porque fue de noche
cuando las sirenas
estridentes y amarillas
gritaron alocadas.
Noche,
porque fue de
noche,
con la luna
ausente,
tapada por el humo
que ascendía
queriendo escapar
del aire.
Cuando tus ojos se cerraron de repente,
rompiendo
aquel regreso
truncando
aquel reencuentro
de
amigos para siempre.
Y tu luz murió
sesgando un mundo
de sonrisas,
un mundo de miradas
de terciopelo azul
bordado.
Noche,
porque fue de noche
cuando dejamos de
ser niños
fortalecidos en el pesar inevitable de tu muerte.
Ignacio Bermejo
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