De repente,
recuerdo el suave tacto de la mano de mi padre
acariciándome mientras
contemplábamos el belén. Cierro los
ojos y puedo percibir incluso el intenso sabor de su copa de anís, el olor a
canela de la caja de polvorones recién abierta, y el sonido de aquel villancico
que siempre cantaba mi madre: “La Nochebuena se viene, la Nochebuena se
va, y nosotros nos iremos y no
volveremos más” ¡Qué ajeno estaba entonces de cuanta verdad, y tan cruda,
contenía aquella entrañable cancioncilla!
Hoy, transcurridos
muchos años, de nuevo frente al belén
recién montado, siento, como puñaladas en el alma, la ausencia de aquellos
seres queridos, pero a pesar de ello, estoy contento, me siento pleno y
feliz, porque ahora soy yo quien
acaricia la cara de mi hijo mientras me tomo la copa, y es mi mujer quien
canta.
Por eso,
querido amigo, aprovecha este instante y brinda conmigo, porque la felicidad
está hecha de pequeños momentos como este, que pasan y no vuelven nunca.
Feliz Navidad.
Ignacio Bermejo Martínez
1 comentario:
Brindo por ti amigo, aún queda para la navidad, pero ya está en escaparates y demás, la noto menos en el ánimo de la gente, que estamos tristones por todo lo que la casta política está montando, ellos si, entre los que se fueron y los que vinieron montaron el belén y sus prtensiones y villancicos son otros...en que gran problema se han convertido estos políticos de la democracia...pero perdona, no quiero enturbiar tu bella entrada con el fango, asi es que te deseo que las disfrutes mucho en compañía de los tuyos.
Chin chin Ignacio y mi abrazotedecisivo
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