Llega el momento, por cierto muy esperado por casi todos, en
que el país entero echa el cerrojo y se cierra: Agosto. Y es que, reconocerán que, en este mes se paraliza absolutamente todo,
especialmente la administración pública, la política y la prensa. Pues bien,
dada esa circunstancia, tenemos que aprovechar la ocasión.
Si ya es difícil solventar a la primera cualquier trámite
administrativo en un ayuntamiento, o en cualquier otro estamento de la
administración pública, ni se imaginan lo complicado que les puede resultar
hacerlo en el mes de agosto, cuando casi todos los funcionarios se han ido de
vacaciones, y el que se queda, el pringao de turno, está cabreado consigo mismo y con el mundo, por
haber sido él y no otro, el
desafortunado que se queda al frente del chiringuito, aunque sólo sea para abrir y cerrar las puertas, que a veces,
ni siquiera para eso valen.
En cuanto a la política, no es ya que se paralice, es que
desaparece totalmente de nuestras vidas, hasta el punto de que llegado el caso que surgiera algo realmente relevante sobre
cualquier asunto político, algo que reconocerán es muy improbable, nos
quedaríamos la mayoría con la cara partida a nuestro regreso, allá por los
inicios del mes de septiembre, al darnos cuenta de que nos hemos descolgado del
culebrón que seguimos a diario, y es que la política, por más que nos pese, se
ha convertido en eso, en un culebrón marujero.
No me negarán que necesitamos un descanso de tanto Barcenas ,
Rajoy,
los Eres, la Juez Alaya y de
todos esas teleseries sin fin que nos escandalizan un día sí y el otro
también, tratando de dar sentido a nuestras aburridas vidas de curritos
anónimos, llenando portadas, páginas de periódicos y noticiarios de sobremesa. Mentiras, mentiras y más mentiras, noticias
creadas al gusto del bolsillo que las paga, ideadas para manipularnos, para
engañarnos, para alienarnos y conseguir situarnos en el bando que les interesa,
extirpándonos nuestro sentido crítico y en el peor de los casos incluso nuestra
voluntad.
Con el veranito, no sólo sentimos la necesidad de refrescar
nuestros acalorados cuerpos, sino que también se hace necesario, muy necesario,
enfriar nuestras calenturientas y
atormentadas mentes, porque lo cierto es
que estamos cansados de una amarillenta actualidad que nos desborda por
increíble e inesperada, de ese tormento de rodillo que nos encasilla y nos
aplasta.
Un consejo que les doy: Aprovechen el tiempo libre del que
disponen para leer un libro, un buen libro que les sirva para distraerse y para
enriquecerse como personas, uno de esos que se van saboreando lentamente y que
le dejan a uno ese regustillo sumamente agradable en el imaginario paladar de
nuestras mentes. Uno de esos libros que
se van disolviendo poco a poco, como
azucarillo en una taza de café bien caliente. Lean hasta hartarse, hasta
que sus ojos no puedan más de cansancio y se les cierren los párpados abatidos,
y cuando eso ocurra, dejen que el peso de ese libro venza
la mano que lo sostiene para que les caiga sobre su pecho, y ustedes
recolóquense sobre la hamaca, busquen la mejor postura y duerman. Duerman tanto como puedan, hasta que se hayan
desquitado de todo el cansancio acumulado durante el año, de todo el stress que
les aflige el alma. Y cuando se despierten, dense un baño, en la playa o en la
piscina, donde más les guste, y tómense un mojito, uno o dos, que tampoco es
malo excederse en la vida de vez en cuando.
La televisión úsenla exclusivamente para distraer o divertir
a los niños, entreténganlos con ella para evitar esos momentos “tan porculeros”
con el que los críos les atormentan de
manera inconsciente. Pierdan la radio en
el cajón más recóndito que puedan encontrar. Olvídense de oír noticias, total, créanme, en agosto serán un fiasco, siempre lo son por
regla general, así que ocúpense de de
dejar curar sud almas, porque es necesario restaurar el espíritu de vez en
cuando, porque hace falta coger fuerzas, muchas fuerzas, toda la posible, para
seguir viviendo cuando de nuevo regrese el mes de septiembre y con él, toda la
carga de cruda realidad que nos aplastará y nos amarga sin compasión, sin respeto y sin miramientos, como si
fuéramos unos míseros gusanos.
Disfruten, disfruten de sus amigos, de sus familiares, disfruten de
ustedes mismos. Aprovechen este tiempo en el que se nos permite por un plazo no
mayor de cuatro semanas, volver a ser personas de la misma forma que los
animales son animales, o las plantas son
plantas, un tiempo de relajación y paz y en que la manipulación y la extorción
mediática y política se disuelve como sal en agua, un tiempo en el que, al
menos de momento, podemos seguir viviendo, simplemente viviendo, sin tener que
trabajar ni dar cuentas a nadie.
Disfruten, disfruten
tanto como puedan y sean felices. FELIZ
VERANO.
Ignacio Bermejo
Martínez.
2 comentarios:
Haré todo lo posible por ser feliz y disfrutar de cada minuto. Seguiré leyendo que es la mejor forma de disfrutar y cuando llegue septiembre seguiré disfrutando ajena a los culebrones de la política. Feliz verano.
Feliz verano. Revisando uno de mis post en unos de mis blogs Pasitos, encontré un bonito comentario tuyo fue hace dos años.
Y cuando esto me pasa suelo vitar nuevamente a la gente que un día fue amable por si sigue en esto del mundo virtual.
Felices vacaciones
P.D. No estoy buscando seguidores
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