domingo, 14 de octubre de 2007

La Ley de la Memoria Histórica.

Hay que ver la que están dando los de derechas con la entrada en vigor de la Ley de la Memoria Histórica. Parece como si con ello quisieran refrescar el franquismo como contraposición, y eso es realmente ridículo, porque lo cierto es que ni los del PSOE son un resquicio del bando republicano que perdió, ni los del PP son los herederos de Franco.
Luis del Olmo explicó el significado de esta ley, desde la sensatez y la honradez que le caracterizan y que tanto echo de menos en la España de hoy. Según él, sólo se pretende tratar de la misma forma a todos los muertos que cayeron por España, sin distinción de bando. El PP ha de reconocer que hasta ahora sólo nos hemos acordado de los que cayeron del bando nacional, y eso, a tenor de que los efectos nocivos de aquella guerra deberían de estar ya más que superados, es un tanto injusto, pues tan españoles eran los unos como los otros. Visto así, no es tan problemática esta ley. Opino que en su trasfondo sólo encierra una oleada de generosidad para aquellos que con la derrota lo perdieron todo: sus vidas, sus familias, y hasta su memoria. Creo que puede ser hasta positivo revisar la historia de aquella afrenta y recordarla como una guerra entre hermanos. Algo terrible que no se debería repetir jamás.
En virtud a un criterio parecido, la misma Iglesia pretende homenajear a todas las víctimas religiosas que perecieron derramando su sangre y entregando sus vidas por la fe, celebrando una multitudinaria beatificación próximamente en Roma, y a nadie parece molestar. A mí tampoco, pues me parece hasta lógico que así se haga, pero con ello ¿no hace la Iglesia lo mismo que trata de hacer el gobierno? Pienso que es hasta saludable, y por tanto no deberíamos escandalizarnos ni por lo uno ni por lo otro, los españolitos del presente, como digo, ni somos los descendientes de Carrillo y La Pasionaria, ni los herederos de aquel régimen dictatorial.
No obstante, lo que sí me resulta lamentable, es que nuestros políticos no se den cuenta de que con esta afrenta reavivan unas minorías muy radicales que creía del todo desaparecidas, pero que aún siguen existiendo para vergüenza de todos, porque supongo que así será tanto para el PP como para el PSOE que un grupito de exaltados increpen al Presidente del Gobierno el día de la Hispanidad con banderas fascistas y al son del cara al sol. Estos energúmenos son tan exaltados y violentos como los republicanos que quemaron la foto del Rey, y si todos los políticos se desdicen de los segundos y dan muestras de apoyo y de lealtad al Rey, también deberían criticar lo primero, sobre todo los seguidores de Rajoy, porque de no hacerlo, estarían trasmitiendo la errónea idea de que en el fondo realmente se sienten representados por aquella banderas con águila que ondearon en el pasado. Yo no digo que no haya oposición. Eso sería una aberración estúpida. La oposición es necesaria en democracia, pero lo que sí pido es una oposición muchísimo más sensata, menos injuriosa, muchísimo más leal y cívica, y por supuesto, menos sucia. Aquí no debería valer todo, tal y como parece. A mí me da la sensación de que el PP no se acostumbra, o no sabe ser oposición. Probaron lo que significa gobernar en democracia y pretenden hacerse con el poder a cualquier precio y eso no puede ser. Prueba de ello es el ridículo video que han editado con el “Somos España” , como si ellos solos, cual “Pueblo de Israel”, fuera los dueños del Estado. ¡No señor! No somos España. Sólo somos españoles, y no le corresponde en absoluto a Rajoy dar ese mensaje de Estado usurpando la función de Su Majestad. Él no es el Rey, ni encarna a España, por tanto ese video es un insulto para Don Juan Carlos y para todos los españoles.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Ignacio. Me ha encantado la sorpresa de que publiques tus artículos en un blog, siempre me han resultado interesantes y sobre todo me han hecho reflexionar sobre aspectos que sin tu ayuda no hubiera podido descubrir. Un abrazo de un amigo desde hace muuuuuuuuchos años, Agustín.