Presentación del cartel de los Cargadores de Columna
Cuaresma 2016
Muchas
gracias a todos y a todas por venir a compartir esta extraordinaria tarde en la
presentamos este magnífico cartel que
publica la Cuadrilla de Cargadores de Columna, del que es autor D. Antonio Quintero Bozo, un
joven fotógrafo cañaílla, a quien he
tenido el gusto de conocer recientemente,
lo que ha supuesto para mí, por un lado, un gratísimo placer, y por otro, un gran descubrimiento, y digo esto porque
Antonio está vinculado al mundo cofrade por dos de mis grandes devociones. A
Columna y a Nazareno. A Columna a través de su hermano, quien le trasmite el
cariño que siente a nuestros titulares. Y a Nazareno porque es también hermano
desde que nació, donde hace su estación penitencial, portando un farol de guía
que acompaña a la cruz que va abriendo paso al cortejo del Señor de la Isla.
Al
margen de estas dos devociones, Antonio es también hermano de la Hermandad de
la Palma, de la Viña o de la Misericordia, como quieran llamarla, y de la
Hermandad del Santo Ángel, ambas de la
ciudad vecina de Cádiz, y esta última, concretamente, con sede canónica en la
Castrense.
Antonio
es humilde, una persona sencilla que sueña y que trabaja. Es aficionado a la
fotografía desde hace muchísimos años, aunque fue el pasado, cuando se presentó por primera vez a un
certamen fotográfico, y por lo visto, con muchísimo existo, pues consiguió el primer
premio del Cartel de la Hermandad de la Caridad, lo que le motivó para
profundizar en sus conocimientos fotográficos, asistiendo a varios cursos, enriqueciendo su
formación.
A
partir de entonces ha ganado varios certámenes, como son el de María
Auxiliadora, y el de la Reina de los Ángeles, éxitos que alterna con una
participación activa en la revista fotográfica que publica Focois, asociación a
la que pertenece.
Este
año se ha consolidado como fotógrafo cofrade, ganando los certámenes de Tres Caídas, Gran
Poder, Pub la Cerería, Castillo de San Fernando, Resurrección y este de Columna, que como pueden ver, es
una extraordinaria fotografía que representa a la Reina del Cielo, a nuestra
Virgen de las Lágrimas, en un momento de su recorrido, que él ha inmortalizado
para que perdure por siempre. Pueden ver que se trata de una instantánea realmente preciosa, una
fotografía digna del premio recibido, porque recoge un instante de la pasión azul, un
momento mágico en el que ella va derramando su gracia por las calles de San Fernando. Cartel,
por cierto, con el que conmemoramos el 25 Aniversario de la Cuadrilla,
efeméride que hoy festejaremos. Ahí es nada.
Gracias
Antonio por este trabajo tan extraordinario. Enhorabuena por esos éxitos, que
solo son el preludio de todo lo que queda por venir, porque estoy convencido de
que esto que hemos contado, es solo la historia de un inicio, el comienzo de tu
carrera como fotógrafo que auguro larga y exitosa.
En
ti también se cumple la paradoja de que se hace realidad el milagro de la
revolución de los modestos, frase que tu encarnas y que me encanta. La
revolución de una persona sencilla que
llega a la fotografía soñando, y que ve como esos sueños se van haciendo
realidad, porque es verdad que aquello que se sueña, aquello que se desea con
fuerza, se alcanza, y en eso creemos ambos.
Tú apostaste por ti mismo, creíste en ti y hoy recoges los frutos de esa
fe, de esa entrega, de esos sueños y de
ese trabajo realizado. Enhorabuena, Antonio, y como dije al principio, y me
reitero en ello, ha sido todo un placer conocerte y descubrirte.
Gracias
también, como no, a la Cuadrilla de Cargadores de Columna, por la confianza que
demuestra siempre hacia mi persona, y especialmente hoy, por haberme
tenido en cuenta para este acto, gracias a todos y cada uno de los cargadores
que componen las cuadrillas, gracias por
las muchísimas muestras de apoyo recibido, por vuestros presentes, por vuestro reconocimiento. Gracias a D. Andrés Sánchez
Merino por ese simbólico gesto con el que consiguió emocionarme. Gracias a los capataces, amigos de toda la
vida, a los que guardo un gran aprecio, y gracias muy especialmente a mis niños, esos locos entrañables que forman parte de esta
cuadrilla y con quienes guardo una
estrecha, sincera y bonita relación, tanto a los que estáis hoy aquí presentes,
como a los que no, esos otros amantes de esta hermandad y que por
circunstancias laborales se tuvieron que marchar. A ellos igualmente elevo mi
agradecimiento. Gracias a todos, de todo corazón, porque estoy convencido que habéis
sido vosotros los verdaderos valedores de esta iniciativa, los responsables de que me encuentre hoy aquí. Yo
sé que sabéis a quién me refiero, creo que no hace falta dar más detalles.
A
vosotros, mis niños, os digo que solo
espero estar a la altura de lo que esperáis de mí. Permitidme que os diga, que
si estoy aquí, es por vosotros, por el cariño que siempre me habéis trasmitido,
por ello dejad que hoy satisfaga una deuda, quiero dedicaros estas palabras, saeta
que mando hacia vuestros corazones con la intención de emocionaros. Os quiero acariciar el alma, y quiero hacerlo
porque el cariño es mutuo, lo sabéis, así ha sido siempre y así va a seguir
siendo, por tanto, mis queridos niños,
va por ustedes.
Gracias
por último también a mi amigo, compañero de fatigas y hermano, Sergio Oliva
Mota, por esas palabras que me has
dedicado desde el afecto que mutuamente nos profesamos, un sentimiento
fraternal más que demostrado. Muchas gracias Sergio. Reconozco que me siento afortunado al poder
contar con personas como tú, que llegado
este momento, me saben arropar y apoyar y que además lo hacen de esa manera, con tanto cariño. Gracias por ese prólogo tan extraordinario y
exagerado.
Queridos cargadores:
Este trocito de cielo
de terciopelo bordado
que a las calles de la Isla
sacas cada Domingo de Ramos,
llevando a la más bonita,
estando tu allí debajo,
meciéndola con dulzura
cargándola con trabajo.
Este trocito de cielo
de terciopelo bordado,
es el altar más grandioso,
que jamás hayan soñado.
No hay sabio
ni en la tierra hay erudito
de haber sido capaz,
de haber pensado
un trono tan celestial
como este paso de palio.
Es un pasito de sueños
es su trono plateado,
donde la ponen sus hijos
los buenos de mis hermanos.
Allí la suben por guapa
y la colocan por Reina,
mecedla con mucho mimo
cargadla con mil cuidados
que la pobre va muy triste,
que mi madre va llorando,
que esos malditos sayones,
esos dos hombres odiados,
a su hijo le han pegado.
Ella llora desolada.
A la calle va llorando,
su corazón va partido,
al ver sus manos Atadas,
al ver su espalda sangrando.
Cargadores de mi Virgen,
mecedla con mucho mimo,
llevadla con mil cuidados,
y que de tu amor renazca
ese bonito regalo
de convertir en estrella
sus Lágrimas que debajo
mojan sus ojos bonitos
que el dolor quiere cerrados.
Tu no lo permitas, Madre
que esos ojos son mi faro
que son la luz de mis días
el marrón de la alegría
de la pasión que sentimos
cada Domingo de Ramos.
Lágrimas de madre buena
dos grandes soles alumbrando
Luceros de tarde azul
de mi virgen que va amando
a ese que lleváis delante
y que también vais cargando.
Queridos
cargadores de mi Virgen, y de mi Cristo, queridos cargadores de Columna,
hermanos míos:
Ha
pasado ya tanto tiempo, veinticinco años
exactamente, desde aquella tarde en la que un joven de apenas veintitantos años
afrontara, estrenando su mandato con dispensa del Obispo por su edad, aquel reto
apasionante de constituir esta cuadrilla, la Cuadrilla de Hermanos Cargadores
de la Hermandad de la Columna y María Santísima de las Lágrimas.
Una
tarde en la que a aquel joven le temblaban las manos, le temblaban las
piernas y le temblaba la voz, pero a pesar de ello, ajeno a la importancia y a
la trascendencia de lo que realmente se estaba gestando, supo encontrar la
manera de responder a aquel reto que el destino le había puesto por delante.
Recuerdo
que aquel joven, no lo tenía nada claro, el vértigo no le dejaba discernir más
allá de su intuición, pero a pesar de ello pudo encontrar la manera, rodeado de
los suyos, en aquella primera asamblea
de cargadores, de afrontar aquel proyecto que también nacía templando, como
tiemblan los juncos en las charcas.
Aquella
tarde, que reverdece hoy en mi recuerdo, nacía esta cuadrilla, y lo hacía con humildad y sencillez,
desde la modestia y la inocencia de
aquel ilusionado grupo de jóvenes que desde la inconsciencia se habían hecho
cargo de aquel marrón, sí, un marrón, permítidme esta expresión, porque
marrones son también sus ojos, esos ojos lagrimosos que siempre nos han servido
de inspiración, ojos llorosos que nos han trasmitido la fuerza y el coraje, las
ganas, porque es inevitable mirar a la cara de la Virgen de las Lágrimas y no
enamorarse de ella.
Es imposible mirarla
y no caer prendado a sus pies,
por lo bonita que es.
mi Virgencita del alma.
Aquellos
jóvenes no tuvieron en cuenta el peso de
aquella loza, e inspirados y motivados por la fuerza del Espíritu, afrontaron aquel reto con ilusión y entrega. Aquella tarde nacía esta cuadrilla, y lo
hacía como un proyecto frágil, tanto como un junco en la laguna, pero cargada de la
fuerza de la juventud, con ese poder que
es verdaderamente invencible.
Y
la idea, casi de inmediato fue tomando cuerpo. Los principios nunca son
fáciles, pero siempre son ilusionantes. Aquella cuadrilla recién nacida, aquel
proyecto fue madurando con paciencia, y poco a poco, se fue cargándo de recuerdos
y de experiencias que le fueron dando
sentido.
Y
lo cierto es que viviron tardes de cargas inolvidables, sensaciones vividas que
los marcarían a todos para siempre. A
aquel joven inexperto lo terminarían convirtiendo en el hombre que acabó siendo, una persona marcada para siempre por
un sello de identidad del que siempre se
sentiría orgulloso a lo largo del resto de su vida. Un marchamo que siempre
llevaría a gala.
Había
ganas y mimbres para ello, había buena tierra donde sembrar, y lo principal de
todo, buena gente con los que trabajar, hombres buenos de los que aprender y a los que se terminaría queriendo, gente
con muchísima calidad humana que desprendían
a borbotones, impregnándolo todo, Nene
Carrillo, que en paz descanse, con ese saber estar, con esa medio sonrisa que
suavizaba los problemas y que hacía posible siempre el entendimiento y el
acuerdo, Paco el Comandante, que era el
poder y la fuerza, gladiador forjado en la batalla de la carga, el Niño Félix,
la sapiencia y la experiencia, el Majanillo, dueño del arte hecho molinete y la
voz que mandaba, estos y muchos otros
nombres, imposibles de mencionar a todos, que se bordaron con letras de oro en la
historia de esta cuadrilla para siempre.
Cargadores,
este es vuestro pasado, un patrimonio realmente valioso que no se debe rechazar
ni olvidar, porque estas son las raíces que le da consistencia y solvencia a
esta cuadrilla, raíces que os ancla en
la pureza de la tradición, de la que debéis beber y de la que debéis sentiros
realmente orgullosos. Cargadores, vosotros sois el agua y el sagrario vivo
donde se guarda todo esto. Sed conscientes de ello.
Sobre las aguas del muelle,
sobre las aguas
a un barco lo van meciendo
ajeno a cuanto ocurre
El agua lame con dulzura
sus palos de madera.
Sagrario vivo que guarda
la tradición más pura.
Sobre las aguas del muelle
sobre las aguas frías
un barco enorme es mecido
y en el sigue con vida
la esencia del arte.
Permitidme
que rescate hoy la memoria de aquellos hombres, porque así se lo merecen, porque fueron gente cabal, a los que quise de manera muy
especial, trabajadores de la madera, artistas de la carga hecha esencia, hecha
perfume, dicho esto obviamente, sin desmerecer a nadie, que todo el que se mete
ahí debajo, antes y ahora, todo el que
ofrece su esfuerzo y su trabajo, todo el que se entrega con ilusión y con
ganas, merece el respeto del mundo y el reconocimiento de todos.
Cargadores de
columna
Sagrarios Vivos
herederos de la
esencia
en vuestra
espalda descansa
el arte que sin
ser ciencia
nos emociona y
embriaga.
Cargadores de Columna
herederos de las normas
veladores del misterio
del secreto, del arte, y de las formas
Aquel
tiempo, aquella etapa fue realmente de las más importantes de mi vida. Y digo
esto en primera persona, porque yo era aquel joven, yo fui aquel tempranero
hermano mayor que tuvo la dicha de comenzar este y otros proyectos que han
perdurado a lo largo del tiempo, y que espero que permanezcan por siempre.
De
verdad que no podéis imaginaros lo orgulloso que me siento cuando veo a mi
hermandad en la calle. Semillitas que sembramos con mucho amor y que germinaron
y crecieron para dar al mundo bonitas flores. Son sueños hechos realidad. Sois
los hijos de un sueño.
Recuerdo
aquel tiempo y al hacerlo ya no me tiemblan las manos, ni me tiemblan las
piernas, ni la voz, pero si me tiembla el
alma, me tiembla el alma y me tiembla el cuerpo entero por dentro al recordaros
a muchos de vosotros, porque fuisteis
partícipes de aquel sueño, muchos de vosotros lo vivisteis conmigo, fuisteis
cómplices en la entrega, en el sacrificio, en la ilusión y las ganas.
Fuisteis
mis niños, y de alguna manera lo seguís siendo. Así lo siento porque sigo percibiendo,
como ya he dicho, vuestro cariño, algo más profundo que una simple
amistad, algo difícil de explicar y que
compartimos siendo conscientes de ello. Es como un sentimiento ancestral,
reconocimiento, respeto, mutua admiración, aprecio, no sé, de verdad que no sé
cómo explicarlo.
Cuando me veis por la calle y os acercáis a
besarme, como si fuera uno más de entre vosotros, como si jamás me hubiera ido,
todos esos sentimientos se hacen presentes, todo ese pasado, esos recuerdos,
renacen y fortalecen ese pacto no dicho,
ese acuerdo no escrito, de complicidad en el amor a Jesús de la Columna y María Santísima de
las Lágrimas. Algo que es innato en nosotros, porque eso es cuanto somos. Esa
es la esencia, esa es la verdad desnuda y pura. Vosotros, mis niños, no sois
mis amigos, sois mi familia, sois mis hermanos. Así lo siento y así lo digo.
Siempre, siempre, me he sentido orgulloso de vosotros.
Vosotros
sois el vínculo fuerte, el nexo de unión que hace posible el que esta Hermandad
sea grande. Lo importante de esta
hermandad, de todas al fin al cabo, al
margen de la devoción que se profese en cada una, son las personas, a las que hay que cuidar. Tened en cuenta que
puede haber personas sin hermandades, pero no puede haber hermandades sin
personas. En esta las hay notables, de muchísima calidad. Gente valiosa, buena
gente que hay que cuidar.
Cierro
los ojos al recordar aquel tiempo, y aquel tiempo se hace presente. Cierro los
ojos para recordar aquella pandilla de niños, y al abrirlos veo esta familia de
hombres, personas de bien que se forjaron, como yo, al amparo de esta devoción
teresiana que se adueñó por siempre de nosotros, esta imagen del Cristo Orante,
el Cristo de la Paciencia, el de la Divina Mirada, Jesús de la Columna.
Nacía
un sueño, nuestro sueño. Un sueño que se hacía toda una realidad y ante la que
hoy hay que descubrirse y quitarse el sombrero.
Cargadores de
Columna
cargadores de mi
Virgen y de mi Cristo
hijos de un
sueño
mis niños,
aquí vengo a
descubrirme ante vosotros
por cuanto
hacéis y sois.
Que esas ganas
de amarrar,
que esas ganas
de cargar
no os abandonen
nunca.
Que disfrutéis
ahí debajo
que lo sintáis
que vuestro
trabajo generoso
realmente sea
una oración,
el testimonio de
vuestra fe
con el que
consigáis, cada año
emocionarnos a
todos.
Son momentos,
momentos de
dicha que pasan
sutiles e
inadvertidos,
pero momentos
que te marcan
como la gota a
la piedra.
Momentos que te modelan,
que te forjan.
Y son personas
personas como
vosotros
las que sois y
las que fueron,
las que serán
mañana.
¡Que se pare el
mundo
que es la hora!
Que se pare el
mundo
que ha llegado
el momento
de golpear la
maera
Que ha llegado el
momento
de llamaros a la
gloria.
Tarde de gloria
de cielo azul
de terciopelo y
milagro,
de veleta
acariciada por los vientos.
Tarde de luces,
de mil velas
encendidas.
Tarde de miradas
escapadas,
de suspiros
contenidos,
de oraciones
guardadas.
Un toque para
advertir.
Un martillazo
fuerte que retumba sobrio
por las cúpulas
del templo.
Y todos callan.
El silencio se
hace cómplice
del sentimiento
profundo
de la emoción
desbocada
del alma que
esta embriagada
de corazones que
tiemblan.
Escalofrío en el
cuerpo,
un nudo
insoportable en la garganta,
una sensación
que embriaga
de borrachera o
locura.
Quiero mirar y no puedo,
que mis ojos se me nublan
por la emoción de sus Lágrimas,
Lagrimas que irán al cielo
en su pasito de palio
en su altar de terciopelo.
Shcccc. Shcccc.
Callad, por
favor callad,
Y vivid este
momento.
El segundo
toque,
y el mundo se
para,
y la respiración
se entrecorta,
y vuestros
cuerpos se templan
metiendo el
cuello dispuesto
bajo la almohada
amiga.
A tu lado el hermano
que te aliviará
en los momentos
malos,
extenuación que
tu pasas
al lado de quien te quiere,
amistades que se
fraguan
en la igualdad
absoluta
en la oscuridad
de abajo.
Hermandad que se
vive,
hermandad que se
respira,
la hermandad que
no es palabra
sino sensación y
vida.
Ese que te
quiere y cuida
compañero fiel
en la fatiga.
Todo está dicho.
Todo está hecho.
Ya nadie habla,
solo la voz de
la sabiduría,
la voz de quien
manda,
se atreve a
preguntar
si estás
dispuesto
a darte por entero
al mundo,
a darte todo.
“Compare, estamos??
Cuando quieras, niño…”
Esa es la voz
que ordena
con tono de
comandante y brío.
“Pues al cielo
con la Reina,
¡Toca!”
Y el mayordomo
lanza el martillo
que por tercera
vez golpea
haciendo temblar
los muros.
Y ya nada es
igual
Y ya nada es lo
mismo.
El silencio se ha
roto
en la maera que
cae
sobre vuestros
cuerpos erguidos
para aplastar
vuestros hombros.
Y ese palio, ese
trocito de cielo
cimbreará como
un junco en la laguna.
Y ese palio,
hermano,
será un año más
mis temblorosas piernas,
y mis
temblorosas manos.
Ese palio
volverá a ser nuevamente mi temblorosa voz
será recuerdo,
será tiempo,
y será personas.
El Nene, Nene
Carrillo, y Manolito Fraga,
Será José Luis
Flores,
padre e hijo,
Antonio Romero
Antonio Rincón
y J.J., como siempre le llame
y que nunca
quiso.
Y serán muchas
personas
todas las que
fuimos
las que somos
las que seremos
Sonaran los
caireles golpeando sus varales
y ese palio azul,
ese trocito de
cielo
serás tu mismo
de nuevo.
Y en él te veré otra
vez,
en él
comulgaremos,
en él
resucitaremos
y volveremos a ser,
y volveremos a
estar.
Todos los años lo mismo,
todos los años igual
Tarde de
Domingo,
bendito milagro,
en la que el
tiempo se para.
¡Que se pare el
mundo!
Que a mi virgen
de las Lágrimas
la han tirado
para el cielo
Y allí ha
llegado
por la Gloria de
Dios
y por la fuerza
de sus hijos
que la quieren
con locura.
Al cielo con María
la Virgen.
Al cielo con
ella.
Al cielo con la
Madre de Dios.
Al cielo con mi
virgen de las Lágrimas,
Reina de todas
las Reinas,
Virgen de todas
las Vírgenes.
Que no hay en la
Isla un palio
más bonito que
este paso
de terciopelo
bordado.
Virgencita de las Lágrimas,
con tu carita bonita
acaricias tu las almas
de los que tanto te quieren
que te rezan y te cargan,
esos que al cielo te tiran
con la bendita esperanza
de acercarte hasta tu hijo
y llevarte hasta tu casa.
Ruego a D. Jesús Moreno Pérez.
Saetero, suba al estrado para
deleitarnos a todos con su cante. Revivamos el momento en el que él, siendo
cargador de esta cuadrilla, rompía una oración por seguidilla en la primera levantá.
Momentos inolvidables de escalofríos, que aún siguen emocionando al
recordarlos.
SAETA
Son los momentos
los que nos marcan, instantes que se viven, experiencias que se comparten y que
son los que crean este sentimiento de hermandad sincera.
Momentos,
historias
que vivimos al tiempo
que
terminan y comienzan,
que se repiten de nuevo.
que se repiten de nuevo.
Momentos,
instantes de la vida con luces y sombras,
llenos de valor o miedos.
instantes de la vida con luces y sombras,
llenos de valor o miedos.
Momentos,
son momentos
de libertad o de gloria,
de caídas o de vuelcos,
de libertad o de gloria,
de caídas o de vuelcos,
son momentos y personas.
Porque la vida es eso,
un viaje por los sueños,
para alcanzarlos al tiempo,
un viaje por los sueños,
para alcanzarlos al tiempo,
de convertirlos en momentos.
Y
personas,
hijos de un sueño,
hijos de un sueño,
hombres elegidos
por la Gracia de
Dios
para portar
sobre vuestros hombros
el peso de su
bendito hijo.
Cargadores de Columna,
sois esos, precisamente
eso,
momentos y
personas que pasaran,
que quedarán
gravados
en la retina del
tiempo
y volveréis en
recuerdo.
Sabed esto,
tenedlo siempre
presente
.
Felicidades por
esta conmemoración tan importante
que hoy
celebramos.
Que sepas que no todos pueden tener la dicha
de estar ahí
debajo,
de vivir esos
momentos
momentos que te
marcarán
y modelarán la
persona que terminarás siendo.
¡Que lo vivas
intensamente!
¡Que lo
disfrutes,
y que yo lo
vea.!
Permítanme que antes de terminar, me
acuerde de alguien de quien no puedo olvidarme en este día tan especial.
Te reverbero por ser tu mi
filantropía,
en mis noches y en mis días,
donde todo te evoca.
Levantá sentía de estos
hombres que conozco
y que te quieren como yo.
El cielo azul que se torna
en morado sagrado de pasión
sencilla.
Masculino escalofrío de
pasado hecho presente
de rallos de sol hirientes
que lo alumbran todo.
Caracolas de luces.
Caracolas oscuras,
marrones como sus ojos,
caracolas de velas
que eternamente arden
en el recuerdo de un tiempo
en el que fuiste el centro
de todo.
Cargador,
sobre tus hombros un navío,
y arriba con gran tronío
ese Jesús bendecido
que soporta sin quejarse
el lastimero crujido
de un látigo aterrador.
Cargador,
sobre tus hombros ese barco
y arriba el conquistador
de corazones y alma
el bueno de mi señor
con su bendita mirada
A él me dirijo y le pido:
Cuídalos Señor,
te digo yo en mi oración.
Cuida sus cuerpos,
que generosos te ofrecen
esa ofrenda de sacrificio y
esfuerzo.
Cuídalos Señor,
y no los olvides, nunca.
Cuídalos Señor
y no los olvides
como yo tampoco me puedo
olvidar de ti.
¿Acaso alguien pensó que me
iba a ir de aquí
sin despedirme de ti?
Déjate llevar Jesús,
déja una vez más que sean
ellos
quienes te lancen
en levantá inmortal
que sepa a tierra de aquí,
que sepa a mar y olas,
que sepa a levante.
¿Quién pudo pensar Señor
que me marcharía de aquí
sin despedirme de ti?
Si eres el centro de mi vida,
si eres el eje, el motor y
el sentido.
A las banditas hijo, con
fuerza y con fe.
A las banditas hijo,
con esperanzas y orgullo,
mirando esos ojos suyos
esos dos inmensos alaridos
grandes
que proclaman, que pregonan
la grandeza del humilde
hecho Dios.
Revolución de los sencillos
¿Es que no los ves?
Ojos abiertos que miran
por señalarte, cargador
el punto exacto
de lo más importante:
su Amor.
Y te miran a ti,
Y me miran a mí,
¿Es que no te ves?
Quererte, mi Jesús, Rey sin
espada
armado de bondad y de alegría
Soberano Real de la bahía,
Señor de esta Isla evocada.
armado de bondad y de alegría
Soberano Real de la bahía,
Señor de esta Isla evocada.
Lo que has sufrido, Jesús, y aún es nada
para el daño que te haremos todavía
agrandando sin querer esa agonía
que nos muestras en tus
llagas.
Amarradas tus manos a esa columna
abierta de par en par tu
santa espalda
sin que se muestre el dolor
en tu mirada.
Tu eres el consuelo, eres la
luz y la alegría
y allí estás siempre
al amparo de la oración
sentida,
como bastón donde apoyarme
como razón y fuerza.
Yo miraré, Señor, si es que aún puedo
para buscar en tu figura atada
mi fe plena,
que se acrecienta, Jesús, a sólo verte.
que se acrecienta, Jesús, a sólo verte.
Anclado a tu Columna yo me quede,
para volcar sobre ti mis tristes penas
sabiendo que serás tú, y solo tu
quien vencerá a la muerte.
¿Quién se pensó Jesús
que yo me iría
sin acordarme de ti,
sin verte?
Yo no me puedo marchar
sin gritar a viva voz
la inmensa suerte
que yo he tenido al tenerte.
Que es imposible mirarte
y no quererte,
Que es imposible Señor.
Que yo no me voy de aquí
sin dedicarte
estos versos de amor que con
mi arte
te regalo hecho oración.
Que yo no me voy, Señor,
que yo no me voy de aquí
sin nombrarte,
sin decirte que te quiero
que yo me acuerdo de ti
y que en ti muero.
Ignacio Bermejo Martínez
Presentación del cartel de
los Cargadores de Columna
Cuaresma 2016
26 de Febrero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario