viernes, 24 de agosto de 2007

Overbooking en las bibliotecas.


Lo cierto es que me he quedado perplejo al saber que las bibliotecas de San Fernando se encuentran en situación de overbooking. ¿Eso es verdad? En cierta forma es una buena noticia, a pesar de los trastornos que lamentablemente soporta la población estudiantil, que no encuentra un lugar apropiado donde instruirse y se tiene que trasladar a Cádiz, problemática que debiera tener muy en cuenta la delegada, Maria José Suárez, para buscar alguna solución con la mayor urgencia, aunque resulte complicado.
A mí de, momento, se me ocurren tres posibles sugerencias: Ampliar las instalaciones, agrandando las bibliotecas existentes, incrementar el número de éstas, o aumentar su rendimiento, usándolas durante un mayor número de horas al día, porque lo cierto es que clama al cielo que solamente estén abiertas por la mañana.
Seguro que hay quien piensa que es lógico, teniendo en cuenta que nos encontramos en periodo estival, época del año en la que casi todos los trabajadores disfrutan de lo que socialmente conocemos como “jornada intensiva”, y que en verdad no es otra cosa que agrupar las horas de la jornada diaria, ocho por regla general, y realizarlas de una vez para evitar especialmente el calor del mediodía. Pero no es eso lo que se hace en la mayoría de los centros públicos, donde la saludable costumbre veraniega se interpreta reduciendo el horario de trabajo, cosa que no estaría mal si con ello no se perjudicara a muchísimos estudiantes que se preparan la selectividad, o las asignaturas que suspendieron en julio.
Existen ciertos conceptos que son irrebatibles, o al menos así debiera ser. Uno de ellos es el poder de la lógica, y otro la existencia del derecho natural.
Por lógica puedo afirmar, sin miedo a equivocarme, que criticar la reducción laboral que disfrutan algunos afortunados en verano, producirá, sin lugar a duda, más de un rechinar de dientes, ya que obviamente es una situación de privilegio a la que difícilmente querrán renunciar, pero si son justos, entenderán que existe otro colectivo, los estudiantes concretamente, que están demandando un servicio en esta época, a pesar del calor, y tienen todo el derecho a ser atendidos convenientemente. Es una pena que no estemos en campaña, pues de estarlo este problema estaría subsanado.
Sabemos que el derecho de uno termina donde empieza el del otro. Por tanto, aunque está muy bien que durante unos determinados meses del año se reduzca la jornada, no se puede ni se debe hacer a costa de sacrificar los derechos de nadie. De verdad que siento centrarme en exclusivo sobre esta posibilidad, pero comprenderán que es la más razonable, pues cualquier otra solución sería muchísimo más complicada y costosa. No obstante, tampoco deseo cargar las tintas contra nadie, pues reconozco que ni siquiera sé, a ciencia cierta, si la solución del problema pasa por aumentar la jornada laboral de los funcionarios. No obstante, reconocerán que es injusto que las bibliotecas estén cerradas por las tarde en verano. ¿Por qué tiene que ser así? Trabajar en una biblioteca no es como hacerlo en una obra, poniendo ladrillos a pleno sol. Es un trabajo mucho más cómodo que pude permitir perfectamente mantener la jornada partida durante todo el año, más aún si existe tanto público como parece, a raíz de la denuncia que realiza Ricardo Rodríguez, Secretario de Juventudes Socialista, aunque esto sea toda una contrariedad para los trabajadores, que se verán con el inconveniente de no poder ir a la playa durante la semana. Como podrán comprender, en absoluto pretendo esto, pero si pido una solución razonable que beneficie al mayor número de personas, y perjudique a cuantos menos mejor. Si ampliar la jornada es una solución inviable, que al menos se incremente la plantilla. Es lógico, ¿no?

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