domingo, 4 de octubre de 2015

El plato de pringá


Estremecido hasta la emoción incontenible de una lagrima escapada
al ver ese amor inmenso:
El amor que se hace fuerza,
que se hace fuego,
que se hace ofrenda…
Estremecido hasta la emoción incontenible de una respiración cortada
que punza el corazón que late.
La vida se hace plato
y lo humilde se hace grande,
lo más grande entre una madre y un hijo,
Nada es lo que es.
Siéntate a su mesa, amigo
y comulga,
que a veces las Moiras
juegan con hilos blancos, dorados y negros
sin contarlos

riéndose de ti.

1 comentario:

Pilar Abalorios dijo...

Lo que una madre pone en la mesa, solo quien atiende puede comprender.

Un saludo