martes, 31 de marzo de 2009

Un par de despropósitos municipales.

Supongo que con la intención de normalizar las relaciones existentes entre las Hermandades de San Fernando y el Ayuntamiento, se ha propuesto por parte del Jefe de Protocolo del Consistorio unas normas reguladoras, que ciertamente eran necesarias, pues todos somos conscientes de que si a los actos cofrades se invita a las autoridades municipales, éstas deben ser tratadas y atendidas en los términos pertinentes. En eso estamos todos de acuerdo. Por tanto, es justo felicitarles por dicha iniciativa, con independencia de que luego, en la practica, se ajuste o no a la realidad, pues como bien manifestó el Cuarto Teniente de Alcalde, Señor D. Francisco Romero, estas normas son meramente una sugerencia a tener en cuenta, debiéndose ajustar luego a cada caso en particular.
También comentaba D. Francisco Romero, que si se respetaban estas normas en la medida de lo posible, le facilitaríamos su labor de asignar responsabilidades de asistencia y representación a los actos a los que el Excelentísimo Ayuntamiento sea invitado, puesto que por sus manos pasa toda la documentación que las Hermandades remiten a tal efecto. Este esfuerzo realizado, tanto por el Cuarto Teniente de Alcalde, como por el Jefe de Protocolo, es de agradecer, pues se hacen evidentes sus buenas intenciones. No obstante, y ya en un ámbito político, la relación entre el Ayuntamiento y las Hermandades no pueden quedarse solamente en eso, en buenas intenciones, pues es más que necesario que se cumpla realmente con el compromiso de colaboración que debe reinar entre las instituciones, lo que no está ocurriendo hasta el momento.
Por ejemplo, es más que reprochable el descuido que se ha tenido con la Hermandad del Prendimiento, que había programado un Vía Crucis por el interior del Parque Almirante Lahulé el pasado día 30/03/2009, a partir de las 20:30 h. llevándose la desagradable sorpresa de encontrarse con la verja cerrada a cal y canto, a pesar de haberlo solicitado con la suficiente antelación, según consta en el sello de entrada en el registro del 12/03/2009. Para poder entrar, la policía local tuvo que cortar el candado con una cizalla. ¡Vaya numerito!. No quiero pensar que esto ocurra por tratarse del Prendimiento, pues eso sería entonces harina de otro costal. Prefiero creer que lo ocurrido se debió tan sólo a un descuido. No obstante, es más que sospechoso que justo a la mañana siguiente, más de una decena de operarios municipales se encontraran podando las mismas ramas que el día anterior habían estorbado el normal procesionar de Jesús del Prendimiento, quien tuvo que lamentablemente sortearlas a cada paso, con el consiguiente deslucimiento del cortejo.
También quiero manifestar, obviamente a título personal, mi malestar por lo ocurrido en el pregón de Semana Santa, en donde el micrófono averiado deslució ingratamente la ceremonia. Es difícil de creer que estas cosas pasen en el Real Teatro de las Cortes, máxime cuando en este mismo lugar se celebran importantísimos actos institucionales, en los que todo se controla al milímetro. Estos fallos no se pueden permitir, menos incluso cuando su alquiler resulta tan costoso. Pues dicho queda. Que conste que no es mentira ni exageración nada de lo que denuncio, pues en ambos casos he sido testigo directo y sufridor, al mismo tiempo que centenares de personas. No es una crítica destructiva, aunque algunos así lo quieran entender. Es sólo una queja por las cosas que se hacen mal, con la esperanza de que se corrijan. Esa es la verdad.

1 comentario:

Silvia dijo...

holis!espero se resuelvan este tipo de problemas que no ayudan ala buena convivencia.
besotes y abrazos de oso.
silvia cloud