lunes, 17 de octubre de 2011

Naufragio de ver


Mientras tu luna abierta

derrama sus tristezas
me miro en el espejo.

Es hora de mirar, mirar de frente
de sentir el doloroso trance verdadero.
Es hora de asentir, de vivir o de morir.
Es hora, es la hora.

De la tristeza, arada como tierra,
de la congoja verde como un huerto
que pare plantas vivas
ha de nacer la luz.

La luz que es el pecho de una mujer muy triste,
pequeño como la voz de los callados
y grande como un mar sin horizonte
que sabe de silencios y de ausencias.

Me miro en el espejo
mientras tu luna abierta
derrama sus tristezas,
sabiendo que es la hora,
y no encuentro el momento,
ni la palabra justa,
ni el esperado gesto,
y  agacho la cabeza,
vencido como un muerto
que escapa de la vida,
huyendo con  sus miedos. 


7 comentarios:

Pilar Abalorios dijo...

No siempre es el valor el que impulsa el paso.

Me ha encantado el poema, llega muy dentro.

Anónimo dijo...

A veces es difícil encontrar las palabras justas.
bonito poema.
Feliz semana

Francisca Quintana Vega dijo...

Hora de vivir...o de morir. Pero a veces, morir es seguir viviendo y a veces, hay que morir para volver a vivir. Un poema tan real como la vida misma. Un saludo.

Katy dijo...

Hay momentos verdaderamente difíciles en dónde los silencios son más elucuentes que las palabras.
Mirarse en el espejo a veces nos muestra ccómo somos en realidad.
Un abrazo

Ana dijo...

Melancolico y bonito a la vez!

LoLa dijo...

Gracias Ignacio por tu visita y comentario en mi blog.
Maravilloso poema, siempre, siempre hay que ser uno mismo.
Besos

fus dijo...

Un explèndido poema aunque no dejas abierta una puerta a la alegria.

un fuerte saludo

fus