buenas como las malas. Descubrimos que el ciberespacio alberga miles de mujeres y de hombres dispuestos a chatear en busca de aquello que les falta en su vida, aventura, pasión, ilusión, y estos sentimientos se disfrazan de letras y nos inundan el alma con la mayor mentira. Se trata de un nuevo amor irreal, sin rasgos físicos, un sentimiento extraño que usamos como tabla de salvación en el angosto mar de nuestros vidas triviales y aburridas. Es como un sueño que surge de nuestra desesperación más profunda. Se chatea idealizando al adonis que teclea al otro extremo del hilo telefónico, cuando de repente nos descubrimos obviando el privilegiado anonimato que hasta entonces poseíamos y nos damos a conocer tal cual somos. Los más ilusos, confesando la verdad, toda la verdad: Que si me llamo Pepito, que si vivo en Cuenta, etc... El otro, al que le ocurre un tanto de lo mismo, aprovecha la coyuntura y, dada la cercanía de sus domicilios, surge la inevitable cita a ciegas. Él llegó por la mañana y se alojó en el hotel convenido. Preparó el acontecimiento con esmero: corte de pelo a la navaja, fragancia Calvin Klein for men, triple cepillado de dientes, calzoncillos limpios y un paquete de doce preservativos que compró en la farmacia de la esquina. "Que se jodan los obispos", pensó con sarcasmo al echárselo al bolsillo. Esperó durante largas horas, pero ella nunca apareció. No la conocía de nada, pero aún así, no pudo evitar sentirse el hombre más desdichado del mundo. De regreso a su casa, de vuelta a su monótona vida, un pensamiento alivió su alma. En el fondo se alegró de que ella no apareciera: “Mira si al final en vez de Pepa se llama Manolo y se afeita la barba por las mañanas...” Suspiró, y por fin sonrió aliviado.

jueves, 24 de enero de 2008

La Virgen María

¿Qué puedo decir de la Divina Pastora Coronada que sea original y no suene a manido, si en la nómina de esta querida Hermandad ya contáis con magníficos pregoneros, algunos incluso de la Semana Santa de San Fernando, que seguro son capaces de inventar piropos muchísimo más bellos que los que pudieran nacer de mi pluma? Por eso no tiene sentido que me esfuerce en galanterías, porque sé que de ellas, la Pastora, está sobrada. Ella es la Virgen mimada del barrio, de la parroquia y de todos vosotros. Es evidente vuestro testimonio de amor. Por eso me limitaré a hablaros del concepto que tengo de la Virgen, bajo cualquier advocación, y desde el prisma que todo católico debe tener.
Últimamente se está discutiendo muchísimo sobre los fundamentos históricos de nuestra fe. Los libros de J. A. Pagola, del Papa, y otros, dan buena muestra de ello, pero el cristiano ha de entender que la fe no sólo se basa en hechos históricos, sino en otras verdades que asumimos como ciertas y en las que creemos sin cuestionarlas.
El mejor creyente no es el que cree todo a pies juntillas. Es el que decide creer voluntariamente, desde la libertad y el conocimiento, por eso es bueno profundizar en las raíces históricas, pero a sabiendas de que no sólo podemos quedarnos en eso.
No obstante, profundizar en la historia de la Virgen María es una tarea tremendamente complicada, a tenor de que en los primeros años del cristianismo se consideraba a la mujer como a un animal o a un objeto. La mujer no era tenida en cuenta socialmente, y por eso son muy pocas las que han sido recordadas por la historia. Eso nos lleva a firmar que las mujeres que sí sobrepasaron aquel complicado inconveniente cultural machista y judío, como es el caso de María de Magdala, la propia Virgen María, esposa de José y madre de Jesús, y algunas otras, debieron de ser mujeres realmente excepcionales.
Desde el prisma histórico, poco sabemos de María, allende lo que nos cuentan los Evangelios. Es por ello que si queremos buscar a la Virgen María, debemos mirar a la Iglesia, y es allí precisamente donde la encontraremos en su verdadera dimensión.
Buscar a la Virgen es encontrarse de lleno con los Dogmas de fe más bonitos de nuestra religión. Ella es la verdadera Madre de Dios, pues engendró por obra del Espíritu Santo y dio a la luz a Jesucristo, asumiendo por voluntad propia y desde su condición humana, el nacimiento de Dios que debía encarnarse, para nacer hecho hombre. La Iglesia afirma este Dogma desde siempre, pero lo definió solemnemente en el Concilio de Efeso (siglo V). Mucho más recientemente, en El Concilio Vaticano II, se vuelve a mencionar esta verdad con las siguientes palabras: "Desde los tiempos más antiguos, la Bienaventurada Virgen es honrada con el título de Madre de Dios, a cuyo amparo los fieles acuden con sus súplicas en todos sus peligros y necesidades" (Const. Dogmática Lumen Gentium, Num 66). Este culto a la Virgen es llamado hiperdulía y es diferente del que le profesamos a Dios.
La Virgen también fue preservada inmune de la mancha del pecado original desde el primer instante de su Concepción, por singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, Salvador del genero humano. Esta otra verdad sobre María fue proclamada como Dogma de Fe por el Papa Pío IX, el 8 de diciembre de 1854, en la Bula Ineffabilis Deus, y conservó plena y perdurablemente su Virginidad. Ella fue siempre Virgen, antes del parto, en el parto, y perpetuamente, después del parto. La Iglesia así lo afirma con el Dogma desde el Credo compuesto por los Apóstoles. El Concilio Vaticano II también dice: "Ella es aquella Virgen que concebirá y dará a luz un Hijo, que se llamará Emmanuel" (Const. Dogmática Lumen Gentium, n 55).
Por último recordar que la Madre de Dios, siempre Virgen, cumplido el curso de su vida terrena, fue subida en cuerpo y alma a la gloria celestial. Otro de los Dogmas que fue proclamado por el Papa Pío XII, el 1º de noviembre de 1950, en la Constitución Munificentisimus Deus. Esta es María, nuestra Virgen, a la que rezamos porque ella es nuestra Madre, Madre de la Iglesia, Abogada Nuestra, Corredentora, Medianera de todas las gracias, Reina y Señora de todo lo creado, y todas las alabanzas que contiene el Rosario. Así lo creemos, lo defendemos y promulgamos. Eso es lo que representa la imagen de la Divina Pastora, la Virgen de las Lágrimas, la de la Victoria y todas las demás advocaciones que llevamos en el corazón, y que son verdaderas lanzaderas de nuestras oraciones personales y representaciones donde manifestamos el profundo y sincero amor que sentimos hacia María, la única y verdadera Madre de Dios.

miércoles, 23 de enero de 2008

¡Cuidado con la clase media!

Según un informe reciente de la Fundación Sindical de Estudios (FSE) de CCOO, se agranda la brecha salarial entre ejecutivos y trabajadores propiciando una importante estratificación social que hace peligrar la clase media.
Los salarios de los altos cargos crecieron en 2007 un 30,9%, porcentaje proporcional al beneficio de las empresas, el cual se ha reconocido oficialmente en un 26,6%, cuando las nóminas de los asalariados sólo aumentaron un ridículo 3,4%.
Ante estos datos, cabría preguntarse si las políticas sociales del Ejecutivo son propias de un Gobierno de izquierdas, más aún, teniendo en cuenta que en el mismo estudio se informa de un incremento en 2008 por encima de la inflación de todos los precios de bienes básicos intervenidos directamente por el Estado, como son la electricidad, el gas, el agua o el trasporte. Le están haciendo la cama a ZP.
Es posible que esta brecha salarial sea debida, en parte, a la creciente precariedad en el mercado de trabajo, donde se impone niveles salariales realmente bajos como consecuencia de la contratación masiva de mujeres, jóvenes e inmigrantes, colectivos sociales cuya labilidad los excluye de la reivindicación sindical en defensa de sus derechos laborales. Estos suman el 80% de la clase activa española, y su precariedad está dejando al descubierto la acción capitalista que no duda, ante la inexistencia de presión social por la lucha de los intereses de las clases menos desfavorecidas, en apropiarse de la mayor porción de beneficios.
Es la película de siempre: Las revoluciones pasadas están caducadas y no tienen efecto real. Eso da pie a un abaratamiento salarial generalizado que redunda en mermar el nivel adquisitivo de los más pobres, por tanto, un menor consumo, mayores precios, y obviamente, la crisis. Fenómeno que podría ser, y de hecho estoy convencido de ello, el arma secreta con que el capitalismo ataca al estado de derecho para hacer fracasar un gobierno progresista, como el de ZP.
Al no repartirse con mayor justicia los beneficios empresariales, se están consolidando las grandes fortunas, y los ricos cada vez son más ricos y los pobres cada vez más pobres y por otro, que los trabajadores sean, en definitiva, más pobres de lo que eran en 2006.
La sensación es que la economía está pasando un bache y se tambalea. Pero ¿estos agentes macroeconómicos, estos poderes fácticos, no tendrán algo que ver en todo esto? ¿Cómo se podría controlar y corregir? Para mí, sólo existen dos maneras. De nuevo me remito a la historia para responder. La primera, con la aplicación de un mayor intervensionismo del estado, controlando y comprobando los beneficios empresariales, procurando que no se puedan evadir impuestos, para propiciar de alguna forma que paguen más los que más tienen. Las grandes fortunas son siempre las que en proporción pagan menos impuestos. Eso es bien sabido por todos, pues el capital cuenta siempre con el asesoramiento de los mejores profesionales para que eso sea siempre así. El Estado ha de proteger al ciudadano de estas prácticas, que al contrario de producir riqueza y empleo en el país, que para eso están las empresas, lo empobrecen y lo desmantelan. En segundo lugar, rompiendo el clima de conformismo de las clases más bajas, radicalizando las reivindicaciones sindicales. Enrarecer el clima social, enseñando los dientes y reclamando un reparto más equitativo. No hay otra forma.

miércoles, 16 de enero de 2008

¿Quién será el culpable?

Doy por sentado que habrán oído alguna vez la expresión “... a río revuelto, ganancia de pescadores...”, refrán que por lo visto se ha aprendido muy bien cierto sector social, que a mí, cuanto menos, me sorprende por lo reaccionario que es.
Siempre que oía la palabra “integrismo”, aunque su significado real dista mucho del que se le asocia inconscientemente en la actualidad, me venía a la cabeza esos islamistas tan radicales y enfrentados con la cultura occidental que vemos a diario en las noticias, pero últimamente, el término, no sólo se refiere a aquellos musulmanes retrógrados y temibles, sino que, en vista de ciertas actitudes de determinado sector político-religioso, se está ampliando su significación. Algo que, dado el tiempo en que vivimos, no sé si será positivo o todo lo contrario. (Bueno, sí lo sé, pero no lo digo)
Cuando las posturas se radicalizan hasta extremos insostenibles por su absurdo, cosa que me parece siempre un grave error, se produce la exclusión de muchos inocentes que huyen del sistema, posiblemente decepcionados y desengañados, y eso quiebra la sociedad y la destruye.
Es posible que la crisis coyuntural que sufrimos en España sea una consecuencia de la confrontación constante que padecemos, aunque para algunos sea sólo una forma de hacer política, sin tener en cuenta la crispación y el estrés social que producen.
Alguien ha de ser responsable del sentimiento separatista, incrementado en los últimos años, entre catalanes y el resto de españoles. Campañas de constante martilleo que se han empleado en detrimento de la unidad del pueblo, amparadas precisamente en un sentir tan nacionalista como el que reprochan. Ésas críticas constantes al pueblo catalán, esos desaires a su economía y su política, seguro que no han caído en saco roto y en el futuro nos arrepentiremos de haber sido tan vehementes.
Primero fueron los catalanes, luego las familias, célula básica social que se instrumentaliza para sacarla de contexto. Últimamente se movilizan los sectores más reaccionarios en defensa de la familia, como si en la actualidad corriera peligro de extinguirse, y eso es incierto. Realmente no se manifiestan en defensa de la familia, sino contra la libertad de composición de la misma. No se trata de procurar un futuro para la familia tradicional cristiana, a la que me precio de defender, sino de evitar a toda costa cualquier alteración de su concepto, en contradicción con los principios básicos y fundamentales que debieran regir las entidades que se colocan a ese lado del estrato social, pues con esa postura tan férrea, lo único que consiguen es excluir a muchos, que como en el caso anterior, se quedan por el camino, adelgazando el concepto de Estado de Derecho, posiblemente en favor de otros sistemas menos democráticos.
Y ahora, quizás por la proximidad de las elecciones, una crisis económica, reitero que coyuntural, que ciertamente tiene mucho más de inventada que de real. Es una crisis económica psicológica, producida por el miedo al “que viene el lobo”, táctica política muy criticada, por cierto, por los mismos que tanto la emplean últimamente. Yo me pregunto ¿quien cargará con la responsabilidad del daño que se le está haciendo a España? ¿Quien tendrá que soportar las consecuencias?. Esta crisis inexistente, de momento nos está afectando a nosotros, pues el miedo que están inculcando retrae la economía, siempre asustadiza, y produce, como efecto inmediato, un encarecimiento de los precios al consumo que tenemos que soportar quienes menos culpas tenemos de todo.. ¿Qué le parece? ¿Y usted qué piensa?

Dejados de la mano de Dios.

No recuerdo con exactitud donde he leído que en Zaragoza, el año que viene, con motivo de la celebración de la 4ª Exposición Universal, quieren dragar el río Ebro, aniquilando parte de su ecosistema y eliminando el histórico puente de piedra que lo cruza, lo que obviamente es dar un puntapié a la ecología y a la cultura sin ningún tipo de miramientos, y al parecer sin que nadie diga absolutamente nada al respecto.
Algo similar ya ocurrió en Valencia, ciudad que vació el Turia para ganar el terreno que ocupaba su curso natural, lugar donde han instalado la Ciudad de las Artes y de las Ciencias, el Oceanográfico, el Museo de las Ciencias, el Palau de la Ópera, etc., lo que ha supuesto la modernización de la ciudad y una apuesta firme por el turismo, sector en evidente crecimiento, por suerte para ellos.
Ante noticias como estas, yo me pregunto si no estaremos haciendo el gili por estos lares, porque fijo que en el Ebro y en el Turia vivían en su día tantos o más pajaritos que en nuestro triste, mal oliente y abandonado parque natural, pero aquellos parajes se modifican sin más y a éste no hay quien lo toque. ¿Y eso por qué es así? Al final va a ser cierto eso que dicen de que Cádiz, y por tanto también la Isla, no es el sur de Europa, sino el norte de África.
La Isla necesita crecer necesariamente, y es indignante que para ello se tenga que mendigar terreno al Ministerio de Defensa, más aún teniendo en cuenta la noticia publicada en días pasados, por este mismo medio, que daba a conocer la desafectación de terreno en Tarragona para la construcción de viviendas sociales.
Hablando con un amigo de estos temas, alguien precisamente con quien no comparto en absoluto ideología política, coincidíamos desde nuestras diferentes formas de entender el mundo, que la Isla necesita de políticos que sepan defender nuestros intereses, con independencia de las siglas y las tácticas centralistas de partidos.
Entre los políticos de San Fernando debería existir una unión inquebrantable para la defensa de los intereses de esta tierra, porque se hace obvio que lo contrario impide el desarrollo y el progreso.
La confrontación sólo sirve para procurarse poder allí donde verdaderamente hay, pero ¿qué pasa con localidades con realidades diferentes de los grandes núcleos urbanos? ¿Nos atañen los intereses de los grandes partidos en su lucha por el poder? Creo que, aún teniendo que ir de su mano, no deberíamos olvidar jamás quienes son y para que están ellos y quienes somos nosotros y qué necesitamos.
No obstante, también es muy complicado hacerse notar desde un partido minoritario sin representación parlamentaria en Madrid y en Sevilla, pues para imponerse y hacerse respetar no basta con la posible valía, la ilusión y el empeño que se pudiera poner.
Con ello pretendo decir que considero que la Isla necesita un cambio político inminente, para que de una vez por todas estemos verdaderamente representados y seamos respetados por Andalucía y el resto de España. Somos una ciudad de cien mil habitantes que aún no tiene claro el rumbo que debe tomar. Sólo sabemos donde estamos, en un lugar carente de futuro donde se nos perjudica a diario. Los políticos, aquellos que verdaderamente tengan una vocación de servicio y de entrega a su pueblo, coincidirán conmigo. Obviamente, no aquellos que vean en la política una profesión de la que vivir. No obstante, estos me dan igual, porque ellos son precisamente los que verdaderamente sobran.