martes, 22 de mayo de 2018

HASTA EL CIELO FUI BUSCANDO.



Tras el fin,
cuando todo se acabó,
la cuerda del laúd
vibró como una garganta,
y en la puerta grande, que se abrió,
rechinó, cansina, la bisagra.

Acógeme Señor, que yo,
nunca fui cigarra,
que yo,
titiritando de frío
hasta aquí vine buscando
al gitanillo que canta,
al niño que con su voz
me ha desgarrado el alma.

Aire, aire,
palmas, palmas,
jilguerillo puesto al sol
por su mare en la ventana.

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