jueves, 27 de enero de 2011

Era tan risueña que llamaba la atención. Yo me fijé en ella nada más verla, sentada en el escalón de la casapuerta del bloque donde vivía, como una más de aquel coro de niñas que disfrutaba jugando, o hablando simplemente, cada tarde, al salir de la escuela.

No recuerdo exactamente en qué curso estaba, ni siquiera cual era su nombre, pero a ella no la olvidaré jamás, vestida con aquel uniforme de colegio de pago, con su falda a cuadros, formando tablas perfectamente planchadas, su polo blanco, ceñido a su menudo cuerpo de adolescente, sobre el que ya iban despuntando los vestigios de la mujer que sería, sus calcetines azules, estirados sobre sus piernas hasta el límite de sus rodillas, y su redonda cara, salpicada de pecas, con una expresión divertida y una sonrisa radiante, propia de un anuncio Profident.

Y no es que yo fuese un Don Juan, ni tuviera dotes de casanova, nada de eso en absoluto, por que por aquel entonces carecía de cualquier experiencia amatoria, y no digamos ya sexual, tabú con el que me sonrojaba de sólo pensarlo. Que yo recuerde, ella fue a la primera mujer que miré como tal, aunque reconozco, sin vergüenza alguna, que lo hice sin saber que lo estaba haciendo.

Yo entonces era un pazguato. Un chico como cualquier otro, en cuya cabeza, además de los quebraderos que producía las mates, la lengua o el latín, sólo había balones y botas de fútbol. Hasta entonces no se me había pasado por la cabeza la posibilidad de ser algo distinto a futbolista. Estaba convencido de que yo había nacido para eso, de que ese era mi destino, y en aquel mundo, esencialmente de chicos, las chicas eran siempre algo secundario, al menos para los juveniles de primer año, porque los mayores iban cambiando de idea en la medida en que se acercaban a los dieciocho años de edad.

Desde aquella tarde que me quedé pasmado, y casi sin querer fui repitiendo cada día mi itinerario, para pasar por delante de ella, siempre a la misma hora, y siempre mirándola desde lejos, con la vaga esperanza de que alguna vez, ella me mirase y reparara en mi de la misma forma que yo en ella.

21 comentarios:

Mercedes Ridocci dijo...

¡Que entrañable escrito!

He estado mirando tu blog: ¡Menudo CV que tienes!
Es un honor para mi que me hayas visitado y dejado tu huella.

Seguiré leyéndote.

Un abrazo
Mercedes.

Pilar Abalorios dijo...

Que sencillo relato de profundas confesiones, el primer amor de la mano de la conciencia real de la diferencia.

Un saludo

Mevalerym dijo...

Cada quien tendrá su historia. La tuya es muy linda.

Towanda dijo...

Una historia encantadora del despuntar al amor de un joven cualquiera.
Lindísima.
Un abrazo.

Irene dijo...

Me parecen preciosos los recuerdos juveniles.
Y sobre todo, el primer amor.Es una experiencia pura, cándida, maravillosa.
Creo que de adultos no debemos perderla.
Un abrazo.

MAJECARMU dijo...

Ignacio gracias por tu visita.
Llego a tu blog y mis ojos se enredan entre tus letras,evocando al mismo tiempo imagenes parecidas,que aún laten y respiran como parte de nuestra esencia.

Todos somos tan parecidos,que tenemos la sensación de que ya nos conocíamos.

Te dejo mi gratitud por tu sencillez y claridad.
Mi abrazo grande.
M.Jesús

Mercedes Pinto dijo...

Qué amores más limpios y cristalinos aquellos de los dulces años. ¿Quién no ha tenido un amor en secreto?
Muy bonito texto. Un placer leerte.
Besos.

Isabel Moncayo Moreno dijo...

Recuerdos de niñez, volver, que se dice, allí donde se fue feliz, un recuerdo entrañable y bien descrito, hasta el final has dejado esa intriga de si ella sentía lo mismo y te develvía la mirada, pero ahí está la vida,o lo vivido, sea como fuere, un texto, repito, entrañable.

Un abrazo

M. J. Verdú dijo...

No sé si este escrito tuyo es autobiográfico pero me parece tierno y propio de un narrador sensible, que escribe a partir de la observación de las emociones.

¿Puedo hacerte una pregunta indiscreta, Ignacio? ¿Al final conquistaste su corazón?

filo dijo...

sumamente delicado como los bellos recuerdos de la adolescencia...

un placer leerte, Ignacio

juanini dijo...

Me veo identificado en tus palabras, bello texto aunque a diferencia tuya nunca quise ser futbolista de echo ni me gusta el futbol,que recuerdos más bonitos me has hecho sentir,gracias amigo.Juan Cruceira

Anónimo dijo...

me ha gustado tu blog....me parece que relatas de una forma sencilla y a la vez cargada de esa retorica que hace posible que los que no tenemos esa capacidad.... sintamos vèrtigos en cada una de tus lineas....me harè seguidor tuyo..
fus

su dijo...

Hola Ignacio, venía a agradecerte tu paso por mis blogs y gracias a ello he podido conocerte un poco, me gusta como escribes así que con tu permiso me quedo :)

Saludos de otra tauro.

TORO SALVAJE dijo...

Ese despertar es inolvidable.
De repente el mundo parece otro.

Saludos.

MTeresa dijo...

Hola
es un relato interesante
y nostálgico
con todos los que he leído
de tu blog
he pasado un buen rato,
gracias.

Gabriela Palomino dijo...

A los años que me paso por Ica...Te recomiendo una película mexicana "Amar duele" o algo así; narra tan literalmente lo que tu describes en tan sólo unas lineas, hermosamente.

Gabriela.

pepe dijo...

Hola Ignacio, soy jose Batista compañero de Jesús Catalán se de ti por los artículos en San fernando información y por lo que me han hablado los compañeros Antonio y Jesús. Posiblemente este no sea el lugar mas apropiado para hablar mi novela (la primera) por eso me gustaría hablar contigo en persona.Bueno y ya que estoy aquí aprovechar para decirte que aparte de los colegas ,son tus oportunos y coherentes artículos con mi forma de pensar lo que me han llevado hasta ti. Un saludo y nos vemos.

Anónimo dijo...

Ignacio, ¿qué opinas del aborto?

Humberto Dib dijo...

Hola, ando visitando espacios que suelo ver en los blogs de amigos, el tuyo aparece en varios de ellos. Me pareció muy bueno, así que voy a quedarme por aquí como seguidor.
Si tienes ganas, te invitó a pasar por el mío.
Un saludo desde Argentina.
Humberto.

www.humbertodib.blogspot.com

Cinzia Procopio dijo...

Gracias por pasar por mi blog y dejarme unas bellas palabras. Tu post es entrañable. Recibe un abrazo.

Luján Fraix dijo...

GRACIAS POR VISITARME.
TIENES RAZÓN, LA POESÍA SE SIENTE PERO YA TAMBIÉN PIENSO QUE ES UNA PEQUEÑA OBRA DE ARTE Y COMO TAL A VECES HAY QUE PULIRLA PARA EMBELLECERLA.
ES UNA OPINIÓN MÍA POR SUPUESTO.
TE MANDO UN BESO